Cap 40 El jugo erótico se sale de control.

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Después de entrenar me dirigí al baño

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Después de entrenar me dirigí al baño.

Entre a la ducha y abrí la llave del agua. Pero por desgracia la mía no salió agua, revise la bañera y tampoco salió agua.

No me quedo de otra que tomar mis cosas e ir a la habitación de Christopher y usar su ducha.

Entre a su habitación con mucho cuidado, el seguía descansando. Entre a su baño allí si había agua.

Procedí a darme una ducha rápida antes de que se despertara.

Cuando salí de la ducha hacia la habitación, allí estaba el, mirándome fijo a los ojos.

—Este si es un bonito amanecer.

—Espero no te moleste que use tu ducha, es que en la mía no sale agua. Y solo para que lo sepas no es de mañana, son las dos de la tarde.

El me miro con sus ojos medio dormidos, se levantó de su cama y se dirigió al baño.

—Ok, eso fue raro—murmure.

Me dirigí a la salida pero no me percaté de que me faltaba mi top.

Regrese de prisa y toque la puerta, —Chris, me puedes pasar mi top por favor—le dije.

—Ahora te esperas hasta que salga—respondió el con su voz ronca.

Mordí mi labio un tanto ansiosa por el motivo de que el tuviese algo de mi pertenencia allí dentro.

Cuando salió traía con él, el top. Me acerque para tomarlo pero el alzo el brazo cosa que se me hizo imposible de alcanzar

—Quiero uno de tus brasieres—comento él.

—¡¿Perdón?! —chille.

—Quiero tener algo de ti.

—No te voy a dar ninguno de mis brasieres, eso es de mi uso personal.

—Y si te doy una de mis camisetas.

Lo mire considerando su oferta, —Dos, y lo considerare.

—¿Dos?, eso ya es avaricia—replico.

—Entonces no lo pensare.

—Bien, me quedo con tu top de entrenamiento.

Lo mire fijamente y me le subí encima cruzando mis piernas sobre su cintura, entrelace uno de mis brazos en su cuello y con el otro le quite el top.

El me miro, yo lo mire... Y luego me robo un beso. —Pareces un mono—sonrió él.

Lo fulmine con la mirada, —Y tu un ladrón de ropa interior.

El sonrió sin dejar de mirarme.

Cruce mi brazo con el top en mano sobre su cuello y esta vez lo bese yo.

Nos separamos y nos miramos el uno al otro unos segundos.

—¿Te encanta robarme los besos verdad?

Sonreí y me acerque para robarle otro beso pero, antes de que nuestros labios se tocaran retrocedí un poco llevando mi cuerpo hacia atrás.

LA MAFIA A MIS PIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora