No dormí mucho, en mi mente solo estaba aquel hombre de ojos azules y trajes más caros que mi vida. ¿Por qué me tuve que dejar llevar por la rabia? No entiendo qué me pasa yo no soy así, Félix es un chico tranquilo que no se enoja ¿Cómo logra ese tipo sacarme de quicio? Es un imbécil eso está claro pero no debí decir ni hacerle nada.
¿No pude golpearlo? ¿Por qué tuve que pegar mis labios con aquellos tan asquerosos? En definitiva estoy volviéndome loco, todo es su culpa.
Salí de mis pensamientos cuando entré a la universidad, había salido a comprarle de emergencia algunas cosas a Chaewon que al parecer estaba encerrada en el baño de chicas porque acababa de pasar vergüenza.
Al parecer estaba en pleno momento candente con el chico que le gusta y resultó que manchó el pantalón del tipo con su sangre. Ese fue el breve resumen que me contó, no pregunté más detalles porque la chica se escuchaba muy apenada.
Miré que no hubiera ninguna chica en el baño y entré con cuidado escuchando los sollozos ahogados de la líder de mi grupo comunitario. Debió ser muy vergonzoso lo que le pasó.
— Chaewon — llamé tratando de averiguar en cuál de los baños estaba.
La chica sacó la mano por debajo de la puerta y yo le entregué las cosas que ella me pidió.
— ¿Necesitas algo más? — pregunté.
No es que seamos los mejores amigos, para nada pero se puede decir que nos llevamos bien y no tengo problema de ayudarla cuando lo necesita.
— Una máquina del tiempo — respondió.
Créeme que si la tuviera ya lo hubiese utilizado para arreglar el problema con el Sr. Hwang para mi suerte hoy mis clases no eran obligatorias porque los profesores prefirieron dejar actividades virtuales que realmente son peores que las presenciales.
— Yo quiero una también — murmuré.
Chaewon salió del baño ya cambiada pero con el maquillaje hecho un desastre al igual que su cabello.
— Gracias por ayudarme, las chicas están en parciales hoy así que no podía llamarlas — me aclaró.
Me lo imaginé, me acerqué an ella y coloqué mis manos en sus hombros.
— Tranquila, sabes que puedes escribirme cuando quieras además no es que tenga vida social— me burlé.
— Sonará raro que te diga que vengas y ahora quiero que me dejes sola ¿Me entenderías? Solo quiero tragarme la vergüenza y volver a ser yo — me pidió.
La entendía a veces solo queremos nuestro espacio.
— Claro que te entendería, si necesitas algo más me escribes — dije antes de despedirme.
Salí del baño de las mujeres recibiendo algunas miradas curiosas de personas que iban pasando por el pasillo pero no le di importancia porque en mi mente estaba presente mi problema con mi profesor de Psicometría.
Sentía que al disculparme estaría traicionando mis ideales, no soy un desviado ni mucho menos un anormal, puede que durante mucho tiempo la homosexualidad se vió como una enfermedad, algo que se tenía cambiar y acabar de una forma u otra pero ahora está más que claro que fue un error tachar de esa manera a algo que para muchos es diferente. No es justo que tenga que ser yo el derrotado cuando al día personas se suicidan o son asesinadas sólo por defender sus gustos ¿Seré un cobarde si niego lo que soy y lo que me gusta? ¿Por qué carajo la gente no puede aceptar que somos iguales?
Sin darme cuenta ya estaba enfrente de la oficina del Sr. Hwang, podía irme y asumir las consecuencias de mis actos, no perdería mi orgullo ni mi lucha pero podría perder mi cupo en la universidad, si me quedo aseguraría mi lugar en la universidad y no crearía problemas a mis padres pero estaría aceptando que ser homosexual esta mal.
Suspiré y toqué aquella puerta, tenía que ser el derrotado esta vez porque no voy a dejar que todo lo que he construido se dañe.
— Pase — me ordenó aquel hombre con voz gruesa.
Entré a la oficina tratando de tomar una actitud crítica para mí sorpresa mi profesor no estaba solo, a su lado está aquella mujer que conocí en el restaurante, una mujer en definitiva elegante con vestimenta impecable, ni una arruga, ese tipo de cosas daban indicios de su personalidad.
— Si están ocupados puedo pasar en otro momento — exclamé.
Sus ojos azules estaban conectados con los míos, había fastidio y asco en ellos, eso es lo que siente por mí.
— Justo estábamos hablando de ti, así que no eres molestia — confesó la chica.
Espera... ¿Por qué estaban hablando de mi?
— No estoy entendiendo — murmuré.
Algo dentro de mi me decía que saliera corriendo de ahí pero no lo hice.
— Siéntese Sr. Lee — me ordenó mi profesor.
Obedecí aunque no quisiera sentía que no podía aumentar en odio de este hombre hacia mi.
— Sé que todo esto es raro pero queremos proponerte un trato que nos beneficiará a ambos — explicó la chica mientras se acaba a mí.
Vestía un elegante vestido rojo que resaltaba su cuerpo esbelto, sus gestos eran confiados pero al mismo tiempos coordinados.
— ¿Qué clase de trato? — pregunté confundido.
Esto podría ser una trampa, no me tenía que confiar.
— No reportaré tu inadecuado comportamiento — dijo el hombre de ojos azules.
Eso era lo que yo quería pero sé que esto no es tan fácil como lo quieren hacer creer ellos.
— ¿A cambio de qué? — cuestioné.
La chica colocó su mano en mi hombro logrando incomodarme por la mirada que esta tenía sobre mí, estaba mirándome de los pies a la cabeza.
— Tienes que fingir ser amante de Hyunjin — respondió la chica.
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Desviado² - Hyunlix
RomanceLee Félix es un estudiante de psicología que es muy estricto cuando quiere conseguir las mejores notas y por esa simple razón su profesor de Psicometría se vuelve su principal dolor de cabeza. Hwang Hyunjin un profesor terriblemente odiado y deseado...