Allyson podía malabarear con la literatura, las ciencias tanto exactas como las sociales, así como las lenguas extranjeras.
Pero una pelotita que quizá se pasaba de indomable en este juego de equilibrio llamado "escuela" era la clase de arte; eso simplemente no se le daba. No tenía problemas para recordar estilos o artistas, ¿pero aplicar las técnicas? Los dibujos de bolitas y palitos eran un reto para ella tan grande como sería el pintar la Capilla Sixtina de memoria.
Y no: no estaban en los libros en la clase de la señorita Hill, en un enorme salón de arte con caballetes y pinturas de fuerte hedor.
—No olviden que al final del día, lo más importante de todo es que en lo que sea que trabajen y sea cual sea el resultado, el arte es una expresión de la identidad de lo más hondo de su ser, dónde el limite solamente lo dicta su imaginación —comentó la profesora—. Solo recuerden no abusar del rojo, que ya casi se nos acaba la dotación para esta semana.
Limitaciones de imaginación y presupuesto escolar de lado, Allyson no se salva de no salvarse.
—Maldita anatomía —se dijo mientras admiraba la amorfa figura que había pintado sobre el lienzo—. Maldita perspectiva, maldita teoría del color...
Necesitaba ayuda, y urgentemente, y para ello, debía recurrir a una compañera inesperad...
...es Sarah, vamos: a estas alturas deberían haberlo visto venir.
—¿Pasa algo, Allye? —la morena inquirió al ver a su compañera en problemas haciendo señales y acercándose a su pequeño espacio del aula.
—Esto se me hace imposible —la rubia declaró—, una tarea herculina.
—Las artes visuales puede que no se te dan pero por lo menos sé que las letras siguen siendo tu dominio —replicó Sarah—, por eso, quizá me preguntaba.
—¡Por última vez! ¡No voy a escribir un fanfic en que "repare" la última temporada de Juego de Tronos!
—No, ya le perdí esperanza a eso, pero más bien, quiero decir si necesitas un poco de mi ayuda.
—¿Sabes manejar esto de la pintura?
—Más o menos...
En el lienzo de la morena, lucía una pieza de arte tan colorida y viva que era digna de ser saqueada y llevada al Museo Británico.
—La forma... el uso del color —Allyson se dijo, maravillada con esa obra frente a sus ojos—. ¿Cómo caraj...?
—Deja las descripciones para después, amiga —Sarah interrumpió colocando su índice en los labios rosa amaranto de su momentánea compañera de arte—, es mejor dejar algunas cosas a la imaginación del lector.
—¿Del qué?
—No importa —la morena cambió el riel de su conversación—. ¿Puedo ver tu pintura?
—¿Tengo que mostrarla?
—Un doctor no puede operar si no ve la parte herida.
—"Parte herida" es amable —Allyson confesó—. Creo que tendría que ser más bien algo por el estilo, "abortó el bebé y empieza desde cero con otro feto".
—No puede ser tan malo —dijo Sarah al admirar la figura pintada de la rubia—, es algo abstracto, pero es una buena interpretación de un caballo.
—Se supone que es un chico.
—Eso solo tendría sentido si fuera un chico de Chernobyl o Bhopal.
—Mira, ¿podemos dejar las comparaciones con horribles desastres medioambientales y ayudarme un poco?
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Un Club Entre Dos
Teen FictionAllyson es en muchos sentidos una estudiante perfecta, y se espera mucho de ella de parte de su familia y de su escuela. Por eso sorprende a más de uno cuando termina en detención por, para ponerlo en términos sutiles, romperle el hocico a la capita...