14. Perder El Bosque Por Los Árboles

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Con vista hacía la ventana, divisando las estrellas de un cielo despejado, Allyson y Jessica tuvieron la oportunidad de pasar algo de tiempo juntas; ni siquiera habían puesto una película, o desviaban su atención con el teléfono: ese momento de relajación fue uno muy buscado por las dos hermanas, y ni siquiera lo sabían hasta el instante en que estaba ocurriendo.

Pero preguntas, preguntas eventualmente hallaron su camino hacía esa habitación oscura.

—¿Cómo es la universidad, Jessie? ¿Tan emocionante como me imagino? ¿Muy diferente?

—Lo curioso es que en muchos sentidos, es completamente diferente a la vida de la preparatoria —explicó la mayor de las Martin—. Mientras que en otros, es justo tal cual la preparatoria, pero... de un modo mucho más intenso, si es que eso tiene sentido.

—¿Más intenso que la cuadrilla de animadoras esté en tu contra por romperle la nariz a su capitana?

—Espera a tratar con jefe de departamento de servicio social y ahí conocerás el verdadero terror.

—Lo descubriré conforme lleguemos a eso... suponiendo que llegaré a eso —Allyson suspiró—, si no me meto en más problemas.

—Metiste la pata una vez, no es como si tuvieras que pagar toda la vida al respecto: eso no deshace años y años de buen comportamiento.

—¡¿Verdad?! —exclamó la menor, casi queriendo decir al mismo tiempo un "¡Gracias!" atorado en su garganta.

—Pero mamá... mamá es especial.

—Eso es un eufemismo, ¿no es así?

—Es nuestra madre: ha batallado, está sola, solo vemos a papá de vez en cuando, y la última vez que lo hicimos nuestros regalos de Navidad tenían los nombres "Yessenia y Alice": esperemos que sea porqué se equivocó con los nombres y no porque sean los nombres de dos strippers y recibimos sus paquetes por error.

Ambas rieron: ayudaba que en esa privacidad, podían hacer chistes que su madre reclamaría desde la mención de la palabra "papá" o si eso fallaba, lo haría con la palabra strippers.

—¿Puedo preguntar el por qué, hermanita? —Jessica inquirió.

—Bueno, es que los paquetes no tenían nada malo per se —explicó Allyson—, pero tenían una fragancia como de perfume barato de mujer y brillantina y... desde ese punto de vista, ¿cómo no entender la cara de mamá con eso y además...?

—No, me refiero a lo del golpe, lo de esos dos locos que encontraste en detención, y de paso también lo de...

Allyson se abochornó pero no negó el espacio a su sonrisa, tras ver a Jessica llegar a ese asunto.

—Puedo ver entonces que sí leíste mis mensajes —declaró la hermana menor.

—Cuéntame más, necesito saberlo...

Y eso hizo: se desbordó, detalles más y detalles menos, sobre sus últimos días de clases.

—Entonces —Jessica asintió después de escuchar a su hermana—. ¿Te gusta mucho ese niño, eh?

—Es un poco patético, pero no he dejado de pensar en él.

—Ese chico sería muy afortunado de conquistar el corazón de una chica como tú; espero que a pesar de las reputaciones, ese tal Jack, Jade, cómo se llame, te trate bien.

—¡¿Disculpa?! ¡¿Cómo has dicho?!

—El muchacho del que hablaste, ¿Jordan?

—¡Jake! ¡Se llama Jake!

Un Club Entre DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora