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Tres años antes…

-¡Maia! – exclamó Layla mientras yo abría los brazos esperándola –
- Enana – dije en un fuerte abrazo –
- Te extrañé – chilló y me reí –
- Layla Losada nos vimos ayer – dije separándome entre risas y me pega en el hombro haciéndome reír más –
- Idiota – dijo y negué para lanzarle un beso –

Primero que nada, quiero presentarme. Mi nombre es Maia Montero, tengo 15 años. Detallando mi forma física, soy castaña como mamá, ojos marrones como mi papá, tamaño promedio y no me quejo en cuanto a mi cuerpo, me siento cómoda. Tengo unos padres hermosos, Augusto Montero un hombre rubio ojos marrones claros de 37 años, eso pasa cuando tienes hijos joven, es tan joven como puede. Mamá aunque ahora es pelinegra ella es aún más hermosa, sus ojos son color ámbar, a diferencia de papá ella es un poco mayor, mamá tiene 39 años y se llama Anna, por lo que me cuenta cuando salió embarazada de Eithan todo fue una locura pero aunque eran jóvenes, lo bueno es que eran mayor de edad y eso calmó cualquier guerra. Eithan Gael es rubio como papá pero con los ojos ámbar de mamá, él es mayor que yo, tiene 18 años y ya casi va a la universidad, diferente a mí que me falta demasiado para salir.

Mi sueño siempre ha sido la Odontología y lucho por eso cada día, por eso hasta ahora soy la primera de mi clase, luego me sigue Layla, mi mejor amiga. Layla es mi mejor amiga desde el kínder y agradezco tanto a la vida tenerla, luego en la escuela conocimos a Alaia al igual que Antonio, mientras que Horacio por ser mi vecino de cuadra creció conmigo, por ende conoció a Layla desde que éramos chiquitos.

-Chicas – dijo Horacio llegando hasta nosotras y sonreí feliz –
- Bebé – dije lanzándome a sus brazos –
- Hello – dijo ahora mi rebelde peli azul Alaia –
- Niñas – dice Antonio llegando y lo saludamos felices –

Ahora les describo a mis amigos de toda la vida. Horacio Veitia es un castaño, ojos azules tirándole a grises, es alto y su cabello lacio casi siempre está corto, es muy bello con una dentadura perfecta. Mientras que Antonio Lizcano es castaño, ojos cafés, de un tamaño promedio y ahora se cree muy malo porque le está saliendo la barba, lo cual nos hace burlarnos de él pero así lo queremos. Alaia Montenegro, naturalmente es rubia pero cansada de lo mismo siempre, decidió pintarse el cabello de azul lo cual es una guerra diaria con los profesores, lo bueno es que la directora la ama así que se lo permitió, sus ojos tienen un color dependiendo de su ánimo, a veces son verdes y otras cafés, es hermosa y es más pequeña que Layla y yo. Y mientras tanto Layla Losada mi hermana de la vida, ella es de al menos un metro setenta, ojos marrones oscuros, su cabello es castaño pero con un poco de rubio en las puntas, es preciosa.


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-¿Qué clase tenemos ahora? – pregunta Layla saliendo de clase y veo el horario en mi carpeta –
- Ciencias – digo suavemente y la oigo quejarse –
- Las veo luego chicas – dice Horacio corriendo hasta la cafetería mientras Alaia y Antonio llegaban hasta nosotros –
- Tengo una fiesta más tarde ¿Vienen? – pregunta Antonio y lo míralos frunciendo el ceño –
- Es lunes ¿Qué te ocurre? – pregunta Alaia y él sólo sonríe –
- Es un amigo del equipo de fútbol – dijo rascándose la nuca –
- Le entro – digo y chocamos las cinco –

Es allí cuando volteo hacía la entrada de la escuela y la veo entrar, su cabello rubio, sus ojos verdes y una sonrisa encantadora, con una luz propia de dioses, suspiro suavemente y me pregunto ¿Quién será ella? Pasa por nuestro lado sin voltear a vernos pero en cambio, yo si la sigo hasta que desaparece al cruzar hacia dirección.

-¿Quién era esa mujer? – pregunta Antonio y alzo los hombros –
- No lo sabemos – dice Layla y vuelvo de mi trance –
- Tengo hambre, vamos – digo y todos vamos a la cafetería –

Nací para amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora