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Después de que todos cayeran en cuenta de que volví, hicimos un brindis y decidí que mejor hablo con Lía luego, Amanda se acerca a mí y le hago una seña para que salgamos al patio trasero, agarro una copa y Amanda me sigue, sonrío a la nana y paso mi brazo por los hombros de mi sobrina para caminar hasta una de las mesas cerca de la piscina y así sentarnos en unas sillas.

-Es raro verte de regreso – dice y me rio asintiendo – cuando te fuiste tenía como 15 años – finaliza y asiento sonriendo –
- Y ya eres toda una mujer – respondo orgullosa de mi sobrina y ella asiente sonrojada – ¿Universidad? – pregunto y sus ojos brillan –
- Contaduría – responde y la miro asombrada –
- Creí que seguirías los pasos del abuelo – digo y se ríe negando –
- Me gusta más los pasos de la abuela – dice y sonrío confirmando –
- ¿Y cómo estás tú? – pregunto y se gira para quitarme la mirada pero su mejilla se vuelve algo rosada –
- Me gusta alguien – susurra y abro los ojos asombrada – se llama Antonio y es docente ahora – asiento lentamente –
- ¿Tu papá sabe? – pregunto y niega, sonreí recordando cuando comencé con Luciano –
- Sólo César y se llevan bien, pero tengo miedo por mis padres – responde nerviosa y agarro su mano –
-  Si Miguel se le mete el bruto, aquí estoy para apoyarte – digo y me abraza –
- Te extrañé tanto – dice y me rio abrazándola – muchos dicen que te fuiste porque tenías una amante y otros que te fuiste con el tío Luciano – comenta alejándose y sonrío de lado mientras resoplo pesadamente –
- ¿Te cuento un secreto? – pregunto y asiente – Luciano y yo estamos divorciados – susurro y Amanda se queda boquiabierta –
- ¿Entonces si tenías una amante? – pregunta y volteo la mirada a un lado –
- Yo me enamoré de ella Amanda, para los demás sería eso pero para mí es el amor de mi vida, la mujer que cada día de mi vida había anhelado – respondo triste y Amanda me abraza –
- Entonces es hora que luches por ella – susurra y me alejo para voltear a verla –
- ¿Cuándo creciste niña? – pregunto asombrada y nos reímos a carcajadas –

Miguel se acerca y le hago señas de silencio, me guiña un ojo y me levanto para abrazar a mi hermano, Amanda también se levanta y paso mis brazos por los hombros de ambos estando yo en el medio, Miguel se ríe de mí y Amanda sólo sonríe negando, entramos a casa y veo a una pelirroja besar a Lía, si me perdí mucho, pienso mientras veo la hermosa escena y carraspeo, ambas se alejan y voltean a verme, sonrío de lado.

-¿Quién es? – pregunto curiosa y Lía sonríe para agarrar su mano y acercarse –
- Ximena ella es nada más y nada menos… - pero la pelirroja la interrumpe –
- Cecilia Abbey – susurra y la miro asombrada – he escuchado de ti – dice y frunzo el ceño – cosas buenas claro – asegura y asiento para sonreír –
- Un placer, Cecilia – me presento y estrechamos nuestras manos –
- Ximena Street, un gusto – se presenta y sonríe –
- Es mi prometida – afirma mi hermana y volteo a verla asombrada –
- ¡Oh Dios! Felicidades hermana – me lanzo a sus brazos y se ríe –
- Gracias – dice y me alejo para luego abrazar a Ximena –

Después de todo nos sentamos a hablar y me cae bien, se ve buena mujer y sé que Lía merece la felicidad infinita, cuando las veo mirarse con amor me da ternura y entiendo que tarde o temprano el amor verdadero siempre llega, me alegra tanto que Lía esta con su complemento, porque aunque no las he visto más que ahora, siento que es ella la indicada.




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Al caer la noche me despido de todos y decido irme, me pongo el abrigo y mamá se acerca para negociar, finalmente mamá me suelta sólo prometiendo que mañana vamos a almorzar y entre risas acepto, me despido de todos y Emiliana me acompaña hasta mi coche, abro la puerta del piloto y lanzo la cartera en el copiloto, alzo la mirada y sonrío al ver a mi hija tan grande, tan bella y siento una punzada al recordar a mi hijo y que no esta aquí.

Nací para amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora