7. Ojos Bonitos

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El que Allyson tuviera un potencial admirador secreto no debería de ser tan inusual, pero para ella lo sentía como un hecho inalcanzable, algo que de ocurrir, sería en un año bisiesto después de la segunda llegada de Jesús. Inclusive tenía una lista de diez cosas que para ella eran más posibles que el que un chico sintiera algo por ella.

Y aquí están:

1. Que los cerdos vuelen

2. Que el universo colapse de forma espontánea.

3. Que llegue la democracia real a Venezuela.

4. Que inventen una marca de carne vegana que de hecho tenga buen sabor.

5. Que le enseñen a un pez a andar en bicicleta.

6. Que reviertan los efectos del Cambio Climático a niveles pre-industriales.

7. Que caiga nieve en la nación africana de Mali.

8. Que inventen un jarabe para la tos que no sepa a goma de mascar con vaselina.

9. Que legalicen el crack para consumo recreativo.

10. Que Taylor Swift cambie de género musical al rap de pandilleros.

Pero comparaciones hechas de lado, el punto de importancia es que Allyson se encontraba en una Terra Incognita de las relaciones humanas; ella se había vuelto la Cristóbal Colón de los enamoramientos escolares: había descubierto algo que millones de personas ya conocían.

Y hablando sobre descubridores...

—¿Señorita Martin? —escuchó en voz de la profesora de la clase de historia.

—¿Perdón?

—¿Puede darme la respuesta a la pregunta que le di? Porque francamente la vi muy distraída, y me hace pensar que si no tiene la capacidad de poner atención y aprovechar los beneficios de una educación formal, puede que sea mejor que...

—¿Jacques Cartier? —la rubia respondió.

—...adivinó por mera casualidad —el docente refunfuñó.

La campana que anunciaba el fin de clases sonó, y los estudiantes se alzaron y se dirigieron a los pasillos de la escuela. Allyson se disponía a hacer lo mismo, pero fue detenida por una voz que para ese punto, se volvía más y más familiar.

—La salvaste muy bien —Jake comentó conforme la chica de cabellera trigo atravesaba el umbral del aula de la clase de historia.

—¿Qué cosa salvé? —Allyson preguntó sin detener su marcha lenta pero firme.

—La pregunta.

—Es increíble lo que leer libros en tu tiempo libre hace por tu intelecto.

—"Leer libros en tu tiempo libre" —Jake la citó—. ¿Sabes? Con una palabra con "L" de más en esa oración y podrías tener un buen trabalenguas.

—Disculpa, no quiero ser grosera, pero... ¿tienes alguna razón extra para seguir hablando conmigo?

—¿Perdón? —Jake se ruborizó.

—Hasta hace unos pocos días no nos conocíamos, y ahora parece como si fuéramos amigos de toda la vida, o por lo menos actúas así. Quizá afuera hay un universo alterno, una versión diferente de la historia en la que nos conocimos y fuimos muy cercanos desde chiquitos. ¿Pero en el aquí y el ahora, tal como son las cosas? ¡Siento que me estás agobiando, mamá!

El muchacho giró un poco su cabeza ante tal desplante que la propia Allyson se dio cuenta pronto que estaba un tanto fuera de lugar.

—Creo que no es el momento de hacer la broma de "¿Todo bien en casa?" —aseveró el muchacho.

—¡Mil disculpas! —murmuró con premura la rubia, tan apenada como esos sueños en los que una está desnuda en público—. ¡No sé qué me pasó, ni que me poseyó!

—Hey, a todos nos pasa —le dijo Jake, siguiendo a Allyson, igualando el ritmo de sus pasos—. No hay nada de qué preocuparse, todos lidiamos con algo y... carajo, ¡¿cómo puedes caminar tan rápido en tacones?! ¡Eso sin mencionar que tus tobillos deben de sanar muy rápido si ya andas así otra vez!

—Mira, no sé cómo le haces —sin voltear siquiera, la jovencita comentó a su literal seguidor—, no sé si es que sea tu labia, tu encanto, o que tengas ojos bonitos, pero me da miedo lo mucho que siempre logras que me abra más de lo que quisiera.

—¿Crees que tengo ojos bonitos?

Los pasillos hicieron eco con el ruido del paso de Allyson deteniendo su caminata, para después dar media vuelta, y ver a Jake cara a cara, suspirante y con sus mejillas coloradas.

—Mira, Jake... lo siento; es... más que evidente que soy nueva en esto de tener amistades. Amistades reales, digo, más allá de grupos de Internet de fanfics y cosas así. Y he estado lidiando con mucho en mi plato, tengo una madre que, bueno, si se me salió llamarla en momentos de estrés es que te puedes dar una buena idea de cómo es, ¿entiendes eso, no?

—Más o menos —asintió el chico—, excepto que mi madre está en la cárcel.

—Oh, solo dices eso para hacer sentir que mis problemas no son tan grandes, ¿no?... ¿no?

—Eh, s-sí, claro Allye...

—El punto es, si a veces actúo extraño o impulsiva, no es mi intención, de verdad.

—¿Y...?

—...y sí, Jake —Allyson sonrió—. Sí tienes ojos bonitos.

—¡Lo sabía! ¡Sí serví para algo!

—¿Pero ahora puedo yo hacerte una pregunta? —de súbito Allyson cambió el riel del asunto.

—De una vez te lo digo, ojitos violeta: quizá tú sí pusiste atención a la clase de historia, pero yo no.

—No, no es sobre eso, es sobre chicos.

—¿Chicos? ¡Qué asco! ¡Los odio!

—¡Ya, en serio Jake! —Allyson, disimulando su risa, pidió algo de orden a su amigo—. Es más bien, una pregunta que solo un chico, un varón podría responder. Al menos un varón hetero.

—De una vez te lo digo: no, no sé porque todos vamos a empujar el auto de un desconocido cuando vemos que se ha detenido en la calle; es algo primitivo, instintivo, ya que aunque no existían vehículos así en el neolítico, quizá hacíamos lo mismo con los mamuts, y...

—¿Crees que soy bonita?

—...¿disculpa, cómo dices?

Allyson tomó aire, y repitió su pregunta, con manos juntas y timidez en voz y postura.

—Dije que sí crees que soy bonita...

—Pues...

Jake no contestó de inmediato, ni a la periferia de la inmediatez; un silencio ante esa pregunta era, para Allyson, tan malo como si simplemente hubiera dicho "no".

—Vaya —la rubia resopló—. ¿Qué tan fea estoy cómo para que te quedes callado, no?

—No, para nada —Jake anunció—, pero debes admitir que no es algo que uno le pregunte a otros todos los días así como así. Eso sin mencionar que ahora me hace preguntarme el por qué quieres saber la respuesta a eso, ¡QUÉ ANTES DE QUE TE DEPRIMAS, SÍ, ERES BONITA!

—G-gracias —susurró Allyson, alejando su mirada y enfocándose en un costado—. Inseguridades mías, lo sé.

—Lo sé.

—Mira, la clase siguiente no tarda, mejor me voy, y Jake: aprecio tu honestidad... porque fuiste honesto, ¿verdad?

—Gano poco o nada si te mintiera,

La rubia asintió, y se despidió antes de partir a su nueva clase, sin saber de todo si Jake le había dicho la verdad, pero tendría que confiar en su palabra, —algo pocos hacían—, pero si él era de los pocos que escuchaba y entendía su parecer, no había daño alguno en retribuir sus cortesías y consideraciones.

Puede que quizá la nota no era de Ryan, y la belleza no lo es todo, pero el que Jake dijera, sin razón alguna, que lo era, la hizo sentir mejor.

El detalle es que Jake sí tenía una razón...

Un Club Entre DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora