|Capítulo 43: "Jodido Sueño"|

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Iana Bennett.

La mano de Max me llevaba a rastras por toda el lugar del evento hasta llegar a la salida, los flashes nos volvieron a inundar pero Max se apresuró a caminar hacia el auto, abrió la puerta  viendo como me acomodaba en el asiento, su mirada me perspicaz  enviaba corrientes por todo mi cuerpo, ninguno decía nada, todo era un completo silencio. Subió al auto sentándose a mi lado dándole la orden al chofer de irnos.

La mirada tentativa de Max transmitía deseo y lujuria, no podía dejar de verlo al igual de que el me miraba a mí. El auto iba a una velocidad prudente y el chofer parecía estar ajeno a todo lo que sucedía en la parte de atrás. Max coloco su mano en mi rodilla comenzando a subirla mientras su boca soltaba suspiros en mi oído.

— ¿Sabías lo hermoso que se ve tu rostro excitado? — Sonrió mientras lo mirada con el pecho agitado. Comenzó a subir lentamente su mano por la piel desnuda de mi pierna mientras tragaba grueso sin dejar de verlo — La forma en que tus labios se hinchan, y tus ojos me observan con deseo. Es jodidamente hermoso Iana. —Mordí mi labio viendo que negaba chasqueando su lengua.

— ¿Qué haces Max?

Jadee sobre sus labios sintiendo el roce de su mano subir por mi pierna lentamente hasta detenerse en mi cadera. Max acerco su rostro al mío con una sonrisa inmensa, sonrisa que se vio interrumpida por los frenos del auto y la voz del chofer anunciando que nos encontrábamos en quien sabe lugar porque Max no me había dicho nada.

Vi a través de la ventana un hermoso edificio. Bajamos del auto y rápido Max le dio la noche libre al chofer para que fuera a su casa. Note que detrás de nosotros había llegado otra camioneta negra, y que de ella salieron dos hombres de Max. Fruncí mi ceño pero luego Max tomo mi cintura para caminar hacia la entrada del edificio.

— Primero me dices que te vas de viaje, ¿y ahora un hotel?

Murmure cruzándome de brazos, viendo una sonrisa de lado en el rostro de Max, desvió su mirada ignorando por completo mis palabras y me hizo molestar aún más. El ascensor se detuvo y todos salimos de él, Lo hombres de Max se quedaron en el pasillo mientras caminábamos hacia una puerta, Max intento colocar su mano en mi cintura pero la aparte. Primero se burla de mí y luego me ignora, ni crea que lo dejare tocarlo.

Llegamos a una puerta donde de reojo vi una mueca de gracia en el rostro de Max, rodee los ojos esperando que abriera la puerta que solo se encontraba recostado en el marco con sus brazos cruzados y esa típica sonrisa que me provocaba fastidio.

— Ni una puerta puedes abrir...Max.

¡Esto es increíble!

La habitación estaba repleta de pétalos de rosas seguido de la cama el suelo y algunos muebles la cama. Cubrí mi rostro con mis manos al ver una mesa llena de los utensilios y una botella de champan. Di un paso dentro observando las velas y los globos de burbuja con luces dentro, algunos ramos de rosas y un olor a vainilla le di aquel toque perfecto. Había velas iluminando la habitación. Entonces sentí su cuerpo chocar con mi espalda.

— Te dije que tenía una sorpresa... y es esta.

— E-esto e-es esta precioso, jamás habían hecho algo así por mí — Me gire encontrándome con el rostro apasionada de Max, sus labios se acercaron al mi boca y comenzó a presionarlos en un beso dulce.

— Es hermoso ver cómo te importunas.

— Te burlabas de mí — Pase mis brazos por su cuello sintiendo sus manos deshacer el nudo de mi espalda. Las tiras de mi vestido hicieron que la parte de cubría mis senos desapareciera.

— Muero por besarte Iana.

Me adelante a llevar mis labios a los suyos, sintiendo como se volvía intenso y pasional. Mis manos retiraron el saco de su traje mientras me senos estaban desnudos y chocaban con su pecho. Max acaricio la piel desnuda de mi espalda, sonrió sobre mis labios mientras mis manos jugaban con los botones de su camisa y su corbata. Ante mis ojos quedo el torso tonificado de Max, cada uno de sus abdominales a la luz y sus ojos se volvieron más oscuros de lo normal.

— Voy a deleitarme de ti Iana.

Murmuro en mi cuello comenzando a succionar la piel. Abrí mis labios sintiendo sus manos bajar por completo mi vestido, quede solo en bragas enfrente de él. Max me recostó sobre la cama para después retirar sus pantalones y zapatos, me miraba con firmeza y lujuria. La atracción que su cuerpo provocaba hacia el mío era impresionante. Acerco mis labios a mis pechos rozándolos, paso su lengua por mis pezones dejándolos húmedos. 

— Max...

Gemí cuando estuve desnuda ante él, sus manos tomaron mi cadera tocando por completo mi feminidad. Los gemidos hicieron de las suyas al igual que los jadeos. Los toques se Max sobre mi piel comenzaban ser más fuertes, sentía que esta vez las cosas iban bien, aquello que Max me estaba haciendo sentir era especial.

— Quiero entregarme a ti Iana. Quiero que sepas que en verdad quiero que estés conmigo.

Sonreí en momento que sus fríos ojos encontraron los míos y el sonido de una envoltura me alerto pero no despegue mi mirada de la suya. Asentí mordiendo mis labios al darme cuenta de que este era el momento. Max en trasmitía aquella confianza, no podía evitar aquella sensación de afecto, a pesar de aquel deseo en sus ojos Max estaba siendo dulce y cariñoso.

— Eres la mujer que quiero en mi vida...— Murmuro mientras me embestía con delicadeza pero a la vez con una pizca de fuerza. Mis manos se colocaron en su espalda rasgando su piel con mis largas uñas — Te quiero Iana Bennett. Te quiero más de lo que tú puedes imaginarte —Sonreí jadeante.

— También te quiero Max.

Acabo de entregar mi cuerpo y mi corazón a Max a Davis, esto tiene que ser un jodido sueño.

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