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Cecilia Abbey

Los meses fueron pasando y todo esta en orden, hace unos días volvió Luciano con Shannon y me pidió perdón por lo que ocurrió cuando perdí la memoria, todo quedó en paz y finalmente sólo somos los padres de Mau y Emiliana, ahora somos amigos y Shannon se la lleva muy bien con Maia, así que estamos bien.

-¿Cuándo pretendes casarte con ella? – pregunta Eduardo y resoplo –
- Cuando Maia lo decida – susurro y niega –
- ¿Te imaginas si mi esposa hubiese dejado que yo tomará la decisión? – pregunta y me rio – exacto todavía fuéramos novios comprometidos y nada más – dice histérico y resoplo –
- ¿Qué hago? – pregunto y Eduardo me mira obvio –
- Yo me encargo – susurra y me lanza un beso para levantarse y salir de mi consultorio –

No puedo creer que ya han pasado ocho meses desde que nos comprometimos y la verdad es que con todo lo que ha ido cambiando nuestras vidas, ya sea para ella como profesional o para mí que he vuelto a estar con alguien, no hemos tenido el tiempo para arreglar la boda y si estoy ya urgida de que nos casemos, de cierto modo sueño con ello todos los días.

-¿Puedo? – alzo la mirada y sonrío –
- Adelante – digo y sonríe para entrar – que grande esta esa barriga – digo emocionada y la castaña se ríe –
- No puedo más – dice agotada y me rio –
- Bienvenida futura mamá – susurro y sonríe de lado –
- Vengo porque necesito salir de una duda – dice y asiento para que prosiga – ¿Cuándo se van a casar finalmente? – pregunta Layla y me rio –
- Eduardo acaba de salir diciendo que se va a encargar de la boda, porque según él nos estamos tardando – respondo y Layla se queda pensativa –
- Me voy y sí, se están tardando, ya va a nacer mi hija y todavía no se casan – responde Layla y hago una mueca –

Layla sale de mi consultorio y Lauren me avisa que Maia me esta buscando, le agradezco y me levanto del sillón giratoria para caminar hasta la puerta, salgo del consultorio y entro al de mi prometida, sonrío al verla y me guiña un ojo, me acerco a su paciente y la miro sin entender.

-Necesito que me asistas – dice suavemente y asiento –
- Vale, deja me pongo guantes y tapa bocas – digo y asiente para proseguir –

Unos minutos después comenzamos una cirugía que dura al menos treinta a cuarenta minutos, veía a mi prometida haciendo la cirugía y realmente la admiro, con su edad yo todavía temblaba al hacer una pequeña cirugía y ella lo hace con tanta pasión, con tanta seriedad y con tanto amor que me derrite. Efectivamente unos cuarenta minutos después despedimos al paciente quien va acompañado de otro chico, Maia le manda un tratamiento y se despiden para entonces marcharse, Maia se gira y me quito el tapaboca junto a los guantes.

-Eres una genia – susurro y se ríe –
- Aprendí de la mejor universidad – dice suavemente y la agarro por las caderas para pegarla a mí –
- Definitivamente tienes un largo futuro aquí – susurro y sonrío para darle un casto beso –
-¿Has hablado con Lía? – pregunta y niego –

Hace poco nos peleamos pero cosas que pasan y ya. En cuanto a Lía y su familia, todo está de maravilla, Thiago tiene más de un año y ya camina, es un niño precioso que a veces se queda en casa, o al menos era así pero después que se cayó accidentalmente mientras jugaba con Chío, Lía se volvió loca a gritarme y he allí porque nos peleamos.

-Ximena me llama siempre para decirme como va Thiago – digo y Maia suspira –
- No fue para tanto – susurra y me rio –
- Maia, le pusieron puntos en la frente y Lía casi me denuncia por descuidada – digo cruzándome de brazos –
- No, pues si, es verdad fue un poco duro – dice y niego –

Todas han querido interceder para que Lía y yo nos reconciliemos pero la verdad es que ninguna quiere dar el paso, aunque yo sólo le doy tiempo para que entienda que fue accidente, digo Mauricio se rompió la barbilla cuando jugaba con Miguel y no lo denuncié por eso.

Nací para amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora