Lee Félix es un estudiante de psicología que es muy estricto cuando quiere conseguir las mejores notas y por esa simple razón su profesor de Psicometría se vuelve su principal dolor de cabeza.
Hwang Hyunjin un profesor terriblemente odiado y deseado...
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Mi cabeza quiere estallar y manejar mi motocicleta en este estado no es la mejor decisión que he tomado en mi vida, pero igual no puedo quejarme de mis propios errores.
Seungmin me dio una pastilla para el dolor lo cual fue muy amable para él creo que lo hace más por Seonghwa que por mí, le pedí que no le contará nada de mi pequeña borrachera porque no quiero recibir más regaños, espero que al menos el sí tenga suerte en el amor.
Deje mi moto en el estacionamiento de la casa y entre a la casa aguantando mis ganas de quitarme la cabeza, que gran sorpresa me lleve cuando vi a Momo la prometida de Hyunjin muy cariñosa con aquel hombre que tanto estrés me genera.
— Justo pregunté por ti — exclamó la chica.
Que emoción, noten mi sarcasmo, otra vez estos horribles celos ¿Por qué tiene que sostener la mano de Hyunjin? ¿Por qué él la tiene que mirar tan cálidamente? Cuando a mí nunca me mira así.
— Me disculpo, voy a darme un baño — dije mientras me apresuraba a la habitación.
Tengo que calmarme, controlar mis emociones estos celos no son sanos.
Estaba tan concentrado en mí que no me di cuenta de que Hyunjin me había seguido hasta la habitación.
— Apestas a alcohol ¿Dónde estabas? — pregunto.
Su mirada es difícil de entender, parece enojado y preocupado pero no creo él nunca se preocuparía por mí.
— En un bar, deberías estar con Momo en vez de perder tiempo conmigo — dije dispuesto a caminar para el baño pero este no me dejó.
Me jaló del brazo y me atrajo hacia a él, su nariz comenzó a acariciar mi cuello de arriba a bajo en busca de algo.
¿Por qué estás enojado? Yo soy el que debería de estar enojado porque tú estás cariñoso con Momo como si fueran la pareja perfecta.
— No te importa, suéltame — exigí.
Este me miró de una forma distinta, me tiró en la cama con brusquedad y comenzó a quitarme la ropa casi rompiéndola, yo no lo detuve porque mi cuerpo parece ceder ante su mirada tenebrosa no le tengo miedo al contrario estoy excitado, puedo golpearlo y escapar pero no quiero.
— Respóndeme ¿Te acostaste con alguien?— pregunto antes de bajar mis bóxer.
Se sentó en la cama y me indico que me acostara en su regazo, no me negué lo hice y me estremecí cuando sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo desnudo.
— No — respondí.
Una cachetada en mi trasero no se hizo esperar, por alguna extraña razón ese golpe provocó que mi erección se endureciera aún más.
