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-Gracias - grito emocionada para correr a abrazar a Darío y él sólo se ríe -
- Layla me despertó a las 8 de la mañana para ir a su casa por las llaves - dice entregándome las llaves y me rio negando -
- Perdón - susurro apenada y Darío me deja un beso en la frente -
- Hablamos luego ¿va? - pide y asiento -
- Te quiero - susurro y sonreímos -
- Te quiero más - me lanza un beso y me rio - nos vemos hermano - le grita a Ángelo quien se despide desanimado -
- ¿Cómo te vas? - pregunto y se gira para señalar su coche, suena el claxon -
- Antonio - responde y asiento para alzar la mano y saludar a mi castaño -
- Nos vemos - me despido y veo a Darío caminar hasta su coche para irse -

Regreso con Ángelo mientras guardo las llaves de mi coche en mi chamarra y seguimos hasta el edificio donde esta la cafetería, mientras el rubio habla maravillas de Darío haciéndome reír de lo precioso que suena mi amigo desde la boca del rubio, pero sí, Darío es una preciosidad. Llegamos al café y caminamos hasta caja, pido algo para desayunar y el rubio esta vez sólo acepta café, pago y entonces Ángelo me sigue contando lo que hicimos.

Unos minutos después caminamos hasta una mesa desocupada y dejo la bandeja para quitarme el morral del hombre y sentarme frente a mi amigo, lo admiro mientras ve hacía el ventanal y admito que es un hombre muy hermoso, el hombre que esté con él será tan afortunado porque Ángelo vale todo en el mundo, sonrío y decido comenzar a desayunar, mi cuerpo me lo pide a gritos.

-Hoy me llamo Lía - digo y alzo la cara para ver al rubio asombrado -
- ¿Qué te dijo? - pregunta como vieja chismosa y niego -
- Ir a desayunar - respondo y él sólo asiente -
- ¿No es raro que la hermana de tu ex te busqué? - pregunta Ángelo y me detengo a pensar -
- La verdad sí, es demasiado raro, peor como me siento con ella - susurro y muerdo de mi pan -
- ¿Cómo te sientes con ella? - pregunta el rubio y lo miro en silencio -
- Como en casa - susurro y él sólo me mira asintiendo - es raro, es como si hablará con Layla, pero más grande - respondo y Ángelo asiente aliviado me rio y le lanzo un pedacito de pan -
- Me asuste, es todo - dice y niego para seguir desayunando -

Seguimos hablando y termino de desayunar, un rato después salimos de la cafetería para volver al edificio del tercer semestre, otra clase nos esperaba y era una prueba de final de período. Y así fueron pasando las horas hasta que llegó el mediodía y salimos de todas las clases, Ángelo se despide de mí y se va a su residencia, mientras que yo camino hasta el estacionamiento agradeciendo ver mi coche y saco la llave de mi chamarra, le quito el seguro y me subo para avisarle a Lía que voy al restaurante, dejo mis cosas a un lado y me pongo el cinturón de seguridad, prendo el coche y manejo hasta el restaurante español, prendo la radio y suena una canción regional mexicana.

"Aquí abajo donde estamos los decepcionados, llorar, fumar, tomar, rogar es casi necesario, si estoy yo"

Me quedo pensando mientras estoy escuchando la canción y respiro profundo mientras una lágrima recorre mi mejilla, niego y sigo el camino hasta el restaurante. Un rato después me estaciono al lado del coche de Teresa, sonrío y me quito el cinturón de seguridad, respiro profundo y apago el coche, agarro mi morral y me bajo. Camino hasta entrar al restaurante, miro a todos lados y la mano de Teresa haciéndome señas me hace sonreír, camino lentamente hasta ver a Lía quien se gira a verme y de repente todo mi mundo desaparece, sonrío y se levanta sonriente para abrir sus brazos.

-Hola - susurro mientras cierro los ojos en medio del abrazo -
- Hola hermosa - saluda suavemente y abro los ojos para alejarme -
- Teresa preciosa - digo y me acerco a abrazarla -
-Hasta que aceptas salir de nuevo con nosotras - dice y me rio negando -
- Agradécele a la señorita - digo señalando a Lía y se ríe conmigo la rubia -
- Miren pues, hasta agradecidas debemos de estar - dice Juliana sarcástica mientras mira a Lía - Hola Maia - saluda sonriendo para voltear a verme -
- Bueno ya, vamos a sentarnos para comer - dice la pelinegra y asiento haciéndole caso -

Nací para amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora