Cap 58 El Calor de Nuestros Cuerpos.

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¡Advertencia!

Este capítulo contiene escenas un poco hot. Si eres menor de edad o eres sensible a este tipo de escenas, ¡NO LA LEAS! y espera a la siguiente actualización (Cuentas Pendientes: Ultimo Juicio).

Bye besitos...

¡TOCK-TOCK!

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¡TOCK-TOCK!

—Adelante—digo para que pase.

La puerta abre y nuevamente por quinta vez, Christopher entra—¿Ya acabaste?

Dejo de teclear en la laptop para mirarlo. Observo a mi lado tres carpetas llenas de documentos a esperar ser respondidos, firmados y sellados por mí. Para luego ser enviados.

Christopher capta lo que quise decir con solo mirar los documentos—Si trabajar en tu empresa te apartara de mí. Entonces la destruiré.

—Pensaba que eso era lo que habías hecho con todo lo que paso entre nosotros—confieso.

—Lo pensé, pero como no tenía planeado dejarte ir y ese siempre ha sido tu propósito desde que aceptaste trabajar conmigo. No podía hacerte eso. Pero creo que me equivoque.

Me levanto de mi asiento y me acerco a él. Lo rodeo con mis brazos.

El me mira serio sin decir nada, tampoco me devuelve el abrazo.

Me separo porque ya me quedaba claro que hablaba en serio y estaba enojado.

Lleva su mano a mi cintura haciendo que no me aparte—No te atrevas a alejarte de mí ahora—añade serio.

—No me devolviste el abrazo—le digo.

Finalmente suelta una sonrisa brillante—Me gusta tu vestimenta. Pero ¿sabes que me gusta más?

—¿Qué? —pregunto.

—La falda—responde con una sonrisa llena de picardía.

—¿Por qué la falda? —le devuelvo la misma sonrisa pero entornando un poco los ojos.

—Porque todo este tiempo me torturaste usando los jeans. No pude admirar casi tus piernas.

Me aparte de él y camine de regreso al asiento.

Christopher por su lado no deja de mirar cómo se movían sus caderas al caminar.

—Puedes dejar el trabajo y terminarlo después o en la casa. Vamos a comer algo, tú escoges. "Yo pongo la tarjeta"

Le dedico una sonrisa juguetona—Claro y luego podemos... —lo dejo a medias.

El alza una ceja en forma coqueta y se cruza de brazos—Si deseas hacerlo—contesta.

—Ver una peli abrazados bajo las sabanas calientes y luego darnos unos masajes, iba a comentar yo Christopher—le sonreí de forma burlona.

—Eres mala y peligrosa. ¿Por qué me haces insinuaciones falsas? —responde serio.

LA MAFIA A MIS PIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora