|Capítulo 58: "Inquietud"|

624 30 0
                                    

Max Davis.

—  ¿Sabes que todo lo que hiciste ayer tiene sus consecuencias verdad?

Marce se encontraba en mi habitación de brazos cruzados enfrente del sillón en donde me encontraba reposando unos minutos, a pesar no soportarla la mayoría de las veces, tenía muy claro que podía confiar en ella para lo que fuera, no todo es color de rosas, no soy un hombre de andar relatando cosas traumantes de mi vida, y aunque Iana me trasmitiera confianza no podía hacerlo. 

Marcaba su número de móvil a cada rato, habían pasado dos días desde que llegamos a Seattle, días de los cuales no sabía nada de ella, y su móvil sonaba apagado. La fui a buscar a la empresa, pero tampoco había ido a presentarse, su secretaria me había dejado claro que se encontraba trabajando desde casa y que no sabía su ubicación... Estaba desesperado por encontrarla y poder hablar con ella, me frustraba no saber nada de su paradero.

—  Lo se Marce, estoy consciente de que todo es mi culpa, pero eso no me importa, necesito encontrarla — Ella me miro seria para luego desviar su mirada hacia el suelo de caoba.

—  Estuve hablando con mi madre, y ambas llegamos a la conclusión de que deberías contarle — Opino a lo que yo negué. No podía permitir que ella supiera aquello que tanto me había costado ocultarle. No lograba encontrar una forma de decirle lo que en realidad estaba sucediendo. 

—  ¿Sabes lo que implicaría que Iana supiera? 

—  Lo tengo muy claro. Pero debes de tener en cuenta que el pasado siempre estará en el futuro Max, el pasado nunca se podrá olvidar ni mucho menos cambiar, tú decidiste meterte en esto y aunque quisieras olvidarlo y seguir con todo esto no podrás lograrlo... 

No miento cuando digo que la quiero. Esa mujer de cuerpo voluminoso me cautivo desde que la conocí, me hizo dar cuenta de que, aunque no todo en mi vida sea perfecto para mi ella lo es. La forma en que sus ojos brillosos tenían lugar a cualquier hora me hacia dar cuenta de lo importa que esa mujer se había convertido en mi vida 

—  Se perfectamente que decisión tome, y soy consciente de que estoy cometiendo un grave error, pero no soy idiota, a ella no va sucederle nada, y prefiero que todo esto quedara entre nosotros. Ella nunca puede enterarse.

—  El karma es una mierda y lo sabes. Algún día se va a enterar y ruega al cielo de que no te abandone Max, porque ese día te voy a recordar esta conversación. Y te diré: "Te lo dije".

Mire el teléfono por unos segundos viendo el fondo de pantalla donde sale ella sonriendo de una forma tan inocente y tierna. No tenía claro que pensar al respecto, porque mi mente me recordaba que debía disculparme con ella a como diera lugar. En mis planes no se encontraba la idea de que Iana supiera todo lo que se encontraba sucediendo a su alrededor, porque de saberlo habría problemas mayores que la destrozarían por completo.

Me sentía arrepentido de haberla dejado en el avión, pero mi molestia con ella había sido tan fuerte que para evitar propasarme con ella decidí irme. Sin embargo, la culpa no me dejo y termine en el auto viéndola entrar un taxi escuchando las palabras que le gritaba a mi guardaespaldas.

Intenté seguirla, pero la perdí de vista y hasta ahora no sabía dónde se encontraba. Pensaba constantemente en su piel y su aroma delicado, en como sonreía al verme y me abrazaba a cada segundo como si fuera lo único que quisiera en su vida. Sentir su piel rozando la mía, seguido de las caricias de sus dedos sobre mi mejilla y el roce de sus carnosos labios sobre los míos me hacía cerrar los ojos. Para mí era algo completamente extraño sentirme de esta manera, pero debía admitir que necesitaba a Iana a mi lado.

—  Marce...  — Advertí con la mirada cuando me dio una mirada recriminatoria.

—  Está bien Max, creo que ya tomaste tu decisión. Espero que luego no andes arrepentido por no haberme escuchado.

Expresó seria despidiéndose con su mano empezando a caminar fuera de la habitación. Me levante pasando mi mano por la corbata negra caminando hacia la cama, deje la corbata para luego pasar una mano por mi rostro soltando un gruñido. 

Linda... No sabes cuánto te quiero conmigo...

Mi móvil comenzó a sonar en el momento en que estaba pensando en ella, rápido lo tome sin fijarme en el numero esperando que su dulce voz retumbara por el altavoz del móvil.

— ¿Iana?

—  Hola Max — Rodee los ojos suspirando mientras caminaba por la habitación. No sabía a qué se debía esta llamada.

—  ¿Sucedió algo con ella?

—  No la encuentro.

Fueron mis únicas palabras para seguir desesperándome más de lo que ya me encontraba.

—  Pero si acaba de ir camino hacia su empresa... — Frene mi caminata por la habitación sintiendo el aire de mis pulmones contenerse. 

— ¿Cómo lo sabes Anxo? 

— Sabes que él, la quiere muy vigilada, paso dos días en el departamento de Lily y hoy está en su empresa.

— No sé cómo no se me ocurrió preguntarte antes.

Inhale aire de nuevo al saber que Iana se encontraba en perfectas condiciones, pero a la vez a la vista de que él. 

— ¿Será porque nunca piensas?

— No me ayudas mucho Anxo...

Respondí irónico sentándome en el sillón. Con el pasar de los minutos mi amigo y yo comenzamos hablar de cosas triviales y de las llamadas de advertencia que había recibido. Anxo me había comentado todos los nuevos negocios que se venían encima y lo importante que eran hasta que el tema de conversación se acabó y una pregunta surgió de mis labios.

—  ¿Ya regreso? — Escuche el silencio a través del altavoz.

—  Ayer... Ha estado muy enfadado últimamente, ha pedido que solo hombres de su confianza la vigilen... Deberías cuidarte y a ella también —
Hice una mueca pensativa.

—  Jamás le he tenido miedo Anxo, todo estará bien.

—  ¿Al menos has pensado en lo que pensara ella cuando se enteres que la usan como un objeto? O peor aún, ¿Cuándo sepa lo que va a suceder? 

Suspire pasando una mano por mi cabello desordenado. No sabía porque tanto empeño en que ella supiera todo cuando no era el momento, y cuando mis planes estaban saliendo a la perfección.

— No es el momento, esta situación me tiene fatigoso — Respondí escuchando varios gritos de fondo que me hicieron fruncir mi entrecejo con evidente confusión.

— Y con lo que va pasar aún más... —  ¿De que estas hablando?  — Pregunte curioso al seguir escuchando gritos de fondo.

—  Se nos arruino todo Max — Me levante del sillón agitado.

—  ¿Anxo que está ocurriendo? — Los gritos se intensificaron aumentando mi molestia de no escuchar muy bien a Anxo. No sabía que estaba pasando y porque los gritos de fondo eran tan audibles, sin embargo, solo pude quedarme en silencio.

— Todo se nos vino abajo... Debemos apresurarnos o será muy tarde Max...

— ¿Quieres decir que...?

— Si Max...

Maldición.

Mas Que Socios ✓1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora