Una lección que Allyson aprendería desde pequeña es que los medios mienten, y en grande: si esto fuera un programa de televisión o una novelucha juvenil, había una especie de equilibrio de las fuerzas, de compensación de los atributos: ella podría ser la tímida pero inteligente, mientras que Jessica sería la hermosa y popular.
Pero no: la vida le dio a la mayor TODO lo que se le podía dar a una adolescente.
Entre tanto Allyson, para bien o para mal, y en lo correcto o no, no necesitaba de mucho para pensar que por supuesto que la favorita de su madre era Jessica, su hermana mayor.
En muchos sentidos, la hacía sentir como una "versión superior" de ella misma, y superior en casi todo sentido posible.
Porque... ¿y si lo repasamos?
¿Calificaciones? Sus notas eran impecables, y por más que se esforzaba, la diferencia era muy evidente.
¿Físico? Ugh, eso no debería de pesar, pero la balanza se inclinaba hacía un lado mucho más que el otro. Dicen que la pubertad es la etapa en la que todos somos feos y que es algo por lo que debemos de pasar sí o sí.
Pero ese no parecía ser el caso de Jessica, que inició como una niña adorable y creció a una hermosísima adolescente que hacía girar las miradas de más de uno o una, ya sea en admiración o envidia.
Y popularidad; apenas en su primer año de preparatoria en Hopewell High, y ya había sido nombrada Reina de la Escuela: la última vez que una chica de primer año había logrado eso. La corona era de plástico y las joyas de bisutería, y aún así lucía más de la realeza que la mitad de los Windsor puestos juntos.
Y aquel día, hace unos pocos años atrás, cuando Allyson apenas tenía 10 años, a punto de la incómoda etapa de transformación física y hormonal, la recordó viendo de reojo hacía la habitación de su hermana.
La vio probandose el uniforme del club de animadoras: de colores blancos, dorados y negros con brillos en la tela. Le ajustaba a la perfección, resaltando toda curva de su figura.
—¿Allye? —Jessica la notó en el reflejo de su espejo de cuerpo entero.
—¡Oh, lo siento, no quería espiar! —la entonces niña se excusó.
—No pasa nada querida, ven, ven.
Allyson a paso temeroso ingresó al cuarto de su hermana mayor.
—¿Qué te parece? —preguntó Jessica dando un coqueto giro con su indumentaria.
—Es... bonito.
—¡Lo sé! ¿No es para morirse este esquema de color y diseño? —dijo con voz empapada de dicha la mayor de las hermanas en lo que volvía a admirar su reflejo y haciendo un par de poses—. Creí que no sería tan bueno pero en definitiva esto irá a mis redes.
Una lección que Allyson aprendería desde pequeña es que los medios mienten, y en grande: si esto fuera un programa de televisión o una novelucha juvenil, había una especie de equilibrio de las fuerzas, de compensación de los atributos: ella podría ser la tímida pero inteligente, mientras que Jessica sería la hermosa y popular.
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Un Club Entre Dos
Teen FictionAllyson es en muchos sentidos una estudiante perfecta, y se espera mucho de ella de parte de su familia y de su escuela. Por eso sorprende a más de uno cuando termina en detención por, para ponerlo en términos sutiles, romperle el hocico a la capita...