Cap 7 Propuesta Tentadora Parte (1)

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—A ver, tú no me agrada pero... —suspiro—Después de todo ya eres una de los míos, así que eso implica hacer las paces—voltea el rostro de mala gana.

—Ser amigos—le digo por molestar.
—No, las pases más no amigos ¿entendido?
—Bien, valió la pena el intento—sonrió.

—Concéntrate. No te llamé para cosas absurdas.

—¿Entonces...?—interrogo.

...

—Tú ahora estás en peligro. Te advertí que no te acercaras a mí, pero no obedeces en
nada. Ahora ese hombre te buscará hasta por debajo de las piedras para matarte cuando le plazca hacerlo y... Estoy cien por ciento seguro de que no querrás que eso suceda ¿verdad? —responde después de una breve pausa.

No digo nada más que solo asentar con la cabeza mientras lo escuchaba.

—Tengo la solución. Únete a mí. Quiero que trabajes conmigo "tengo planes y tú eres buena mintiendo, así que tengo el trabajo perfecto para ti"—sugiere una supuesta solución.

—Ya tengo trabajo gracias—le digo sin interés en absoluto.
—Ha sí, que pena porque me enteré de que te echaron del trabajo desde que te lesionaste—responde con una sonrisa ladina.

—No es cierto—me niego.

—Como tú quieras, tienes veinticuatro horas para darme una respuesta, únete a mí a cambio de tu protección. No te hará falta nada. Ambos necesitamos la ayuda del otro—responde.

—Me se defender muy bien sola no te necesito—le digo con desprecio.

«Como si lo necesitara. Yo se muchas cosas»

—Tan bien que ese día en vez de matar a ese hombre solo mal gastaste mis balas, admite que no puedes tú sola—replica.

—Si puedo. Solo necesito un arma y te lo demostraré aquí mismo si es necesario

Christopher comienza a carcajearse—Si claro. Eso no va a pasar.

—Bien, como gustes. Yo me largo de aquí. No necesito de ti—le digo mientras salgo de allí.

...

—La propuesta sigue en pie. Después de las veinticuatro horas ya no hay vuelta atrás y tendrás que arreglártelas tu solita—le agrega presión, pues Christopher sabía que de alguna forma u otra la iba a convencer.

—Claro—conteste.

Llegue a casa y espere a que oscureciera...

Después de una semana y media decidí llamar a mi hermano y contarle lo sucedido. Ya era hora de que él también lo sepa claro solo que se lo contaré de otro modo.

"Esa misma noche"

¡¡¡LLAMADA!!!

Hola conejita ¿cómo estás?

—¿Estas libre? —le pregunto.

—¿Podrías venir a mi casa si no es mucha molestia, claro? —lanzo mi segunda pregunta sin dejarlo contestar antes.

—No es ninguna molestia, por supuesto que estaré allí no tardaré.

—Muy bien te espero entonces, adiós.

FIN DE LA LLAMADA.

Me recosté en el sofá y tome mi libro de diseño y comencé a dibujar, ni yo sé pero, algo debía hacer.

En poco tiempo tal como él lo dijo ya estaba en la puerta de entrada esperándome. —Muy bien Pamela, tu puedes, es tu hermano. Sabes cómo manejar las cosas, eres fuerte— me dije a mi misma para animarme.

LA MAFIA A MIS PIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora