Mucho se habla, a veces en broma, a veces en serio, sobre cómo los hombres harán cualquier cosa antes de ir a terapia. Y tiene algo de verdad, no negaré que a algunos ejemplares no les caería mal una buena aireada de traumas.
Pero el problema con ello se vuelve evidente con dos verdades:
TODOS necesitamos terapia, hombres, mujeres y misceláneos.
Pero tampoco es una varita mágica que al instante lo resuelva todo.
Y eso último es relevante porque hay cosas que la consejera escolar, la señorita Tomika Jefferson, no estaba en posición de solucionar.
—A ver, entonces, déjeme ver si entendí bien —la educadora, esa mañana en su oficina, declaró, con expresión de extrañeza al tratar de encontrar una forma en que pudiera brindar palabras de socorro y consejo—, le gusta una chica que no tiene idea de que usted existe siquiera...
—En efecto —un rubio muchacho de cuerpo delicado y delgado, y rostro ojerizo contestó, sentado frente a frente del escritorio de la señorita Jefferson.
—...pero la ha admirado desde hace un tiempo, y ha tratado de tener interés en lo que le interesa a ella.
—Así es.
—...así que en lugar de tratar de acercarse, ser sincero y honesto con lo que siente, se inscribe al equipo de animación como la mascota de la escuela, un trabajo que requiere enorme destreza y condición física con recurrentes exigencias de agilidad... a pesar que usted está en constantes tratamientos y terapias por una debilidad crónica.
—En efecto.
—¿Sabe? No estoy para nada segura cómo puedo ayudar en este apartado —la educadora se sinceró—. Se supone que debo ayudar a chicos que deseen tomar un examen en particular para ingresar a ciertas escuelas, o a ver sus perfiles para indicarles el mejor posible camino laboral...
—Sé que no es lo más común, pero...
—¡No, no, espere señor Hoggard! —la señorita Jefferson interrumpió—. Lo curioso es que es el segundo chico este año que viene con preguntas así, y sé que no es demasiado, ¡pero es raro que ya haya ocurrido dos veces!
—¿Entonces, cómo ve?
—Oh, querido joven Hoggard, el aconsejar cómo conseguir chicas no estaba en la descripción de mi puesto cuando apliqué para este trabajo; de saberlo, hubiera sido mucho más popular en la universidad... pero, si hay algo universal respecto al amor, es que nos hace hacer lo imposible.
—¿O sea, lo idiota?
—Algunos preferimos la óptica del romanticismo... pero, sí.
—Aprecio la honestidad brutal.
—No es algo que se ve todos los días en una institución de gobierno, joven Hoggard; sepa apreciarlo —sostuvo la asesora —, pero, quizá pueda comprender su situación mejor si comprendiera algo más del contexto.
—¿Contexto?
—O sea, que me cuente las cosas desde el principio. Es decir, si este es el tipo de historias que voy a andar atendiendo, por lo menos quiero estar enterada bien del chis... digo, del trasfondo de los hechos.
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Un Club Entre Dos
Teen FictionAllyson es en muchos sentidos una estudiante perfecta, y se espera mucho de ella de parte de su familia y de su escuela. Por eso sorprende a más de uno cuando termina en detención por, para ponerlo en términos sutiles, romperle el hocico a la capita...