Iana Bennett.
Salí de mi casa caminando a paso apresurado encontrándome a Max con una Hummer negra, llevaba la misma ropa que esta mañana, sonreí caminando con mi maleta en mano hasta llegar enfrente de él y morder mi labio inferior.
— ¿Así que tu chica eh? — Inquirí sin dejar de sonreír, el me miraba con sus labios curvados para recostarse en la camioneta.
A lo lejos vi como gente a nuestros alrededores disimulaban para tomarnos fotos, miré a Max seria viendo como tomaba mi maleta y la subía al auto.
— Esta hermosa.
Hablo viendo a las personas con sus cámaras y sonriendo. Max pasó su brazo por mis hombros abriendo la puerta de copiloto, entré acomodándome en el asiento. Max rodeo el auto abriendo la puerta, comenzó a conducir entrelazando su mano con la mía.
— Tengo una sorpresa preparada.
Bajamos del auto en silencio. Max comenzó a hablar con uno de los guardaespaldas quien tomo mis cosas y las llevo hacia el interior de la casa. Me di cuenta de que unos guardaespaldas comenzaba a observarme las piernas, pero me quedé en silencio observando el rostro serio de Max, profesando su mano bajar por mi cintura hasta quedar dentro del bolsillo de mi short
— Max... No hagas eso — Susurre viendo como giraba su rostro para ver a mismo hombre que hace unos segundos observaba mis piernas.
— Si no quieres que lo haga, evita usar este tipo de short — Susurró en mi oído subiendo los escalones de la entrada hasta ingresar al interior de la casa.
— Solo es un short Max — Reclame viendo su expresión seria.
— Puede que lo veas como un simple short, pero para los hombres es algo tentador que nos hace cometer locuras — Insistió a lo que solo pude sonreír pensativa ante aquellas palabras afirmantes que me dio.
— No tenemos la culpa de que nuestra forma de vestir afecte a ustedes — Opine subiendo los escalones para llegar a la parte superior de la casa.
— Pero lo hace y es mejor prevenir antes que lamentar linda.
Entramos a su habitación, la oscuridad se hizo presente ante nosotros, solo la luz de la lámpara al lado de la cama sobresalía en toda la habitación. Max me sonrió para que caminara directo hacia la caja y despacio lo hice.
Me deshice del mono y al abrir la caja me encontré con un hermoso vestido blanco, el vestido era corto ajustado y atrevido. Fruncí mi ceno girándome con la prenda en mi mano, Max me sonrió asintiendo.
— Desde que lo compre ansié vértelo puesto.
— Pensé que había quedado claro que la ropa provocativa no estaba aceptada.
Respondí caminando hacia el armario, el olor a perfume inundo mi nariz, y me deje llevar lentamente por el olor adictivo para comenzar a quitar por encima de mi cabeza el suéter, quite el botón de mi short y comencé a bajarla encontrándome con la mirada de Max en la puerta del armario.
— Pero quiero que lo uses para mí, yo no voy a juzgarte linda — Reí quedando en mi conjunto de bragas y sujetador negro, Max se cruzó de brazos mordiendo su labio cuando bajé mis shores por mis piernas.
— ¿Qué tanto me ves Max? — Jadeó a lo que mis mejillas se tornaron rojas cuándo se había venido conmigo, cerré los ojos viendo la sonrisa en sus labios y sus ojos brillando de deseo.
— Lo magnifico que es tu cuerpo.
Susurró sin dejar de verme en silencio. Tome el vestido y me lo coloque despacio debido a lo ajustado que se encontraba, mi vestido se amoldo a mi cuerpo, acomode el escote de mis senos, limpie un poco de sudor de mi frente mirando el cuerpo de Max posicionarse detrás de mí y tomar mi cabello entre sus manos para comenzar a cepillarlo
— ¿A dónde vamos Max? — Murmure observando sus ojos en el espejo, le sonreí admirando sus dedos en mi cabello, los cuales hacia que mi piel se erizara y respondiera de una forma increíble e diferente.
— No necesariamente hay que salir para arreglarte linda — Sus manos comenzaron acariciar mi silueta despacio y con delicadeza, respire agitada cuando beso mi cuello.
— Quiero estar contigo toda la tarde aquí, verte con ese hermoso vestido y poder admirarte cada rato. Tu belleza es tan excepcional — Cerré mis ojos cuando sus manos acariciaron mis caderas y su cuerpo se pegaba a mi espalda con atrevimiento.
— Quiero mostrarte lo que siento por ti Iana Bennett.
¿Han sentido ese cosquilleo en su estómago que les dice lo que su mente no puede analizar?
Eso es lo que siento en este momento.
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Mas Que Socios ✓1
Romance"No concordaban mucho. De hecho, casi nunca corcondaban. Siempre se peleaban. Y se retaban uno al otro cada día. Pero apesar de sus diferencias, tenían algo importante en común. Estaban locos el uno por el otro". - Diario de una pasión. Esa frase en...