Iana Bennett.
Me removía en la cama constantemente.
El sueño se había esfumado a altas horas de la madrugada y mi cuerpo pedía a gritos descanso. No podía estar tranquila con todo lo que estaba pensando por culpa de mi padre.
Admire el rostro de Max tranquilo en la almohada, estaba totalmente rendido que ni cuenta se había dado de que estaba despierta y moviéndome a cada rato de un lado para el otro. No aguante más y me senté recostándome en el espaldar de cama tomando mi móvil en mano. Sin dudarlo marque el número de mi madre.
— El número que usted marco no está disponible, por favor inténtelo más tarde.
Había repetido las llamadas por varios minutos hasta que me llego un mensaje que decía que el número de móvil se encontraba cancelado. Me pareció totalmente extraño, era su número de teléfono tenía que existir, no hace mucho que me había llamado, es insólito.
El frio se colaba por la ventana que se encontraba abierta, las cortinas blancas se movían con la brisa del comienzo del invierno. Me levante de la cama caminando hacia el armario y tomar una sábana del armario para tapar la desnudez de mis piernas, me acerque a la ventada sintiendo la brisa fría provocar un espasmo en mi piel. Tome de nuevo el móvil y marque otro número escuchando los sonidos de espera hasta que la voz resonó.
— ¿En qué puedo ayudarla? — Contesto.
— Soy Iana Bennett, hace varias semanas que no se nada del trabajo que le pedí señor — Recalque colocando mi dedo índice entre mis dientes.
— Disculpe, está equivocada. el dueño de este teléfono murió en un accidente hace dos semanas — Mi corazón se paralizo.
— Yo no lo sabía — Fueron mis únicas palabras.
— Está bien, todavía lamentamos su perdida, no sé cuál fue el trabajo que le pidió, pero antes de irse dejo unos documentos en el correo de su apartamento señorita Bennett.
— ¿Usted tiene el conocimiento de la muerte del dueño de este número?
La curiosidad me estaba carcomiendo, y necesitaba saber más con respecto a la muerte del hombre.
— La verdad es que no lo sé señorita, pero pude notar el miedo en los ojos de mi compañero el día que llevaba la carpeta, como si alguien lo fuera a perseguir, estoy muy segura de que no murió en un accidente, y que fue asesinado, pero la policía del estado de Seattle no hizo nada.
— No puede ser... — Mi boca estaba seca ante lo que la compañera del hombre que hace unas semanas trabajo para mi me acaba de contar.
— Estoy tan sorprendida como usted, pero sé que ese documento en el que estuvo trabajando tiene expedientes muy importantes, le sugiero que vaya a revisarlos señora, a lo mejor debe haber algo que pueda ayudarla.
— Lo tendré presente, muchísimas gracias y disculpe la molestia.
— Tranquila señorita, estoy de turno, y que tenga buenas noches.
Corte la llamada pasando mis dedos por la pantalla desbloqueando el móvil para enviarle un mensaje a Lily. Necesitaba verla más tardar a mañana, era la única familia que me quedaba, volví a bloquear el móvil viendo a través de la ventana mientras me abrazaba a mí misma.
— ¿Qué haces despierta?
La voz de Max hizo que pegara un brinco del susto, lleve mi mano hasta mi pecho tranquilizando los nervios que mi cuerpo profesaba. Max estaba con sus ojos semi abiertos y pasando una mano por su cabello. Comencé a caminar dejando mi móvil en la mesita, para acostarme a su lado. Seguía sin asimilar lo que esa chica me dijo, hace dos semanas que hable con ese hombre antes de mi viaje a suiza, y si está muerto es porque algo tuvo que descubrir.
Algo tuvo que haber pasado.
— No puedo dormir — Murmure viendo como rodeaba mi cintura con su brazo.
— ¿Y con quien hablabas? — Resople girando mi rostro.
— No seas curioso Max, es algo personal.
— ¿A las doce de la noche? — Pregunto serio y adormilado.
— ¿Eso que tiene?
Me gire dándole la espalda haciendo que su mano se alejara de mi piel. Cerré mis ojos agitada tratando de evitar a Max, pero su mano se metió entre mis piernas acariciando por encima de la pequeña braga mi feminidad. Sentí el calor subir a mis mejillas y un jadeo ahogado salir de mis labios.
— Dime con quien hablabas.
Ordeno frotando sus dedos sobre la delgada tela de mi braga. Mi respiración estaba agitada, y el calor de mi cuerpo hacia acto de presencia, pero no me podía permitir sentir placer cuando estaba tenso. Mis piernas comenzaban a temblar y previne lo que iba a pasar, quería gritar, pero su mano tapo mi boca, la tortura de no poder gritar de placer me tenía sofocada.
— Responde lo que te pregunte — Volvió a ordenar presionando mi boca aún más.
— Ha-hablaba c-con una mujer amiga del detective que vigilaba a mi padre.
Me soltó haciéndome gemir y liberar la tensión que mi cuerpo había sentido. Agitada vi su rostro serio, me fijé en cómo se dejaba caer sobre la cama observando el cielo raso. Se levantó de la cama sin decir nada y camino hacia el armario, en cuestión de minutos salió con una barra de chocolate y un conjunto tentador de encaje blanco.
— Me dará un colapso mental con tus cambios de humor. — Se sentó en la orilla de la cama al lado de mí acariciando mi mejilla.
— Te quiero cuidar, que hicieras llamadas a media noche me preocupo, pensé que te ibas a ir — Beso mis labios echando hacia atrás mi cabello.
— Necesitaba hacer esa llamada, lo siento.
— Eso ya no importa linda. Voy a estar aquí para ti siempre.
Asentí viendo aquella sonrisa traviesa y sus ojos deseosos observar mis labios. Abrió la barra de chocolate dándole un mordisco para luego mirarme mordiendo su labio y palmeando sus piernas pícaro.
— Ahora levántate que vamos a jugar.
Esto se pondrá interesante...
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Mas Que Socios ✓1
Romansa"No concordaban mucho. De hecho, casi nunca corcondaban. Siempre se peleaban. Y se retaban uno al otro cada día. Pero apesar de sus diferencias, tenían algo importante en común. Estaban locos el uno por el otro". - Diario de una pasión. Esa frase en...