A pesar de lo relativamente corto de su camino hacía la escuela, Allyson logró notar a otros de sus contemporáneos y compañeros de clases involucrados en un curioso enigma que jamás pudo resolver.
Todos ellos eran, o al menos parecían ser amigos.
—¿Me pasas la tarea de francés? —alcanzó a escuchar desde un grupo de chicas
Claro, por más ñoña que pareciera, Allyson no tenía una postura muy favorable a la idea de compartir resultados y trabajos escolares. Pero hey, también pensó que quizá en parte por esa renuencia, los amigos no le eran abundantes.
Quizá en algún punto hizo buenas migas con otros chicos que asistían a clases especiales, en especial de esos centros de apoyo con las matemáticas que traumatizaron a una generación de niños con ansiedad, pero fuera de pláticas para labores de equipo, tales relaciones no florecieron.
Lo único que florecía en su corazón era, algo común en chicas de su edad con un vecino que encontraban atractivo.
Cargando su estuche guitarrero y en camisas de franela que parecían sacadas de una banda de grunge noventera, y acercándose a la entrada de la escuela al igual que ella, casi a su mismo ritmo, casi al mismo tiempo, se encontraba él.
—Ryan está ahí —la rubia suspiró, con mejillas tan coloradas como cerezas sobre un pastel.
Puede ser algo trillado, y Allyson era la primera en admitirlo y sentir vergüenza al respecto; ¿una chica novata enamorada del músico? ¿No podía haber elegido algo menos gastado?
Pero el corazón pide, y uno dispone, en especial a tal edad, no pudiendo alejar su mirada de su cabello castaño claro en movimiento sutil y rítmico con cada paso; hasta ahí ese muchacho parecía tener la música.
Habían sido vecinos de toda la vida, y sin embargo, él no parecía siquiera saber que ella existía en absoluto. Se debía de resignar, conformar a sufrir de un amor sin confesar, en silencio y en secreto de grado monástico.
—¿¡Te gusta ese chico!? ¿No es así? —Una voz chillona interrumpió su monasterio mental.
—¿Perdón? —preguntó Allyson volteando hacía un costado suyo.
—¿Que si te gusta ese chico?
—Eh, n-no, ¡no, no, para nada! —la rubia se excusó, intentando tomar sus sentimientos como juguetes desordenados que tenía que esconder en un baúl antes que alguien se lastimara al pisarlos—. ¿Por qué dices... eh? ¿Eres la chica de ayer, no? ¿Sora?
—¡Sarah! ¡Mucho gusto querida! ¡Creo que en realidad no tuvimos mucho tiempo de conocernos!
—Eh... claro, Allyson Martin —entregó su mano—. Mucho gusto...
—¡Sarah Miriam Ariel Jumanji Greenberg! —replicó esa morena de cabellera ondulada.
—Claro, es un placer, Sa... espera, ¿acaso dijiste...?
—Oh, sé lo que piensas, ¡todos lo mencionan cuando oyen mi nombre completo! Pero te lo aseguro, es verdad: "Ariel", sí, como la sirena princesa de Disney, excepto que yo no soy pelirroja, aunque sí estoy oscurita como la versión esa que a NADIE le gustó.
—...sí, en efecto, me sacaste las palabras de la boca.
—¡Pero eso no importa! —Sarah exclamó agitando su cabeza por un segundo—. ¿Cuál es tu historia con el roquerito ese?
—¿Ryan, quieres decir?
—¡Ryan! ¡Bonito nombre! ¿Sabes algo de él?
—Bueno, sé que su nombre completo es Ryan Logan, vive en mi misma calle, estudia en el último grado; le gusta la música, sobre todo las bandas de rock alternativo de los 90 y de los 2000, mide 1.80, su película favorita es El Club de la Pelea, su tipo de sangre es 0 negativo, y...
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Un Club Entre Dos
Novela JuvenilAllyson es en muchos sentidos una estudiante perfecta, y se espera mucho de ella de parte de su familia y de su escuela. Por eso sorprende a más de uno cuando termina en detención por, para ponerlo en términos sutiles, romperle el hocico a la capita...