Capítulo 11

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Iana Bennett.

Me cruzo de brazos en silencio mientras me siento en una poltrona en el bar de playa, mientras no dejo de pensar en Max. No sé porque me siento de esta forma cada vez que lo tengo cerca, me intimida de una forma tan inexplicable y me incita a querer estar a su lado, pero no iba hacerlo. Es un egocéntrico y un idiota de primera, y por muy guapo que es, tengo que controlar esta extraña sensación de deseo que recorre mi piel.

— Creo que lo que haces está mal Iana — Tony me miro sosteniendo su helado con su mano.

— Es tan engreído, un imbecil, cree que seré una más a la que llevará en su cama y no voy a permitirlo — respondo sin un atisbo de enojo viéndolo ofrecerme helado a lo cual niego rapidamente.

— Eso no justifica lo que haces... — Me cruce de brazos levantándome de el lugar para caminar de regreso hacia el hotel, con el junto a mi.

— Es que no sé lo que me pasa con él — Recalque quitando su helado para darle una lamida.

Al final si debí comprar helado.

Tony es mi ex novio, y nuestra relación había sido bueno durante un tiempo pero no me sentía segura de que fuera algo que en verdad quería en aquel momento, apenas y comenzábamos la universidad y estaba enfocada en otras cosas. Aun así, tenemos una amistad que perdura pase lo que pase, y  el siempre estará para mi, así como yo estaré para él. Aunque a veces sea un grano en el trasero de insoportable.

— Si te gusta solo debes decírselo — comenta encogiendo de hombros.

— ¿¡Estas loco!? ¡Jamas me va a gustar ese troglodita, narcisista, y prostituto! — Exclame con mis mejillas rojas devolviéndole el helado.

— Creo que deberías aceptar tus sentimientos como son sin importa lo que la gente diga al respecto — alega con una sonrisa tierna dejando un beso en mi mejilla — debo irme, tengo una reunión, pero piénsalo, ¿De acuerdo? —

Se despidió de mí extendiéndome su helado para luego tomar una camino de piedras que lo llevaría directo al hotel. Me quedo de pie a la orilla de la playa con mis pies en una fina sandalia de tirantes, el agua humedece mi piel y arrojo el helado a un contenedor de basura mientras gruño frustrada. El agua cristalina me recibió junto a la brisa que levantaba mi vestido playero, seguí mi camino por la orilla de la playa viendo a lo lejos una figura de pie en un árbol de ramas dentro del agua. Sus ojos cafés oscuros se posan en mi y respiro profundo observando de nuevo su aspecto; pantalones cortos en color negro, camiseta blanca de mangas cortas con la mayoría de los botones desabrochados. Debo admitir que el muy imbecil es atractivo, y que es tan guapo que tal vez sea irresistible y eso no estaba facilitándome las cosas.

— ¿Ahora me sigues? — inquiero cruzándome de brazos al llegar enfrente de el.

— Siempre persigo lo que deseo — murmura con ese tono gutural y jodidamente sexy.

— Puedo demandarte por acoso — susurre seria viendo como da dos pasos hacia mi, obligándome a alzar mi mirada hacia su rostro.

— ¿Y después quien va a satisfacer tus deseos, Iana? — murmura atrevido deslizando sus nudillos por mis mejillas — ¿Quieres nadar? ¿O esperas a que turrón te invite? —

— Su nombre es Tony... ¿Eso que escucho son celos?

— Solo es una pregunta nada más — Asentí rodando los ojos, me quite el vestido dejando mi cuerpo cubierto por el traje de baño que hace unas horas me había ayudado a colocar.

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