Iana Bennett.
— ¿Ya estás lista?
Pregunto Max entrando al armario dejando un beso en mi mejilla con dulzura. Las cosas entre nosotros iban mejor de lo ambos podíamos imaginarnos, ambos estábamos haciendo que esto funcionara a pesar de todo lo que había pasado. Luego de que Max me dijera que me quería había cambiado mucho, se portaba más atento y delicado conmigo, me consentía con cualquier cosa e incluso hasta llegue a sorprenderme.
— Ya estoy lista.
Respondí pasando la chaqueta de piel por mis brazos enfrente del espejo. Max vestía un jean grueso ajustado, junto con una remera negra y una chaqueta de gris. Salimos en silencio de la habitación para subir a la camioneta que se encontraba estacionada en la entrada.
— Me agrada mucho este lugar.
Susurre viendo por la ventana la nieve liviana que comenzaba a caer. Hoy era domingo y por lo tanto mis deberes ya estaban realizados, la entrega del proyecto fue un total éxito. Claro que no pude compartir aquel sentimiento con Tony; llevaba días sin verlo y Danis me aseguro que estaba bien, me había preocupado no verlo ni en la construcción. Supe que era mi culpa y me limite a dejar de buscarlo para hablarle.
— Podemos venir cuando quieras — Sonreí haciendo una mueca de tristeza.
— Tengo una sorpresa para ti antes de irnos a Grecia — Susurró pasando su brazo por mis hombros y abrazarme en silencio.
— ¿Y esa sorpresa a que se debe?
Indagué curiosa pero no obtuve respuesta alguna. Max se limitó a sonreír mirando por la ventana mientras sus brazos cálidos me apretaban con gentileza. Cinco minutos después el auto estacionó en una plaza transitada donde parecía haber algún tipo de evento importante, había puestos de comida, dulce e incluso ventas de detalles. Bajamos el auto en silencio no si tener a dos hombres de Max detrás de nosotros, Max entrelazo su mano con la mía enviando corrientes a mi cuerpo para comenzar a caminar en silencio por todo el lugar.
— ¿Qué es lo que más te gustaría hacer en la vida? — Preguntó serio observando a las personas que se nos quedaban mirando.
— Creo que ya he hecho todo lo que he querido — Respondí viendo a una niña acercarse hacia mí y saludarme con emoción.
— Nunca terminamos de hacer lo que queremos en la vida... ¿Pero si tuvieras que hacer algo fuera de normal que sería? — Mordí mi labio cuando llegamos al centro de la plaza donde una fogata iluminaba todo el lugar.
— Creo que si haría algo fuera de lo normal sería meterme en problemas — Una risa ahogada seguida de una negación por parte de Max hizo que lo fulminara con la mirada.
— ¿Nunca te has metido en problemas?
— Toda mi vida se ha basado en cumplir las normas así que no, nunca me he metido en problemas — Susurre esperando a que respondiera, pero una chica se acercó extendiéndonos dos folletos con una sonrisa bastante emotiva.
— Bienvenidos, la fogata anual que se celebra en nuestra ciudad se caracteriza por la felicidad de las personas que la rodean. Además, posee la cualidad de unir a personas que se encuentras en problemas, haciendo así que aquello que una vez los unió y los separo se vuelva a unir. Que disfruten la velada.
La chica se despidió acercándose hacia otra pareja que se encontraba a unos metros de distancia de nosotros.
— ¿Crees en lo que dijo esa chica? — Pregunte riendo. La verdad eso sonaba lo más irrealista del mundo.
— Solo creo en lo que tengo enfrente de mí.
Solté una risa golpeando su hombro para luego quedarme en silencio y ver como las personas en el lugar rodeaban la fogata hasta encenderla con euforia. Max pasó su mano por mi cintura y me pego a su cuerpo besando mi frente. Los gritos de la gente se formaron en una cuenta regresiva hasta que la fogata se encendió.
Con el pasar de lo minutos, el silencio se volvió cómodo con Max a mi lado, pero luego ver a la gente se volvió aburrido. Me gire para separarme de Max y encontrarme con su fría mirada recorriendo mi rostro,
— Mejor vámonos, esto es muy aburrido — Murmure girándome para ver a varias personas gritando todavía.
— Esperemos unos minutos más.
Su mano tomo mi mejilla inclinando mi rostro hacia sus labios y dejar un beso tierno y rápido. Me quede observado sus ojos hasta que desvió la mirada para observar a su guardaespaldas, note como le entregaba una cajita pequeña de terciopelo negro.
— ¿Qué es eso? — Pregunte curiosa relamiendo mis labios.
— Un regalo para ti linda, ábrelo.
Asentí tomando el borde de la caja y levantándola lentamente, mis ojos se encontraron con un hermoso collar de diamante con destellos de rubíes, era sencillo y delicado, sonreí tomándolo con mi mano para después observar una sonrisa de lado en los labios de Max.
— Lo mande hacer para ti, porque quiero compartir contigo todo lo que desees. Quiero que seas mi novia y la mujer que me vuelva loca a diario — Sonreí soltando un suspiro, los ojos oscuros de Max observaron mi expresión de alegría.
— Si deseo con ansias acabar con tu paciencia a cada minuto.
ESTÁS LEYENDO
Mas Que Socios ✓1
Romance"No concordaban mucho. De hecho, casi nunca corcondaban. Siempre se peleaban. Y se retaban uno al otro cada día. Pero apesar de sus diferencias, tenían algo importante en común. Estaban locos el uno por el otro". - Diario de una pasión. Esa frase en...