Cap 45 El plan siniestro (Parte 2): Pamela toma la ventaja.

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Aparte las mantas cubiertas de sangre y examine la herida. No era ni tan profunda ni tan ligera, pero tenía su profundidad. Metí mi dedo índice para verificar que no tenía algún órgano afectado.

—¡HAAAA! —grita Isaack, su pecho sube y baja con intensidad mientras respira por la boca.

Saque el dedo después de verificar que no hubiera algún daño interno, tome el alcohol y se lo aplique.

Sus gritos desgarradores por el dolor se escuchaban en toda la casa. También podía ver de soslayo como el guardia miraba con cara de trauma cada paso que daba, aunque ya estaba más que traumado, tras sus gritos y el procedimiento que no es para ojos y estómagos sensibles.

Tome un frasco de anestesia y se la inyecte poco a poco sobre la herida. Su pecho subía y bajaba con más intensidad, su frente estaba sudada y se veía un pálido.

Prepare el hilo con la aguja mientras esperaba que la anestesia hiciera efecto.

—¿Qué hacías con un maldito cuchillo de carne? —preguntó.

Miro a su guardia, él cruza mirada conmigo pero no dice nada.

—Lo iba a matar pero se apartó, tú te metiste y pasó lo que tenía que pasar—explique muy fácil.

Procedí a suturar la herida con cuidado. Isaack observo determinadamente cada paso que daba al igual que el guardia...

—¿Por qué me ayudas?

—Tu gorila y yo llegamos a un acuerdo...

El cruzo mirada de inmediato con su guardia, este no lo mira solo agacha la cabeza—Lo siento señor, la médica se iba a retrasar, usted necesitaba la ayuda rápido y como ella...

—¿Qué trato hicieron? —exige una respuesta.

—Algo insignificante, solo debes dejarme salir esta tarde y hacer lo cotidiano, para que no te preocupes él puede venir conmigo y regresare luego.

—Por supuesto que no saldrás—afirma Isaack.

—¿Seguro que no me dejaras?

—Claro.

—Bien... —deje de suturar la herida. Me levante decidida a irme de regreso a la habitación—Si esa es tu última palabra, adiós.

Camine sin mirar hacia atrás y escuche como el guardia le murmuraba cosas a Isaack.

—Está bien, tu ganas podrás salir...

Me gire con una sonrisa genuina, —Sabia que entenderías mi necesidad de ser chica—le digo burlona.

Regrese y termine la sutura, tome las vendas y procedí a colocárselas alrededor.

—Usare tu tarjeta para comprarme cosas espero no te enojes.

El me miro pero no dijo nada, solo observo como me alejaba de él...

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¡¡¡LLAMADA!!!

—Dime Bratt... —los ojos de Cristián se iluminaron con esperanza—¿De verdad, estás seguro de lo que dices...?

*Silencio*

—Bien te llamare luego para que salgamos juntos, gracias.

FIN DE LA LLAMADA:

La puerta de la habitación de Christopher se abrió de golpe.

—¡Bratt llamo!: Los hermanos Blatt fueron invitados a una boda, y no adivinas quien se casa.

—Si quieres soltar la lengua está bien, pero hazlo con los chicos. Justo ahora estoy tratando de pensar en algo—responde Christopher.

—"Isaack se casa" —suelta Cristián.

—¡¿Qué?! —me levanto de golpe—¿Dónde es la boda?

—No lo sé, pero ahí está el detalle: Isaack viajo dos días después de que Pamela desapareció, y tenemos el dato de que él la tiene. El problema es... ¿Dónde es que la tiene? Por eso saldré de una vez con los muchachos para reunirme con los hermanos Blatt y poder sacarles información.

—¿Qué acaso no tienes un problema con ellos?

Cristián sonrió—No, de hecho ellos son cómplices de Bratt y Bratt como mi querido primo es mi cómplice.

—Sácales la mayor información posible.

—Eso haré, llamare a los chicos para que me acompañen y Brayan se quede contigo.

—Se lo llevan porque no voy a estar cuidado a un problemático, tengo que estar alerta por cualquier cosa y lo más probable es que me distraiga—replico.

—Él se encargará de que no cometas una locura sin antes pensar.

Parpadee dos veces—Lo más probable es que si me quiera matar él me apoye—suspire—Como sea... Lo noqueo y listo. ¿Qué más te dijo Bratt? —pregunte.

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PAMELA:

Tome asiento en el sofá de al frente mirando fijamente a Isaack, quien se quejaba del dolor, —Ahora que me ves—pregunta.

—¿Piensas quedarte allí para siempre?—pregunte.

—Hace unas horas me heriste, no me puedo levantar—responde.

—Siempre me dejaras salir ¿verdad?

—Sí, pero iras escoltada—afirmo nuevamente.

Sonreí ampliamente, —Muy bien.

—¿Cómo nos escuchaste? —pregunta.

Lo mire sin expresión en mi rostro—Tengo un oído agudo... así que, fuiste tú... Todo este tiempo fuiste tú.

—Si pero, puedo explicarlo.

—. No gracias, ya tengo suficiente con todo esto. No tengo fuerzas para otra mentira más...

LA MAFIA A MIS PIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora