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Maia Montero

Sonrío feliz de ver por fin a Lía con su novia, estamos en la playa donde será la boda de Lía y Ximena, nos levantamos y volteamos para ver a una Lía petrificada, César se acerca a ella para tomarla del brazo, apoyo mi cabeza en el hombro de Cecilia mientras aguanto las ganas de llorar, odio que las bodas me ponen muy sensible siempre y Cecilia agarra mi mano para entrelazarlas mientras Lía camina hasta el altar junto a su padre.

-Te la entrego y sólo quiero que la cuides, sean felices – dice César y Ximena asiente –
- Prometo hacerla feliz suegro – dice Ximena y un par de lágrimas corren por mis mejillas –

En cuanto a Lía está llorando mientras el juez comienza la ceremonia, miro a Cecilia y pasa su brazo por mis hombros para abrazarme, el juez pide que nos volvamos a sentar y le hacemos caso, Cecilia me deja besos en la mejilla mientras transcurre la boda y frente al mar estamos presenciando el más bonito amor, sonrío y el juez pide los anillos, así que Blue entrega la almohadilla donde van los anillos.

-¿Quieres dar tus votos? – pregunta el juez y Ximena asiente para respirar profundo y agarrar un anillo –
- Yo, Ximena Street te prometo una vida llena de locura pero también te prometo amarte hasta el final de mis días, te prometo que no seremos una pareja perfecta pero si una pareja feliz – la voz de Ximena se quiebra y nos da ternura – prometo amarte, cuidarte y valorarte, estar contigo en las buenas y en las malas, cuidarte en la enfermedad y celebrar tus éxitos, ser tu brazo cuando llores y también prometo ser tu mejor amante – susurra y termina de ponerle el anillo a Lía – Te amo – finaliza Ximena y a estas alturas parezco una Magdalena –
- Lía – dice el juez y mi rubia asiente –
- Yo, Lía Abbey te prometo ante ese mar inmenso que te cuidaré, te protegeré, los amaré para toda la vida y que pase lo que pasé nada ni nadie nos podrán separar, que tú y nuestro hijo son lo mejor que tengo y te prometo una vida llena de locura y amor sincero – dice Lía con la voz ronca y le pone el anillo – te amo – susurra y todos aplaudimos –

El juez prosiguió con la ceremonia y miro a todos que están igual que yo, derretidos de amor y llorando, sonrío y le dejo un beso en la mejilla a Cecilia, finalmente la ceremonia concluye con la firma de matrimonio y el respectivo beso, todos aplaudimos y las nuevas esposas sonríen para volver a darse un beso, mientras se van les lanzamos arroz y luego Cecilia agarra mi mano para entrelazarlas y decidimos caminar la playa.

-¿No deberíamos ir a la fiesta? – pregunto y Cecilia asiente –
- Deberíamos pero aquí estamos – responde y me rio negando –

Nos detenemos alejadas de la fiesta, lo suficiente para que el sonido de la música no nos atormente, miramos el océano y mientras me giro a ver el otro lado de la playa sonrío al ver a unos niños haciendo un castillo de arena, me recuerda cuando de pequeña lo hacía con Eithan y quiero decirle a Cecilia.

-Cuando de pequeña yo hacía eso con Eithan y… - me giro para quedarme petrificada –
- Cuando te conocí no sabia que tan grande podría ser mi amor por ti, después de tantos años sé que no quiero ni puedo estar con más nadie que no seas tú Maia Montero y por eso aquí frente a esté inmenso mar quiero hacer esto – dice y abre la cajita roja – ¿Maia Rebecca Montero Leyva te quieres casar con esta señora que tanto te ama? – pregunta Cecilia y siento un nudo en la garganta, me tapo la boca de la sorpresa y comienzo a llorar –
- ¡Sí, mi señora bonita! Siempre sí – respondo y me pone el anillo – la ayudo a levantarse y la abrazo fuerte –
- Te amo – susurra y más me aferro a ella –
- Te amo – susurro y me alejo para darnos un suave beso –

Después de un rato volvemos a la fiesta y no pasamos desapercibidas aunque lo intentáramos, así que Teresa se llevó a Cecilia y Layla me secuestro a mí, y en un pequeño restaurante frente a la playa celebramos la boda Street-Abbey, volteo a ver a Lía y sonrío tranquila de verla tan feliz con su ahora esposa, después de todo ahora si puedo decir que la vida nos premio con tranquilidad, amor y sabiduría, cada quien está con su cada cual y así la vida es más bonita.





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