Capítulo Final

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Iana Bennett.

¿Casualidad?

No lo creo.

Mire a Max pidiéndole una explicación a lo que solo paso sus manos por su rostro soltando una maldición, para después mirar a Omar quien le sonreía muy cínico. No me esperaba nada de esto, muchas preguntas golpeaban mi cabeza y ninguna sin respuestas. Me frustraba no saber nada, pero a mi mente vino el relato de Max donde decía que tenía un hermanastro envidioso o algo así.

Max tenía sus manos en puños y su mirada estaba fría viéndose muy decidido a golpearlo, pero me interpuse entre ellos para que no sucediera nada. Mi mente estaba a punto de tener un colapso, los dos se miraban con odio y mucho desprecio como si quisieran matarse entre ellos, pero la razón era... ¿Por qué?

— Respóndele a Iana — Alentó Omar cruzándose de brazos con una sonrisa. 

—  Tú cállate malnacido, eres igual que yo — Me sentía pequeña enfrente de dos hombres fuertes y tonificados. Podía notar que el físico de ambos era semejante, y algunos rasgos iguales. No podía creer que ambos fueran hermanos.

—  ¡Ya basta! Están locos, ¿Tú que haces aquí Omar? — Él sonrió metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón, ladeo su cabeza para mirarme sonriente.

—  La pregunta es... ¿Qué hace mi hermanito en mi propiedad? — Alce mis cejas mirándolo sorprendido, para después mirar a Max quien solo maldecía y suspiraba.

—  ¿Cómo que tu propiedad? — Pregunte mirándolo fijamente pero luego su mirada se desvió a Max.

—  ¿Se lo cuentas tú? ¿O se lo cuento yo? —Amenazo viendo a Max mientras yo solo estaba agitada y confundido.

—  Omar cállate de una puta vez antes de que te parta la cara — Ordeno Max acercándose a él, pero lo detuve observándolo. Me acerque lentamente hasta quedar enfrente de él y mirar aquella expresión que conocía a la perfección.

—  Bien Max ya que no tienes iniciativa, se lo contare yo... Max fue una carnada para que tu padre me cediera toda su fortuna, incluyéndote a ti misma — Mis ojos observaron los de Max, quien se abalanzo hacia Omar propinándole un gran golpe en la nariz. Mi mente su bloqueo, algo de mí se había roto por completo, yo...

—  Iana, escúchame por favor, las cosas no fueron así — Lo observe sintiendo las lágrimas salir de mis ojos.

— ¿No fueron así primo? Eres excelente para mentir, por eso mismo no le has dicho tu verdadera historia. Pero vamos que quiero escucharla de nuevo, también me la sé, podría contársela ¿no crees? — Indicó Omar acariciando su nariz. Quería gritar, desahogar todo esto que sentía, pero quería escuchar la verdad.

—  ¿Cuál es tu problema Omar? 

—  Mi problema es que interferiste en mis planes Max, cuando no debías hacerlo. Pero de igual forma le contare.

Los ojos de Max se encontraron con los míos, el negó varias veces diciéndome que era mentira, pero no entendía nada, intento acercarse, pero me aleje de él, había esperado escuchar la verdad desde hace mucho tiempo, y es lo único que quiero. Unos guardias lo tomaron de los brazos para que no intentara golpear a Omar, y mi pecho se comprimió y me acerque a él para que no le hicieran nada.

—  ¡Suéltenlo! ¡Omar!

—  Él se quedará ahí, y tu cállate que te relatare una bonita historia — Sus ojos se veían adoloridos y fue inevitable no soltar algunas lágrimas de no poder abrazarlo a pesar de todo lo sucedido, y porque lo amaba me dolía que lo tuvieran retenido como si un delincuente se tratara.

—  Max no es el hombre que tú piensas Iana... Trastorno de obsesión, mi hermano pequeño se obsesiono contigo. Suele obsesionarse con una mujer, decirle lo mucho que la ama y que es la única en su vida, y que cambiara para ser un buen hombre... ¿Te suena un poco eso?

Mis ojos estaban húmedos, mientras miraba a Max que se forjaba con los guardias. Mientras me rogaba con la mirada que no hiciera caso a nada de lo que decía, pero Omar parecía decir la verdad. Sus palabras eran las mismas que me solía decir.

— Hijo de puta, estas mintiendo.

Un golpe hizo que cerrara la boca, ahogue un grito de dolor al verlo así, pero Omar me retuvo con su brazo para que no me acercara hacia allá. A pesar de todo lo que estaba sucediendo no podía permitir que lastimaran a Max, no podía hacerlo.

—  Pero no es así, el solo te uso, cuando obtuvo tu atención te pidió que tuvieran una relación, te decía cosas hermosas, pero luego pasan las discusiones. Max, jamás te amó, lo conozco a la perfección y sé que nunca te amo Iana. — Parpadee dejando que dos lágrimas cayeran de mis mejillas —  Te mintió, te ocultaba su verdadero origen, jamás te dijo la verdad, ni mucho menos te conto de tu familia, y de lo que padre estaba haciendo, y eso no lo hace la persona que dice amarte.

Mi mente analizaba todo lo que Omar comenzaba a decirme al oído, no podía dejar de sentir dolor. Ver a Max tenso y preocupado de lo que Omar me estuviera diciendo solo hacía que las cosas se volvieran peor.

—  Estuvo mal no haberte dicho la verdad Iana, pero yo te amo.

Cerré mis ojos con fuerzas soltando un sollozo ahogado. Omar tenía razón. Solo jugo conmigo me utilizo, jugo con mis sentimientos, jamás me dijo la verdad. Lo amo, lo amo tanto que duele escuchar la verdad, duele escuchar que todo sea verdad.

—  Ya no mientas Max, sabes perfectamente que no la amas, la engañaste con Steph hace apenas dos días que la viste. ¿Acaso eso tampoco se lo dijiste? — Max solo se quedó en silencio, y vi como tragaba saliva. El no hablo solo miro con odio a Omar.

—  Omar no lo hagas... — Amenazo Max, pero Omar lo ignoro.

—  Para aclararte más la situación Iana... Steph es la ex novia Max.

 

Aquello fue lo que derramo el vaso, lo que me destrozo. Mi corazón se partió en mil pedazos, comencé a soltar sollozos ahogados, cubrí mi rostro con mis manos para luego tomar mi cabello viendo los ojos perdidos de Max entra aquellos dos hombres.

—  Te lo advertí Max... Mis amenazas son en vano, debiste haberme escuchado en su momento.

Entonces capte las llamadas a escondidas, la forma en que se molestaba luego de una llamada. Entendí en ese momento que Max siempre supo que esto pasaría, y no me cuido como bastante me había dicho.

—  Ahora eres mía Iana. Me perteneces — La voz de Omar se quedó en el olvido. Deje de escuchar todo lo que a mí alrededor decían para solo enfocarme en sus fríos ojos.

—  ¡Iana sé que cometí un error, pero...! — Grito Max furioso, pero lo interrumpí.

—  ¡Cállate! 

Vocifere apuntándolo con mi dedo mientras que las lágrimas se hacían más y más notables. Me acerque hasta quedar a escasos centímetros de el con mis mejillas empapadas, no sabía cómo interpretar su mirada. Lo mire por un minuto mientras que mis lágrimas salían con desesperación.

—  Acabas de perder a la única persona que te ha amado Max. — Murmure dolida sin dejar de llorar.

— Te equivocas yo te hice mía y siempre lo serás.

Uno de los guardias lo golpeo en el estómago, mientras gritaba ayudarlo, pero una mano jalo fuerte mi cabello haciéndome gritar entre sollozos. Omar sostenía mi cabello muy fuerte. Cuando me giro solo me cacheteo, el ardor de mi mejilla no me importo. Pero cuando vi como golpeaban sin piedad a Max solo quería salir corriendo a ayudarlo, pero Omar me cargo, patalee mientras gritaba su nombre con desesperación y dolor al verlo tirado en el suelo con sangre en su rostro. 

—  Que satisfactorio es ver el dolor de las personas. Ahora serás mi mujer, y nadie podrá salvarte.

Mas Que Socios ✓1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora