60. Sinceramente Nuestros

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—¡¿No es joda?! —Malcolm y Colleen reaccionaron ante la noticia.

—¿Jess, por qué no dijiste nada? —Allyson se hincó a preguntarle.

—Con todo respeto, familia Martin, a algunos más que otros —Jake tomó la palabra con sus labios y con sus manos un teléfono—. Lo importante aquí es ocuparse de la MUJER EN DOLORES DE PARTO. ¡Así que dejen de actuar como aristócratas de egos más inflados que cinco minutos y ayuden a su hija, por favor!

El tiempo de la sutileza se había agotado, y finalmente el adolescente les pudo plantar cara en un terreno que él conocía: la hostilidad abierta y clara. Pero ciertamente no fue en el escenario que hubiera imaginado, ni él, ni nadie.

—¡Respira hondo Jess! —imploró Allyson, a lado de su hermana, sujetando su mano y sin alejar su mirada de su atribulado rostro—. ¡Jake llamó a emergencias! ¡La ayuda pronto estará aquí!

—¡CINCO MINUTOS ASÍ SE SIENTEN COMO TRES SIGLOS Y MEDIO! —la futura madre gritó sin contención.

—Hay que encontrar la manera de calmarla.

—¡Ya lo tengo! —exclamó Jake.

—¡SIN HIERBA! —Allyson aclaró.

—¡No lo tengo!

La forma en que Jake respondió hizo reír a Jessica, un poco, pero lo suficiente para reemplazar por unos cuantos segundos los gemidos que emitía.

—¿Todo bien Jess?

—S-sí, estoy bien Allye, es solo que... lo de tu novio, me cayó en gracia.

—¿En serio?

Jessica no pudo contestar en voz, pero lo hizo asintiendo.

—Si te gustó, tengo muchos otros, dicen que la risa es la mejor medicina —Jake aclaró su garganta cual si estuviera a punto de empezar una rutina—. Verán: un hombre entra a una agencia de talentos...

—¡Jake, ahora no hay tiempo para los aristócratas! ¡Ayúdame!

—¡¿Cómo?!

—¡Ni idea, pero mis padres están muy ocupados como para hacer algo al respecto!

En efecto: empezaron, para variar, a pelear y culparse entre sí. En lo que llegaba la caballería en forma de una ambulancia, la guerra estaría a cargo de los dos menores de edad.

Sin saber qué más hacer, Jake tomó a Jessica de su otra mano disponible, al lado opuesto de Allyson.

—¡Te odio! —la futura madre comenzó a vociferar—. ¡Tú me hiciste esto! ¡Me vengaré de ti cuando tenga la primera oportunidad!

—¿Y yo qué hice?

—Lo siento, lo siento —Jess se excusó con una voz forzada—. Estoy un poco en mi fase de "culpar a cualquier hombre que tenga cerca"; si no eras tú, hubiera sido papá... ¡Lo siento papito!

—Está bien mi reina —Malcolm contestó por un segundo, para luego seguir discutiendo con Colleen.

Sin más remedios que su capacidad de improvisación, Jake tuvo una idea; se retiró por unos pocos minutos al cuarto de baño, y al regresar, presentó una solución temporal.

—Jess, ¿puedo llamarte Jess? —trató de agarrar mayor confianza con su posible cuñada.

—¡No!

—Pues igual —bajó la voz y acercó su boca a un oído—. No quieres hierba, eso lo entiendo, pero tengo esta otra cosita, unas pastillas, te calmaran, y no tienen efectos secundarios.

Un Club Entre DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora