Cap 35 (Parte 1) El juego de la seducción Y lo mortal.

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Una semana después:

Estaba dándole con toda a los trabajos para terminar.

Cuando acabe guarde todo y se lo envié al correo de Christopher.

Me levante del asiento estirando mi espalda por las horas que anduve sentada y pegada a la laptop.

—Estas cansada.

—Como no tienes idea—le digo.

—Ya nos vamos, déjame terminar aquí.

—Te ayudo.

—No tranquila.

Tocaron la puerta y Christopher dejo entrar a Albert, —Le dejaron esto señor.

El joven se marcha.

Y Christopher confundido reviso el sobre ya que él no esperaba más nada.

Leyó la etiqueta del sobre y tecleo algo en su teléfono y, luego simplemente dejo el sobre allí.

—¿Para quién es? —pregunte ya que no lo abrió.

—Isaack—comento.

Tome el sobre de la mesa, —Se lo llevo—afirme que le llevaría el sobre.

—No—zanjo de una.

—¿Por qué?

—¿Por qué no?

—¿Para qué quieres llevárselo? —pregunto.

—Para verle la cara de idiota—declare mis intenciones.

—No iras, no quiero que te acerques a él.

—Ya lo enfrente antes, no me sucederá nada—le aclare.

—Dije que no—afirmo su respuesta.

—¿Por qué no?, ¿acaso te asusta que él y yo...?

—Confió en ti, la única razón por la que no quiero que te acerques es porque ese tipo es un maldito hijo de puta, por eso. "Y solo te recuerdo que a él le encanta una chica"

—¿Y?

El aparto la laptop un momento y me miro a los ojos.

—Pamela... escucha... El no solo le gusta una mujer, cuando tiene a una le encanta torturarla, el disfruta de su dolor y más si son unas señoritas puras. Eso adora el, le encanta verlas como se retuercen de dolor cuando las tiene a su disposición.

—Bueno, y que tiene que ver sus satisfacciones sexuales con llevarle un sobre, ni que me fuese a acostar con él.

—Lo que trato de decirte, es que no puedes acercarte a él. No sabes a cuantas chicas como tú incluso más jóvenes les ha destruido la vida. "El trafica a jóvenes para prostituirlas" y luego las mata cuando ya no les sirve. Incluso las más niñas no van al prostíbulo sin antes haberlas torturado y violado. ¿Y sabes que es lo peor? —pregunto.

—¿Qué?

—Adora cuando son agresivas o demuestran ser fuertes, "así como tú"

Trague grueso cuando me menciono a mí.

—¿Y eso porque es lo peor? —pregunte.

—Porque así hace sus juegos perversos mucho más rudos, bien sea golpeándolas o haciendo que caigan inconscientes. Y para terminar es tan pero tan animal en la cama que hace dos años atrás violo a una chica de diecisiete años hasta que la pobre no soporto más y termino en el hospital, cuando despertó se enteró de que necesitaba una cirugía para reconstruir toda su parte intima. Ese día todo lo que hizo fue llorar y cuando cayó la noche, ella misma se suicidó.

—Maldito desgraciado, lo hizo tal como en las películas—murmure.

—No solo como las películas, sino como en mucho de los hechos reales que han sucedido en muchas partes.

—Hay que hacer algo con él.

—No se puede hacer nada, ya lo he intentado dos veces junto a Cristián y los chicos.

—Bueno la tercera es la vencida, que tal si tú y yo...

—No.

—Pero...

—Pero nada, se lo que estás pensando y no vas a intentar seducirlo para matarlo.

—Puede...

—Puede nada.

Me acerque a él y tome asiento en la esquina de su escritorio y le sonreí.

—Él no me asusta, la verdad sentí más terror el día que Cristián te drogo.

—No me recuerdes eso.

—Bueno, pero puede funcionar, después de todo yo tengo lo que las demás no tienen.

—Si es ser la virgen más virgen a sus veinticinco años, eso no cuenta—respondió serio.

—Cállate, y no, no es eso. Lo que tengo es astucia, fuerza y determinación.

—Eso no te será suficiente, además te recuerdo que ya tienes dueño—respondió mientras que se acercaba rodando en la silla.

Coloco ambas manos en mis muslos y me miró fijamente, me acaricio con mucha gentileza.

—No permitiré que ni él ni tú se acerquen, no voy a permitir que te toque, no voy a permitir que te mire, ni siquiera que fantasee contigo... ¿Me entiendes?

Le sonreí—Que posesivo—le dije.

Él se levantó de su silla, y se inclinó hacia mí colocando las manos a los lados del escritorio. —"Tú eres mía, mía y de nadie más"

Para provocarlo le dije, —Aun puedo llevarle...

Pamela antes de que terminara su frase, Christopher la beso. —¿Y si te amarro a la silla?

—No te atreverías.

—¿Tú crees que no?

—Por supuesto...

—Ya me retaste dos veces, no me provoques—replico él.

—¿Sino que? —lo rete.

Él sonrió de una forma un tanto peculiar, me daba mucha intriga lo que pensaba.

Tomo del cajón una cinta—¿Recuerdas que una vez te comente que si no te callabas te...

—Hay sí, no me recuerdes eso.

Embozo una sonrisa llena de maldad, tomo mis manos y las acaricio con las yemas de sus dedos.

En un movimiento rápido él se las vendó con la cinta—¡Suéltame Christopher!

—Te dije que no me retaras—advirtió.

—Bien no te reto más, ahora quítame esto.

—Lo haría... Pero también tengo orgullo, sin mencionar que también soy rencoroso.

Me bajo de la mesa y me sentó en su silla, en la cual me amarro con la cinta.

—Eso no es justo, primero me distrajiste.

—Por distraído el perro pierde al gato, y por idiota la rata mata al gato.

—¿Me estas llamando...?

Christopher tomo un pedazo de cinta y se la coloco en la boca para callarla.

[:::]

¡Hello! ¿Cómo están?, espero que muy bien.

LA MAFIA A MIS PIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora