Cap 1 El miedo...

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—Bueno ya me voy Pamela. Tú eres la última en salir te toca cerrar la...

Entra un cliente. —Disculpe caballero ya estamos cerrando—contestó Sara una de las chicas encargadas de atender a los clientes.

Sin embargo el chico no tomo en cuenta las palabras de Sara. El simplemente entro, tomo rápidamente un par de cosas una camisa negra, una chaqueta y un pantalón negro, de ahí se dirigió a la caja para pagar.

—Caballero ya.

—. No te preocupes Sara tu puedes irte yo lo atenderé, después cierro y me voy—le digo ya que no me molestaba atender a un cliente más antes de irme. —Está bien adiós, te cuidas y buenas noches.

Sara se fue y yo me dedique a atender al último cliente por todo el día de hoy:

—Venga por acá joven. Tome la ropa e hice la factura. Serian 27.50$—mientras el chico buscaba el dinero para pagar, guarde todo en una bolsa. Me entrega el dinero era un billete de (50$) busco su cambio.

Pero cuando alzo la mirada el joven ya se estaba marchando con la bolsa.

—¡Joven! su cambio—le digo.

—Quédatelo—fue su respuesta final antes de salir.

—¿Qué extraño se fue tan de prisa...? ni siquiera espero su cambio—miro fuera de la ventana (estaba oscuro) —Bueno ya que, será mejor que ya me vaya también.

Cerré la tienda y me abrigue ya que hacía frío. Las calles estabas desoladas...

Después de unos minutos de caminata sentía como si alguien me siguiera, así que acelere el paso observando de vez en cuando a mis alrededores.

Cuando iba llegando a casa vi que tenía a un nuevo vecino —Mmm... ¿Qué raro una mudanza a estas alturas de la noche...? supongo que cada quien decide cuándo hacer sus cosas, mañana veré quien es el nuevo o nueva vecina.

Seguí mi camino y luego entre a casa. Felizmente porque iba a descansar y tomar una ducha relajante.

O eso era lo que Pamela creía: pero sin saber qué antes le llegaría una carta debajo de su puerta. La toma y la abre para leerla. Solo que... Lo que es carta contenía no fue agradable.

Pamela se asustó y creyó que no era seguro estar ahí, así que inmediatamente salió de allí porque lo que acababa de ver sus ojos la dejó paralizada. Guardo la carta en su bolsillo mientras corría sin rumbo hasta que logro alejarse y calmarse un poco. Fue cuando cayó en cuenta que no tenía ni idea de dónde estaba. Solo sabía que estaba Ella sola en un callejón oscuro, solitario y con esa terrible sensación de que aún la seguían.

Mientras observaba con cuidado cada rincón de ese feo y oscuro callejón pude notar algo ¿Oh alguien? ¿Tal vez? así que me acerqué poco a poco con mucho sigilo. Cuando ya estaba lo suficientemente cerca note que era un hombre encapuchado y por un lado de él corría un espeso charco negro que identifique como sangre por su color negruzco y por su fuerte aroma a sangre que emanaba:

También pude notar que el chico encapuchado tenía sangre en las manos. Mi corazón se aceleró rápido tras ver eso. Quise salir corriendo de allí de inmediato antes de que yo fuera la siguiente víctima por andar de metiche.

Por desgracia ya era tarde el chico noto su presencia. Él se dio la vuelta para mirarla fijamente después de unos minutos o segundo quien sabe preguntó lo siguiente.

—¿Qué haces aquí?—Interrogó de una.

—Y-yo ha... —quería decir algo pero los nervios me hacían tartamudear y no sabía ni que decir. Estaba horrorizada, no podía procesar bien lo que pensaba, pero hice todo lo posible para no verme vulnerable ante él y demostrar mi valentía.

—¡¡¡CONTESTA!!!—repite esta vez más fuerte,

—Yo solo... —intentaba decir algo pero su mirada fija en mí me daba terror, así que cerré los ojos y como pude le dije todo de una—Me perdí y corrí sin saber por dónde iba y así es como llegué hasta acá. Además alguien me seguía y no tengo idea de dónde demonios estoy ahora—le confesé muerta de miedo.

—No te creo ¿Por qué estás aquí?—pregunto nuevamente.

—Te digo la verdad. Tampoco estoy mintiendo, no es como si tuviera opción—el chico se levantó y dejo a su víctima fallecida allí en el charco de sangre, avanzó sigilosamente hacia mi "me alarme" y empecé a dar pasos hacia atrás.

El chico se quitó los guantes ensangrentados y los guardo en el bolsillo de su chaqueta.

Tenía los nervios de punta. Me observó al igual que yo a él, mientras se acercaba relajadamente hacía mí, ¿tal vez ya sabía que estaba asustada? di otros pasos más hacia atrás hasta que choque con la pared a mi espalda.

Me alarme aún más. "Ya no había salida" así que decidí salir corriendo, pero como si hubiese leído mi mente, me atrapó tomándome del brazo y con su otra mano en mi cuello.

Mis lágrimas que contenía cayeron por mis mejillas. Decidí hacer la de rogar. Ya no tenía opción...

—Por favor no lo estaba siguiendo. Déjeme por favor. No le diré nada a nadie lo que vi, yo no sé nada por favor—su agarre se tensó en mi cuello y mis lágrimas seguían cayendo, toda la valentía fingida que tenía se había ido y para empeorar más las cosas, me cubrió la boca con esa misma mano que había asesinado a ese tipo. Esa misma mano izquierda que me daba terror.

—¡Shhh! haz silencio—susurro para que guardara silencio.

¿El intentaba callarme para matarme? ¿O solo intentaba escuchar algo? —lo obedecí, mi pecho subía y bajaba con intensidad sentía que en algún momento me iba a dar algo antes de que ese chico, joven, hombre. Lo que fuera tuviera la oportunidad de hacerlo.

Pero el no hizo ningún movimiento solo me soltó. Lo mire confundida ¿Por qué me soltaría...?

De repente "agarro mi brazo y me llevo a rastras con él" mi cuerpo dio un salto ante su toque, intente zafarme pero no pude. Me escondió detrás de un contenedor de basura.

—¡Quédate aquí!—ordenó.

Se dio la vuelta y se fue, yo por otro lado decidí irme pero el regreso antes. Traía con él una lata más o menos grande que encontraría no sé dónde. También había mucha basura a mí alrededor como botellas de vidrio, tubos de hierro y trozos de vidrios rotos.

Se unió a mí y nos cubrió a ambos... ¿Por qué nos protegía a ambos? ¿Que estaba tramando?

—Señor, si está es tu manera de llevarme contigo no me gusta este método—murmure toda solloza.

Él sonrió por lo bajo, lo observé aún más asustada a lo que él respondió: —No te... —intento decir algo pero no pudo terminar lo que iba a decirme, cuando hizo un silencio repentino.

Se escuchó un golpe seco en el suelo como si un saco de papas cayera a el:

El me hizo un gesto con el dedo para que guardara silencio—Lo mire fijamente y luego asentí con la cabeza porque sentí en ese momento que yo no era la única en peligro, "él también lo estaba" saco un arma de su pantalón.

«Cielos cuántas armas tiene este tipo»

Lo observe con sorpresa y más miedo que antes.

Se escuchó una voz desconocida para mí, pero reconocida para el a lo que grito con todas sus fuerzas.

—¡¡¡CHRISTOPHER!!!...

—¡YA TE ENCONTRÉ! ¡Y me la vas a pagar bien caro, eso implica con lo más preciado que tengas o tu vida...!

LA MAFIA A MIS PIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora