The Last Time (C.L)

22

Las salidas en Italia eran distintas ahora, había tomado un distanciamiento con Niccolo mientras estábamos en lugares públicos.

Pero en su casa, todas las tardes el chico tenía una cita diferente para hacer.

Me miré en el espejo, era Navidad. Había hablado con Henry, mamá y William hace unas horas deseándoles unas felices fiestas.

-¿Estás lista?- preguntó Alessia.

La chica no había mencionado nada al respecto de las notas que habían salido la semana pasada, nadie de su familia lo hizo y eso me tranquilizó un poco.

En realidad la noticia paso al olvidó, papá volvió llamarme enojado diciéndome que ya no arreglaría ningún otro problema más y que deberíamos de dar la imagen de un matrimonio perfecto.

Aquello me deprimió mucho los últimos días. Con Charles ya no tenía conversación, comencé a ignorar sus mensajes y creo que el chico se canso de enviar aunque sea algo para obtener una respuesta.

-Estoy nerviosa, quiero decir, ya he montado antes, pero creo que hoy no será una cabalgata tranquila.

Alessia se rió- Sera divertido, la adrenalina te va a encantar.

Salimos de casa, sus padres saldrían dejándonos solos por esta noche. Iba con Alessia un poco más adelante que los otros dos.

-¿No pueden quedarse más tiempo?- preguntó la chica cuando llegamos al establo- Voy a extrañarlas.

-Nosotras también te vamos a extrañar- le abracé.

-No será mucho tiempo lejos, prometiste ir a vernos a Mónaco.

-Uff ni le recuerdes- dijo Niccolo poniendo las sillas de montar- Estará molestando hasta que la llevemos.

-Lo he pedido como regalo de cumpleaños- dijo emocionada.

Mack y yo nos reímos- Mucha plática, hay que irnos ya antes de que perdamos el atardecer.

Niccolo nos ayudó a las tres a montar el caballo, íbamos a cabalgar unos kilómetros para poder ver el cielo más despejado.

-Si se sienten que no se detiene no intenten lanzarse.

-¿Cómo que no se detiene?- pregunté con miedo pero el chico ya le había dado la orden de comenzar a andar.

El viento comenzó a golpear mi rostro, escuché el grito de Mackenzie a mis espaldas pero me dió miedo girar a ver.

Niccolo apareció a mi lado, tenía una sonrisa en su rostro. Su cabello se movía con el aire, los rulos del chico se iban hacia atrás dejando su frente al despejado.

Seguimos en aquella velocidad, Niccolo nos tiro una cuerda a mi y a Mackenzie para ayudarnos a detenernos más fácilmente y según el chico sin accidentes.

Pero aquí estábamos mi amiga y yo, habíamos caído en el prado, el golpe seguramente dejaría un moretón en nuestra espalda, pero ambas terminamos teniendo un ataque de risa lo que hizo que los hermanos se preocuparan.

-Quedaron locas- dijo Alessia.

-Ellas ya estaban locas- comentó el chico ayudándonos a ponernos de pie.

Sacudí mis ropas tratando de quitarme las hojitas y la tierra que había quedado ahí.

-Woah- murmuré viendo el paisaje.

Los atardeceres de invierno eran más especiales. El cielo anaranjado nos iluminaba como si fuera una luz.

Saque una foto con rapidez- Lissie, hay que sacarnos una- dijo Niccolo dándole su celular a su hermana.