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Layla Losada

Flashback
-¿Estaremos solos? – pregunto y Mau sonríe asintiendo –
- Sí, mi amor – responde y entrelazamos nuestras manos para subir las escaleras de la casa Losano –
- Perfecto – digo y le doy un beso en la mejilla –
- Te adoro – susurra y entramos a casa –
- Mauricio – escuchamos la voz de Luciano y frunzo el ceño –
- Papá – dice Mauricio cuando se acerca y camino lentamente hasta la sala –
- ¿Quieres saber donde esta tú mamá y con quien? – me paralizo al oír esas palabras y me doy la vuelta para salir de la casa –

Bajo las escaleras y saco el celular para llamar a Maia, estoy temblando del miedo, ¡Maldición! No contesta y me da terror. Volteo a ver la casa y sale Mauricio echo una fiera, le escribo a Darío para avisarle y sigo a Mau hasta el coche, nos subimos y siento mucho miedo de lo que pueda pasar.

-¿Mauricio a donde vamos? – pregunto aterrada y me ignora – ¡Mau! – grito y voltea a verme, veo sus nudillos blancos apretando el volante –
- A buscar el amante de mamá y matarlo – responde y mi corazón se acelera –

Final flashback

-Mauricio detente – grito mientras maneja como un loco –
- Cállate Layla – grita de regreso y siento mucho miedo –

Nunca temí tanto por mi vida como ahora mismo, respiro profundo y le ruego a Dios que me deje vivir para ir a abrazar a mi mejor amiga. Puedo jurar que no fueron ni veinticinco minutos cuando estábamos estacionándonos en su casa, me bajo despavorida mientras le agradezco a Dios y al universo, mientras que Cecilia va llegando y cierro los ojos aterrada.

-Mauricio cálmate – digo cuando se baja y me mira con odio –
- Hijo – saluda Cecilia mientras se baja del coche, se acerca preocupada –
- ¿Era ella tu amante? – pregunta Mauricio con la voz rota y comienza a llorar como un niño, Cecilia me mira y le hago señas para que entienda –
- ¿Quién te dijo? – pregunta Cecilia y Mauricio se le acerca para agarrar sus mejillas con fuerza –
- Yo te veía como la mejor mujer del mundo – grita Mauricio entre lágrimas - ¡ELLA ERA MI AMIGA! – cierro los ojos y suspiro pesadamente –
- Yo se lo dije – dijo aquella voz que comienzo a odiar –

Todos nos giramos para verlo, Luciano esta apoyado del muro que divide la vista a la entrada de la casa, su sonrisa asquerosa me produce nauseas. Vuelvo la mirada a Mauricio quien sigue llorando y me acerco para intentar abrazarlo, al principio no se deja pero luego se aferra.

-Dile a tu hijo que me engañas con una muchacha de su edad – me tenso con las palabras de Luciano –
- ¿A que juegas Luciano? Esto no es una novela latina de esas que ve tu madre – dice Cecilia y sonrío con lo que dijo –

Escucho los pasos de Luciano mientras se acerca y Mauricio se aleja de mí para acercarse a su papá, el castaño lo abraza con fuerza y Luciano hace cara de inocente. Emiliana llega en su coche y se estaciona al lado del coche de Cecilia, se baja y camina hasta acercarse a la rubia.

-Supongo que ya sabes la verdad – dice Mau y la rubia asiente – ¿No dirás nada? – pregunta y Emiliana voltea para ver a su madre, segundos después la abraza para decirle algo al oído –
- Me basta con la locura en casa de mi novio, porque alguien se encargó de decirle a todos que mamá tenía una aventura – responde Emiliana seca mientras se cruza de brazos y recuerdo a Maia –
- Maia – susurro y Mau me llama pero decido ignorarlo, hasta que siente que me agarran del brazo – suéltame imbécil – grito molesta –
- Siempre lo supiste ¿verdad? – pregunta con los ojos cristalizados y me quedo en silencio – claro como no, yo fui ¡El único imbécil en no saberlo! – grita molesto y me asusta –
- Mauricio es mi mejor amiga – susurro y él asiente para alejarse –

Luciano lo llama y veo a Cecilia quien me mira preocupada, asiento y ella entiende. Me despido de Emiliana y corro para salir de la casa de los Losano, busco un taxi y al encontrarlo, me subo para darle la dirección de la casa de Maia. Unos treinta minutos después llegamos, busco en mi chamarra algo de dinero y agradezco encontrar, le agradezco al señor y me bajo para tropezar con Eithan.

-Tú seguro lo sabías todo – dice molesto y frunzo el ceño –
- ¿Qué te preocupa a ti? – pregunto sería – Emiliana acaba de llegar a su casa defendiendo a Cecilia, deberías de hacer lo mismo – digo y Eithan me mira con asco –
- Jamás podría defender esa aberración – responde y le doy una bofetada –
- Lástima que Emiliana no te deja, pero por imbécil – digo entre dientes para golpearlo con mi brazo, camino hasta la entrada y respiro profundo para tocar la puerta –

Augusto me abre y me ve con sorpresa, le pido información por Maia y me dijo que subió pero que está muy mal, siento un apretón en el pecho mientras que Augusto me permite entrar, me pide no dejar sola a Maia y asiento para caminar hasta las escaleras, miro hacia la sala y se encuentra Anna molesta y cruzada de brazos, niego y subo para ir a la habitación de Maia.

Le escribo a los chicos para contarles todo lo ocurrido, Darío me llama y le pido que calme a los demás, que no vengan al menos hoy, pero que Maia nos va a necesitar mucho, un rato después cuelgo y me acerco a la puerta de su habitación, abro lentamente y me asomo para ver a Maia acostada, vuelvo a salir de la habitación y me espero unos minutos. Después de al menos diez minutos, vuelvo a entrar y cierro, camino lentamente hasta sentarme en la cama al lado de una Maia en forma fetal.

-Llora mi amor – susurro y se sobresalta para finalmente sentarse para verme –
- Perdón – susurra y niego para abrazarla –
- Perdóname tú que no me vine contigo – digo y Maia se aferra más a nuestro abrazo para llorar como una niña –

Sobo su espalda hasta que la siento más calmada, su cabeza en mis piernas y su respiración más tranquila, incluso después de tanto hipear. Respiro profundo y la arreglo en la  cama, Maia se había quedado dormida, la arropo y dejo que duerma, es necesario.

-Maruja donde estés dale fuerza a mi loca – susurro mientras veo a Maia dormir –

Salgo de la habitación y camino hasta las escaleras, bajo para tropezar con Augusto avisándole que Maia está dormida y allí él pudo respirar aliviado, voy hasta la cocina donde me encuentro a Anna, me fulmina con la mirada pero intento ignorarla, camino hasta entrar a la cocina e ir por un vaso de agua y cuando salgo, escucho mi nombre desde sus labios.

-¿Lo supiste siempre? – pregunta Anna y me giro a verla –
- Ella no podía pasar su felicidad sola – respondo y Anna se tensa – sé que jamás te gustó la idea de tu hija lesbiana Anna Leyva pero ella ama con intensidad a Cecilia Abbey – digo y Anna chilla molesta, me ve con asco –
- Mi hija sólo tiene una fantasía de estudiante – dice Anna y me rio en su cara –
- Tú no conoces a tu hija Anna, me sorprende – digo y se tensa – sólo te diré algo, amala y no la juzgues por el imbécil de Eithan, Emiliana no lo dejará y tu hija te necesita – digo para dejarla con la palabra –

Salgo de la cocina y me acerco a Augusto, me disculpo y subo las escaleras, camino hasta la habitación de Maia y entro para cerrar la puerta, dejo el vaso de agua en la mesita de noche y saco el celular de mi chamarra, lo dejo en la cama y me quito la chamarra para ponerme de pie y dejarla en el sillón del escritorio. Busco el celular de Maia, cuando lo encuentro en el morral, lo saco para verlo apagado, busco el cargador y lo conecto para encenderlo y ver como miles de llamadas incluso mías y una llamada comenzó a entrar.

Llamada
-Cecilia – susurro y la oigo suspirar aliviada –
- Dime que ella está bien – susurra asustada y miro a mi amiga –
- Pues, tiene a todos en contra así que sólo te ruego que no la dejes sola – digo suavemente y Cecilia se queda en silencio unos segundos –
- Cuídamela y dile que la llamaré mañana – dice y suspiro –
- Vale – susurro y colgamos, suspiro suavemente para ver a Maia dormida –
Finalizada llamada

Nací para amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora