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Los días fueron pasando y ya el primer período había acabado, como siempre una de las mejores del salón. Mis chicos todos felices de que pasamos con excelentes notas así que el fin de semana fuimos a una fiesta donde celebramos el final del primer período. Y en cuanto a mi relación con Cecilia todo ha ido mejorando con los días, sí, a veces peleamos pero al rato se nos pasa, ella dice que soy como una hija para ella y eso me rompe pero aún así lo respeto y prefiero tenerla a mi lado que lejos, así me toque aceptar su cariño tipo de madre.

-¡Hey! ¿puedo pasar? – preguntan y me giro para ver a mamá, sonrío –
- Entra mamá – respondo quitándome los lentes para prestarle atención –
- ¿Tareas? – pregunta y hago un gesto haciéndola reír – tu papá me ha dicho que has estado muy ausente – dice y resoplo –
- Exagera – digo y entrecierra los ojos finalmente suspira suavemente –
- Sabes que siempre puedes contar conmigo – dice y asiento para verla acercarse y abrazarme –

En los brazos de mamá siempre me he sentido protegida pero esta vez siento un nudo en la garganta, todo es un caos, me da terror decirle que me gusta una mujer y que de paso es mi profesora, sin olvidar que es la jefa de mi abuela, me alejo y sonrío de lado para despedirme de ella y verla partir.

Ser viernes y tener 15 años no es agradable cuando veo a mi hermano irse de fiestas por ser mayor de edad o al menos mayor que yo, después de la cena Eithan se despide y se va con sus amigos, mientras que yo me despido de mis padres, hoy mamá tiene la noche libre pero yo me siento muy exhausta como para pasarla viendo películas con ella.





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-Maia Montero – gritan y me giro odiando el mundo mientras me tapo con una almohada – ¡Levántate! – chillan y me quito la almohada para sentarme de golpe y odiar a quien haya sido, pero allí está Layla sonriendo como ingenua –
- Vete antes que te mate – digo tangente y se ríe para negar mientras me tenso –
- Hoy saldremos al centro comercial, son las 10 de la mañana así que mueve tu trasero que no es nada pequeño – dice poniendo la mirada en mi trasero y le lanzó una almohada – oye, duele – se queja y niego – te espero abajo con mamá Anna yo voy a ver que me hace de desayuno – dice y me quejo para verla irse –

Respiro profundo y me acuesto nuevamente, miro el techo y me pregunto ¿Quién se despierta la mañana de un sábado para salir al centro comercial? Cierto la loca de mi mejor amiga, pongo una almohada en mi cara para mantenerme en reposo unos minutos hasta que me levanto por fin y voy al baño para hacer mi limpieza matutina.

                                

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-Ya estoy lista – digo caminando hasta la cocina donde esta Layla comiendo –
- Por fin – dice y niego para sentarme a su lado y apoyarme de la barra –
- ¿Qué hay de comer? – pregunto mientras le quito un pan a la castaña quien pone mala cara –
- Oye mi comida – se queja y niego para levantarme – hay tostada, cereal y – se queda en silencio y volteo a verla – café – finaliza y me rio negando –
- Gracias – digo y le doy la espalda para prepararme una taza de café más unas tostadas –

Después de desayunar salimos de casa para agarrar un bus hasta el centro comercial, en el camino nos reíamos de todo como un par de tontas, así fuimos pasando hasta llegar por fin al centro comercial, miré mi reloj y eran las 12 del mediodía, bajo los hombros derrotada y me dejo arrastrar por mi castaña.

-¿Qué tal? – pregunta modelando un vestido negro y me quedo boquiabierta –
- Preciosa – susurro y asiente sonriendo –

Volvió a cambiarse y un rato después salió para pagar, me rio porque en una hora ya lleva al menos 8 bolsas de prendas y zapatos, no entiendo como esta mujer compra tanto.

Nací para amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora