Cap 45 Parte (1) El Plan Siniestro.

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Salí de mi habitación hacia el despacho de Isaack. Donde su guardia me prohíbe el paso—Déjame entrar.

—El señor está ocupado, no puede pasar nadie.

Me di la vuelta para marcharme cuando mis oídos se agudizaron y logre escuchar unas risas de chicas, pero no eran unas risas cualquieras. Yo conocía esas risa, y provenían de... "¡Sara y René!"

—¿Con quienes esta? —le pregunte al guardia.

—Está trabajando—responde.

—Con quienes está trabajando.

—Tengo prohibido dar detalles sobre el asunto señorita.

Me acerque a la puerta y me bloqueo el paso, así que a través de la pared pegue mi oído para tratar de escuchar.

No lograba escuchar claramente lo que decían porque hablaban muy bajo, solo escuchaban cuando se reían.

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Dentro del despacho de Isaack:

—Y como van las cosas con Pamela—interroga Sara.

—Difíciles pero tengo esperanza—responde Isaack.

—¿Y dónde está? —pregunta René.

—Encerrada en su habitación, de allí no sale.

Sara se ríe con malicia pero al mismo tiempo sin gracia—Sabes que el objetivo "era destruir a la hija de Jonathan", ella recibió un disparo el día de su cumpleaños ¡el trabajo ya estaba hecho! por la misma policía ¡¿Por qué demonios tuviste que entrometerte?! Cuando tuviste la oportunidad de acabar con ella solo diste la orden de que solo la hirieran y no la mataran.

—Baja la voz—dice René.

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Fuera del despacho con Pamela:

—¿Matarme? —susurre, mi mente me llevo al momento en el que aquel hombre estaba dispuesto a matarme pero luego solo me hirió y amenazo con que le advirtiera a Christopher que se cuidara la espalda—Ellas estuvieron con Isaack todo este tiempo...

Note como el guardia me miraba un tanto nervioso, y no sé por qué... Pero algo me decía que él tiene algo que ver con todo esto.

—Déjame entrar—ordene.

El no dijo nada solo se quedó allí muy quieto.

—Me conoces, sabes de lo que soy capaz gorilita. Déjame pasar y nadie saldrá herido.

Permaneció igual sin moverse ni decir nada.

Me dirigí a la cocina y tome un cuchillo y no uno cualquiera sin filo, sino uno de esos para cortar carne filosos hasta el mango.

Me acerque al guardia caminado muy tranquila con el cuchillo en mano.

—Mi madre me enseño que debo ser una dama ante las personas, mi hermano me enseño que ante un problema debo mantener la calma, de mi padre no aprendí nada porque crecí sin él pero... —sonreí—Christopher me enseño que ante un problema solo debo usar una bala y acabar con el estorbo, en este caso "un cuchillo".

El solo me miraba nervioso pero seguía regio—Así que eso haré—llegue ante él y me detuve—. No me puedes tocar, no eres capaz—. No sé si lo sabias pero, yo asesine a la novia de mi ex novio, y créeme no le tengo miedo a la sangre.

Alce al cuchillo y con fuerza decidida a apuñalarlo me le lance, solo que él se apartó y en cambio la puerta se abrió.

Mi cuerpo obviamente perdió el control y me fui de boca, Isaack me sostuvo pero eso no evito que el cuchillo en mi mano rosara el costado de su abdomen.

El me miro yo lo mire, bajo su mirada hasta donde lo roso el cuchillo pero no chisteo, creo que no lo herí.

Me aparte de él mirando hacia adentro las chicas no estaban pero creen que no me sé la de esconderse detrás de la puerta, hice a un lado a Isaack y entre encontré a las chicas y las apunte con el cuchillo que casualmente note la sangre solo cuando las apunte, (si lo había herido).

—Malditas perras, sabía que algo tramaban.

—Pa-Pamela, amiga—se corta René toda nerviosa—Podemos explicarlo, no es lo que parece.

—¿No es lo que parece?, ¡¿No es lo que parece?! ¡¿Entonces a que mierda te referías con que el objetivo era destruir a la hija de Jonathan, de quien soy hija entonces... Del padre de la cenicienta?!

Sara avanzo y yo la apunte con firmeza esta vez a ella—Cálmate sí.

—¡¿Qué se calme tu madre?! Te lo juro por mi padre que no es cualquiera, que cuando salga de este infierno las voy a seguir una a una hasta que de ustedes solo quede su nombre—amenace.

—Somos tus amigas Pamela por...

—Nunca lo fueron, nunca las considere mis amigas, ahora si sacan lo de ser mis amigas—me acerque a ellas, y arroje el cuchillo a un lado y las tome a ambas con fuerza del cuello que no pudieron zafarse.

Las saque de su escondite hasta la puerta de la salida, con fuerza pegue a la pared a Sara golpeándole la cabeza—Más te vale cuidar a mi hermano mientras no estoy, porque cuando regrese te vas a morir.

Patee con fuerza la puerta, esta de inmediato se abrió ante mi aparecieron los guardias los cuales se hicieron a un lado porque salí de inmediato, las solté con fuerza que hice que ante mi cayeran de rodillas.

—Sáquenlas de aquí—les dije a los guardias detrás de mí.

Estos no se movieron solo permanecieron allí.

—¡¡¡Le dije que las saque de aquí ¿no entienden?!!!

Estos se apresuraron las tomaron y las sacaron.

Otro guardia se me acerca y me toma del brazo, lo alce pegándole con la palma de mi mano este me soltó y rápidamente le di un codazo en el estómago que lo dejo retorciéndose del dolor.

—No necesitan mostrarme donde está la entrada gracias—les dije a todos.

Cerré la puerta detrás de mí, note como el guardia que respalda a Isaack le colocaba con mucha prisa unas mantas y presionaba para cortar la sangre del costado de su abdomen, seguí mi camino y entre a la habitación.

Al poco momento entro el guardia a mi habitación todo apresurado—Necesito que me ayude, está perdiendo mucha sangre.

Lo mire sin expresión alguna en mi rostro. —¿Por qué querría ayudarlo después de todo lo que me han hecho?

—Pero usted lo hirió.

—Y usted por miedoso se apartó.

—Sabe que... Mejor lo curo yo—contesta el guardia un tanto irritado.

—Buena suerte tratando adivinar si no tiene un órgano afectado—añadí.

El salió y de inmediato regreso—¿No le da miedo que se muera?

—¿Me ve cara de que me importa?

—Ayúdelo por favor se lo pido.

Lo mire pensativa... —Am, no estoy bien así, que se muera.

Me di la vuelta para recostarme; sentí que la tela de mi pantalón palazzo se tensó, me gire y lo encontré arrodillado, —Por favor ayúdelo se lo ruego, no puede morirse—ruega.

—¿Qué gano a cambio? —sugerí.

—A-ah, hablare con él, lo convenceré que la deje salí esta misma tarde, podrá salir, comer lo que usted quiera, comprarse lo que quiera, pero ayúdelo por favor.

*Silencio*

Salí y me asome por la hendija de la puerta, lo vi cómo se retorcía de dolor mientras presionaba con las mantas ensangrentadas...

—Está bien, pero si no cumples tu parte te las veras conmigo...

Pase a su lado y no pude evitar soltar una sonrisa ladina llena de malicia ante su suplica.

LA MAFIA A MIS PIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora