Iana Bennett.
Mi sonrisa no dejaba de ser notable. Los recuerdos de la noche anterior cuando Max me había consentido con sus caricias y sus palabras hermosas me tenían la mente vuelta un nudo. Apreciaba la forma tan increíble con la que trataba, nadie se había tomado el lujo de ponerme como Max lo hacía con unas cuantas palabras. Es tan tierno y serio a la vez, conmigo era algo totalmente distinto a lo que las demás personas observaban a diario.
— Iana... Aquí está la llave de tu habitación.
Había olvidado por completo que me encontraba en suiza, el hermoso país más frío y hogareño del mundo, sus cabañas era precioso al igual que su cultura, me alegra mucho saber que el proyecto se adaptará a esta cultura. Tuve la maravillosa idea de revisarlo en el avión, le agradecí a Danis la arquitecta encargada del diseño por la maravillosa idea que se le ocurrió.
Tony me entrego las llaves de mi habitación y le agradecí con una sonrisa. Fue un viaje sumamente agotador, del cual solo deseaba descansar para presentar la maqueta y conocer un poco el lugar dónde nos encontramos. Me despedí de Danis y Tony siguiendo a un botones del hotel guiarme hacia mi habitación.
Sonreí viendo que la habitación es fría pero cómoda, contaba con todo lo necesario. Eran la una de la una de la mañana, el cambio de horario me tenía bastante cansada ya que en Seattle serian apenas las cuatro de la tarde. Solté un bostezo mientras el botones dejaba la maleta en la habitación para luego retirarse; me cambié de ropa por un pijama color rosado pastel y mi móvil inició a sonar cuando iba a recostarme sobre el cómodo colchón
— Hola linda... ¿Cómo estuvo el viaje?
Sonreí viendo esa barba perfilada y abundante en su mentón. Me recosté sobre la cama colocando mi cabeza sobre la almohada para verlo, llevaba ese típico traje encantador.
— Estuvo bastante agotador — Respondí viendo como pasaba su lengua por sus labios con coquetería. Sonreí mordiendo mi labio y el solo hizo una mueca comenzando a hablar rápido.
— Oye linda, quédate así... Ok ya esta listo —Sonrió con adoración negando sin dejar de verme a los ojos.
— ¿Qué hacías?
— Guardando una foto de ti — Respondió y entonces su rostro se volvió algo serio.
— Regresare el domingo — Él enarco una ceja sorprendido, pero de igual forma siguió serio ante mi respuesta, serian varios días por su rostro deduje que la idea no le agradaba en lo absoluto.
— Te extraño Iana Bennett — Cada vez que de su boca salía algo totalmente tierno me hacía sonreír y suspirar de alegría. Era una sensación extraña pero bastante placentera — No sé qué hacer si no estás aquí —
Haciendo una mueca de ternura, mis ojos no dejaban de ver aquella sonrisa esplendida que contenía su rostro y me preguntaba cómo era que había podido cambiar tanto en pocos días. Era una pregunta que no lograba tener respuesta. Y verlo me hacía revivir aquellas palabras de mi padre antes de venir de viaje.
— Creo que exageras un poco Max. Apenas nos conocemos, no es para tanto — Respondí haciendo un mohín de incomodidad.
Sus labios se fruncieron y una sonrisa escapo de sus labios.
— Eso no cambia el hecho de que me quiera estar contigo Iana — Me quede en silencio tratando de procesar sus palabras frías.
— Para que alguien te guste debes de conocerla Max.
— Yo ya te conozco, Iana
— Max, es que sigo sin creer que yo te guste después de todo lo que paso entre nosotros. Tal vez solo es una atracción.
— ¿Atracción? ¿Estas bromeando Iana?
— Solo tengo Dudas Max.
— No deberías de tenerlas, si te digo que me gustas es porque de verdad me g ustas muchísimo — Él silencio reino en la conversación. Estaba al tanto que se encontraba molesto por todo lo que había dicho, pero necesito saber qué es lo que de verdad estaba sucediendo, tenía dudas, muchísima diría yo
— ¿Por qué te pones así? Solo dije algo que creo nada más.
— Yo no soy estúpido Iana, se perfectamente que no crees en lo que hace días llevo demostrándote.
— Tengo dudas, ya que esto empezó muy repentino Max, todavía no se me olvida como nos conocimos. Tengo derecho a saber si estás jugando conmigo.
El sonido de la mesa ser golpeada hizo que me sentara sobre el colchón, su rostro estaba furioso, trague saliva agitada al ver como su expresión se volvía aún más fuerte. Tengo todo el derecho de dudar, por mucho que me gustara lo que Max y yo tuviéramos debía pensar en la realidad de las cosas... Nadie cambia de la noche a la mañana... ¿o sí? Me había sentido bien los días que habíamos pasados juntos, pero debía hablar antes de que esto se convirtiera en algo que pudiera lastimarme más adelante.
— Maldición Iana, que no juego contigo, me tienes cansado con eso demonios.
— Bien, me iré, pero antes debes de saber que los sentimientos se demuestras maldito idiota.
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Mas Que Socios ✓1
Romance"No concordaban mucho. De hecho, casi nunca corcondaban. Siempre se peleaban. Y se retaban uno al otro cada día. Pero apesar de sus diferencias, tenían algo importante en común. Estaban locos el uno por el otro". - Diario de una pasión. Esa frase en...