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-¡Feliz cumpleaños! – gritan y me despierto de golpe –
- Feliz cumpleaños a ti, cumpleaños Maia, cumpleaños feliz – cantan mis padres entrando con un pastel y los miro asombrada –
- Yo – titubeo y me quedo en silencio –
- Sopla las velas – chilla Layla y me levanto de la cama para acercarme al pastel y hacer caso –
- Feliz cumpleaños hija – dice mamá y me abraza fuerte, mi corazón late tan fuerte que me duele el pecho – perdóname por ser una imbécil, me puse en los zapatos de Luciano pero jamás en los tuyos – comienzo a llorar y abrazo más fuerte a mamá –
- Mamá – susurro mientras lloro y mamá me da un beso en la sien –
- Todo va a estar bien hija – susurra y asiento para alejarme, mamá me limpia las lágrimas –
- Feliz cumpleaños – dice Layla y me abraza, me rio luego –
- Feliz cumpleaños hija – dice papá y lo abrazo también –
- Gracias, son los mejores – digo y todos asienten –

Bajamos y mamá pica el pastel, desayuno pastel para luego subir corriendo, llego a mi habitación para entonces encerrarme en el baño y comienzo mi aseo para luego meterme a duchar. Unos treinta minutos después estoy lista, tengo al menos cuarenta minutos para llegar al trabajo, agarro mis cosas y bajo hasta la cocina, tomo un vaso de jugo y les lanzo un beso a todos para salir corriendo, camino rápidamente hasta el coche donde me subo y me detengo para respirar profundo, miro mi morral y no puedo soportarlo, busco la carterita y la saco para tomarme un trago rápido de vodka y vuelvo a guárdalo, tomo fuerzas y me pongo el cinturón de seguridad, prendo el coche y manejo hasta el café.





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-Buenos días – saludo entrando al café –
- Buenos días Maia, feliz cumpleaños – chillan todos y sonrío agradecida –
- Gracias a todos – guardo mis cosas y salgo para por fin estar lista para ir a caja –

Comienzo a atender a la gente que va llegando y hoy tengo una sonrisa reluciente, así me siento, por primera vez en varios días, me siento bien, feliz. Escucho esa voz que otra vez me detiene y trago saliva, no quiero voltear y verla pero si yo digo que no, mi cuerpo dice que sí, volteo para verla y me quedo en silencio mientras la miro fijamente a la cara.

-Hola – saluda suavemente y asiento –
- Maia feliz cumpleaños – me asusta la pelinegra quien se acerca sonriendo y sonrío de lado –
- Gracias Teresa – digo y me guiña un ojo –
- Espero salgamos hoy – chilla Juliana también acercándose y niego – feliz cumpleaños corazón – finaliza y agradezco –
- Tengo una salida con mis amigos – digo y las tres ponen caras tristes, acto que me dio mucha ternura –
- Mañana me dijo ayer – dice Lía emocionada y Teresa le sigue –
- Quiero un cappuccino – pide Juliana seria y frunzo el ceño –
- Latte – dicen Teresa y Lía al unísono, asiento confundida pero hago su pedido –
- Toma, quédate con el vuelto – dice Juliana y asiento para agarrar el billete, que terminó siendo uno de 10 dólares –
- Al lado lo retiran – digo mirando la pantalla mientras hago la orden –
- Gracias – dicen las tres al unísono –

Las veo ir por sus tres cafés, Lía voltea a verme y nuestras miradas conectan, me guiña un ojo y mi corazón se acelera, miro a otro lado y en ese momento llegan otros clientes, veo a las chicas irse luego de despedirse y una gran parte de mí agradece que se hayan ido, suspiro suavemente pensando que será muy difícil todo esto, y la verdad es que si lo será. Sigo trabajando hasta el descanso del almuerzo, en ese momento Layla me llama avisando que será en disco, agradezco y cuelgo para seguir almorzando.




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Las horas  fueron pasando y ya eran las 7 de la noche, salgo del café luego de despedirme de todos, camino hasta mi coche y como todas las noches al salir, me tomo rápido un trago de vodka, guardo la carterita y me pongo el cinturón de seguridad, prendo el coche y salgo de allí para ir a casa.



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