Sentía como si hubiera corrido un maratón, no sentía mis piernas del todo.
Los recién casados salieron de la habitación dejándome sola con Charles y nuestro pequeño Jules.
Era increíble como había pasado de estar dentro mío a estar ahora con nosotros.
Todo me parecía irreal, el simple hecho de que ya éramos padres, lo hermoso que se veía Jules en los brazos de Charles y en cómo yo ahora los miraba a ambos.
-Creo que debería darle un poco de pecho- comenté llamando la atención del ojiverde y de la enfermera que seguía en la habitación.
-No quiero soltarlo Lissie- dijo Charles.
Sus ojos estaban rojizos pero aún no dejaba salir ninguna otra lágrima.
-Pues tendrá que hacerlo, necesita comenzar a alimentarse- la enfermera le quitó a Jules y lo dejo en mis brazos.
Me explico amablemente como darle pecho a mi hijo y cuando comenzó a mamar nos dejó solos.
-¿Crees que vaya a tener tus ojos?- le pregunté.
-No lo sé- Charles dejo la mitad de su cuerpo recostado en la orilla de la camilla.
Aún seguía con su traje negro, su corbata estaba ya descolocada. Este día definitivamente iba a ser un recordatorio y una buena anécdota para contar en las comidas familiares.
Y es que, ¿Cómo podía contarlo? Okay, comenzaré desde el comienzo.
Diría algo como: Estábamos en la boda de Henry, y ya saben, pase la mayor parte de mi embarazo orinando, así que eso fue lo hice.
No fue una ida al baño común, no lo digo porque Charles decidió entrar y cerrar el sanitario solo para dos. Para nada. Uno va al baño y no espera se tir la cabeza de su bebé bajando por la vagina.
Okay, quizá debería cambiar eso, pero ya lo haré después.
Recuerdo decirle a Charles lo que sentía, mi prometido perdió el color de su rostro al escucharme hablar. Pero como si de un reflejo o acción voluntaria se tratara, tomo mi mano y nos saco de ahí.
Ni siquiera nos dió tiempo de decirle a alguien, todos estaban en la pista de baile.
Tuvimos que actuar como una dupla en una carrera. Charles condujo rápido al hospital, había estado en un coche con él dentro de una pista, pero creo que está noche, Charles condujo como si su vida dependiera de ello.
Me asusté por un momento, creí que nos íbamos a estrellar, pero aún así confiaba en él. Es un buen piloto, de los veinte mejores del mundo.
No sabía que ocurría cuando llegamos al hospital, comenzaron a tomar mis datos mientras me llevaban a un cuarto de espera.
No sentía ningún dolor, sentía una presión debajo, y algo me decía que no alejara mi mano de mi entrepierna.
Mi vista no se apartaba de Charles, tenía su mirada perdida mientras que los doctores me revisaban.
Creo que todo paso muy rápido, demasiado rápido para decir verdad. Charles había ido a cambiarse y los dolores comenzaron a hacerse notar, dijeron que estaba lista y que seguramente iba a ser un parto rápido.
Había leído que los partos podían durar horas, según los doctores no había desechado orina.
Apenas y me metieron a otro cuarto más grande cuándo solté un grito desgarrador. Sentí un dolor en la parte baja de mi espalda y un rastro pequeño de sangre salió entre mis piernas.
Las enfermeras maldijeron por lo bajo y se apresuraron a recibir a Jules. No dure más que cinco minutos para que Jules saliera por completo.
Quiero decir, disfrute mi embarazo, pero el recibir a tu bebé es algo que lleva más significado.
Conocer a la combinación tuya junto a la de la persona que amas debería de haber sido un momento especial que ambos tuvimos que vivir.
Pero, la persona que amó llegó cinco minutos después. Le dolió. Lo supe, porque me dió la misma mirada que me había dado el último día que lo ví después de nuestra reconciliación de dos años.
Culpable. Dolido. Y con la sensación que la había vuelto a echar a perder entre nosotros dos.
Pero la verdad es que no lo sentí así. Está era una mirada diferente, sentí que no era para mí, más bien, era una mirada culpable para Jules.
Trate de hacerle sentir mejor cuando se acercó a mi. Creo que me enamore aún más de Charles cuando lo ví cargar a nuestro hijo en brazos.
-Nos pusimos nuestros mejores trajes para el nacimiento- dije causándole una risa- Muy elegante, al estilo Bermont.
-¿Y los Leclerc no somos elegantes?
-No tanto como nosotros, ¿No has visto a Henry? Creo que eso dice mucho...
-Tienes razón- soltó un bostezo.
-¿También estás cansado?- pregunté en voz baja.
-Un poco, pero me mantendré despierto por ustedes.
Sonreí un poco, la pequeña cabeza de Jules se separó de mi. Acomode mi ropa cuando Charles volvió a tomarlo en brazos.
-Duerme un poco, creo que lo necesitas- dije Charles sin apartar la vista de Jules.
-Quiero darme un baño.
-¿Un baño?- asentí- Llamaré a una enfermera entonces.
-Charles- le llamé antes de que saliera- Deja a Jules aquí, no va a pasarle nada.
El chico se quedó en silencio un momento pero termino por dejar al recién nacido en mis brazos.
Salió arrastrando los pies y regreso minutos después con una enfermera. Me preguntaron si quería llamar a mi madre para que me ayudara con el baño, pero me negué.
La ducha me dolió como mil demonios, dijeron que iba a hacer normal por la cuarentena que debía pasar.
Al terminar me dejaron en el cuarto, Pascale y mamá entraron una hora después, ambas nos trajeron omisa mientras cargaban a su nieto.
Era una pena que el papá de Charles no haya podido estar aquí, sabía que esto iba a significar más para sus padres que para los míos.
-Es muy pequeño- dijo Pascale- Charles parecía un bebé de juguete cuando nació.
El chico soltó una risa nasal- Creo que sigo teniendo cara de bebé- me guiñó un ojo.
-Solo espero que Jules no sea así en ese aspecto.
-¿De atractivo?
-De egocéntrico- le dí otro mordisco al sándwich.
Miré a mamá, me dió una sonrisa y tallo sus ojos. Se puso de pie y se sentó a mi lado, justo en dónde Charles estuvo hace un buen tiempo.
-Es igual a ti- me aseguró.
-¿Lo dices en serio?- asintió.
Sentí los labios de mamá en mi frente. Aquel gesto, por muy diminuto que fuera me hizo romperme en llanto.
Ni siquiera me di cuenta cuando nos dejaron solas en la habitación. Lloraba tal cual mi hijo al nacer.
Mi psicóloga me había dicho sobre esto, dijo que era un llanto que era necesario. La sanación estaba llegando y yo la estaba aceptando.
-Lo siento, en verdad lo siento tanto, Eloise- decía mamá en mi oído.
Trate de tranquilizarme, pero mamá dejó que me quedara sin lágrimas. Caí dormida en sus brazos y desperté hasta que me dijeron que tenía que volver a alimentar a Jules.
Charles acariciaba mi mano en silencio, tenía mis ojos hinchados y la garganta me dolía.
La tristeza que cargaba por mis padres se había ido junto a mis lágrimas. Este era mi nuevo comienzo, era mi familia, era una etapa por vivir.
Y me aseguraría que se sintiera cálida, hogareña y amorosa.

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The Last Time (C.L)
FanfictionEn dónde Eloise se ve obligada a casarse con Charles Leclerc.