58.

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-¿Te llevo a clases? – pregunta y niego sonriendo –
- A mí me llevas por un trago porque un año sin verte me tiene la vida triste – respondo y se ríe para darme un beso en la cabeza –
- Súbete – dice y me da su casco, niego –
- Olvídalo, agárralo tú y yo feliz de sentir el aire en mi cara – respondo y Horacio sonríe para aceptar –

Después de subirme a la moto, paso mis manos por los costados de la chamarra de mi amigo, sonrío agradecida de tenerlo de regreso, porque es lo que más he anhelado en muchos meses. Cierro los ojos y mientras el aire pega en mi cara, decido soltar a mi amigo y abro los brazos feliz y afortunada de estar viviendo estos momentos, capaz Horacio me odie luego y prefiero disfrutar de este momento ahora mismo. Un rato más tarde nos estacionamos en un café, de hecho el café donde trabajo y bufo, mientras que Horacio apaga la moto y se quita el casco para reírse.

-Son las 8 de la mañana, jamás bebería a esta hora – se excusa y me da un beso en la frente –
- Me caes mal – digo con berrinches y se ríe para ayudarme con el morral –
- No te caigo mal, me amas – dice y nos reímos para caminar hasta entrar al café – Ve por una mesa, yo compro algo – pide y le lanzo un beso –
- Esta bien señor italiano – digo y camino hasta las mesas mientras que Horacio va a caja –

Miro a mi alrededor, saludo a un par de compañeros y otros se quedan por minutos hablando, Horacio vuelve unos minutos después y sonrío para verlo caminar con una bandeja hasta nosotros, se sienta y me pasa mi café, un pan mientras él tiene su desayuno y un café.

-¿Ahora si me dices que ha pasado por aquí? – pregunta mientras muerde la tostada y suspiro –
- Un par de cosas leves y no tan leves – comento para tomar un trago del café, miro a Horacio y él me mira atento mientras mastica – Cecilia y yo, ya sabes tuvimos algo – respondo y él asiente nada asombrado –
- Esa cara no demuestra felicidad – dice y miro a algún lado del café mientras pienso que decirle –
- Todo terminó antes de mi cumpleaños – comienzo y volteo a verlo, sus ojos muestran sorpresas – y la relación de Mauricio y Layla terminó – digo y Horacio ve a otro lado para tomar de su café luego – ¿No te importa? – pregunto y alza los hombros –
- Un año fuera, quizás ya no la amo – responde y lo miro no muy convencida –
- Seguro – digo para seguir tomando de mi café –
- ¿Por qué estas viviendo en casa de tu abuela? – pregunta y toma de su café, yo me ahogo por la pregunta –

Horacio me mira asustado, tomo de nuevo café y luego respiro profundo para calmarme, alzo la mirada para ver a Horacio y él sólo me mira atento, capaz por ahogarme, quizás por saber sobre mi mudanza, pero lo que sé es que me aterra decirle la verdad, mi celular comienza a sonar y sonrío hacia mis adentros porque me salvó la campana, saco mi celular de la chamarra y veo en la pantalla, un mensaje de Lía, le pido disculpas a Horacio y decido responder para tomar tiempo.

Lía Abbey:
“¿Podemos vernos esta noche?” 8:15 a.m.

Yo:
“Sería un gusto para mí” 8:16 a.m.

Lía Abbey:
“Perfecto, me pasas tu dirección y paso por ti” 8:17 a.m.

Le paso mi dirección y bloqueo el celular para ver a Horacio, él sonríe y eso me aterra aún más que la respuesta que aún no he dado, eso Maia de paso cobarde, me grita mi subconsciente mientras guardo el celular y Horacio no dice nada.

-¿Quién te hizo sonreír así? – pregunta burlón y frunzo el ceño –
- ¿Sonreír? – pregunto confundida y él asiente –
- Esa sonrisa sólo te la vi con ella – responde nostálgico y me tenso –
- Lía Abbey – respondo seca y Horacio se queda pasmado –
- ¡Oh! – sólo dice eso y termina de desayunar –
- Mamá me pidió que me fuera a casa de mi abuela por un tiempo – digo y miro a otro lado, hay un silencio placentero y siento su mano agarrar la mía –
- ¿Por qué? – pregunta suavemente y suspiro mientras siento la vista nublada –
- Después que Cecilia se fue, o bueno que me enteré que se fue, yo – me detengo y quito mi mano de la suya para borrar la lágrima – caí en el alcoholismo – respondo finalmente y por primera vez lo acepto en voz alta –
- Maia – susurra y niego pero mi amigo se levanta, se sienta a mi lado y me abraza fuerte –

Nací para amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora