|Capítulo 18: "Problemas"|

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Iana Bennett

— ¿Cómo va la búsqueda de asistente? — Preguntó mi padre, quién hace algunos minutos había llegado a mi oficina.

— La verdad no muy bien papá — Él se sentó enfrente de mi escritorio mientras yo me sentaba en el otro lado para verlo y hablarle de las nuevas cosas que surgieron en la empresa.

— Ayer me llegó el correo del gerente del hotel en Ibiza, las cosas van saliendo muy bien, mandara una transferencia a la cuenta de la empresa del dinero que se ha adherido en toda la semana.

— Hablare con el contador para ver de cuánto dinero estamos hablando, ¿Vas el viernes conmigo? — Fruncí mi ceño confundida a lo que él me pasó una tarjeta.

"Los invito este sábado a la celebración por la apertura de otras de mis empresas. Max Davis"

— Yo no voy.

Respondí seria devolviéndole la tarjeta, ir a esa celebración sería como volver a algo que estoy intentado dejar, desde mi conversación con Lily había decidido dejar las cosas como estaban y no seguir involucrándome con Max, porque eso no traería nada bueno.

— ¿Me dejarás ir solo?

— Estarás mejor sin mi papá.

— Esta bien es tu decisión hija. Iré hacer algunos pendientes — Asentí viendo como me daba la espalda para salir de la oficina.

¿Y si voy a la fiesta?

Estaba concentrada en el nuevo proyecto cuando los gritos fuera de mi oficina retumbaban, fruncí mi ceno levantándome para abrir la puerta confundida.

— ¡Señorita! ¡Es que afuera...!

Gabriela, la chica encargada de la recepción del piso me miro apenada por la situación, enfrente de mi ahora yacía el cuerpo de Max traía una sonrisa que se notaba bastante falsa seguido de su usual expresión de molestia. Gabriela me miró suplicante y asentí dejando que saliera de mi oficina. Max entro en mi oficina furioso cerrando la puerta tras su espalda.

— ¿Por qué entras, así como si nada a mi oficina?— Pregunto sería pues si él estaba molesto, yo también debía estarlo por su manera de entrar a mi oficina sin permiso y en ese estado.

— No te intervengas en mi familia — Hablo con voz dura y tensa.

— ¿De qué hablas Max? — Pasó una mano por su cabello para acercarse unos cuantos pasos hacía mí. Mi cuerpo se alarmo al ver que no estaba bromeando con sus palabras.

— No vuelvas a ofrecerle nada a Marce Iana. Nada. Ella no va a ser modelo nunca — Recalco acercándose más hacia mí.

— Es tú hermana Max, tiene derecho a elegir lo que quiere para su vida — Respondí molesta. Está actuando como un imbécil.

— Pues no me interesa lo que pienses. Vas a llamarla y le dirás que se canceló la campaña —Volvió a exclamar sin despegar sus fríos ojos de mí.

— No voy hacerlo, ella se merece un futuro increíble, ya dejar de querer controlarla.

— ¡Me importa un carajo todas tus palabras Iana! ¡Haz lo que te digo! — Rodando los ojos camine despacio hasta la puerta molesta, se iría de mi oficina y asunto resulto, pero cuando iba abrir la puerta su mano la empujo con fuera para cerrarla colocando el pestillo, me gire molesta encarándolo.

— No voy hacer lo que me pides, porque ella merece ser feliz — Susurre, alzó aún más su voz haciendo mi piel reaccionara dando un brinco de asombro. Era una voz amenazante y ronca, mis labios comenzaron a temblar y vi su mirada intimidante observar mi rostro.

— Solo hazlo.

Me acerque hasta el móvil intentando controlar mi corazón. No podía creer que estuviera haciendo esto porque me había lograd intimidar. Se separó de mí dándome espacio para que pudiera tomar mi móvil, busque entre la lista de contactos su número y él mi miró asintiendo un poco calmado pero yo no estaba igual.

— Pon el altavoz.

Me sentía amenazada, y aunque no quería hacerlo con solo su mirada me estaba obligando. Max es fuerte, no solo físicamente sino también al momento de querer algo, y entendí a la perfección lo que quiso decirme en Ibiza.

— ¿Bueno?

— Buenas tardes Marce, habla Iana.

Hola señorita Iana, ¿En que puedo ayudarla?

— Llamo para informarte que se acaba de cancelar la campana — Me partía el corazón decirle eso porque no se merece que las oportunidades de su vida se vean desaprovechadas porque su hermano es un idiota posesivo.

Oh tranquila señorita Iana, entiendo, de todas maneras gracias por avisar — Cortó y yo solo me sentía mal. Max estaba del mismo modo, pero esta vez un poco más relajado. Quede frente a él con una expresión de culpa mientras miraba a Max acomodar su corbata y el saco de su traje.

— Dame una razón para no sentirme mal por lo que hice, solo una Max — Él se giró antes de abrir la puerta.

— No puedo exponerla — Retomo su camino pero yo lo interrumpí.

— De no haber aceptado tus órdenes, ¿Me habrías golpeado?

No podía evitar preguntarle eso, sus facciones estaban más que claras cuando comencé a llevarle la contraria y me sentí triste de que pudiera llegar a considerar la idea de golpearme por haberle dado la oportunidad a su hermana de cumplir su sueño.

— Pues sí, lo hubiera hecho.

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