11. Límite

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Llegaron al departamento de la familia de los Jung en silencio, aunque Wooyoung sabía que no habría nadie dentro gracias a la hora.

Caminaron a su habitación, donde apartaron el Twisted y se sentaron en el suelo con el rompecabezas entre ellos. Wooyoung sacó unas tijeras de la nada (a ojos de San), y cuidadosamente cortó el plástico de la caja, teniendo cuidado con no dañar el empaque.

— ¿Por qué te ves tan serio?

— Shh. — Siseó el pelinegro, volviendo a dejar la caja dónde estaba, pero ahora sin plástico. — Esto es como una cirugía; si no tienes cuidado, puedes cortar dónde no debes.

Okeeey. — San secó sus manos en la tela de sus jeans, mirándole ansioso. — ¿Ya puedo abrirlo?

— Claro.

El castaño no tuvo piedad al abrir la caja y sacar las dos bolsas de dentro, rompiéndolas de un tajo. Wooyoung le miró como si fuera un asesino, pero entendió su deseo por comenzar y recuperó las piezas que habían salido volando a su alrededor en un suspiro. Al menos la caja seguía intacta.

— ¿Alguna vez has armado un rompecabezas?

— Solo de niño. — Respondió San, vertiendo las piezas en la tapa. — Me gustaba la sensación al ver la imagen final, pero solía desesperarme en el proceso.

— Se nota. — Murmuró Wooyoung, sin poder esconder su sonrisa. — ¿Eran grandes o pequeños?

— Como 20 piezas.

— ¿Y te desesperaban? — Soltó una risa. — Vas a sufrir, entonces.

— Ya veremos. — Fue la respuesta de Choi, decidido a demostrarle lo contrario.

Se había adelantado mucho a los hechos.

Wooyoung podía notar la impaciencia en el chico frente a él, quién se dedicaba a buscar y utilizar todas las piezas de color gris que se encontraba; trataba de completar la imagen del alto personaje por su cuenta. Mientras, él se entretenía buscando las piezas correspondientes al contorno del rompecabezas.

— Que ojos tan raros. — Murmuró San.

— La pieza está al revés, cariño.

— Oh.

El castaño se apresuró a voltear la pieza antes de encajarla, notando que era bastante más fácil que de la forma en que había probado al principio. Wooyoung notó una sonrisa en su rostro que resaltaba después de ver su rostro de concentración por una hora, y se dio un descanso de su tarea para mirarle detenidamente.

— ¿Estás feliz porque ya casi lo terminas?

San negó suavemente, usando su cabello para ocultar el color en sus mejillas.

— Me gusta que me llames así.

— ¿Cariño?

— Mhm.

— Eres tan tierno. — Murmuró.

"Quiero tocarlo".

Apartó la caja de su regazo, y se dejó caer de rodillas sobre el espacio dentro del marco que estaba armando. San le miró preocupado por sonido del golpe, pero antes de que le preguntara que ocurría, Wooyoung gateó hasta él sin importarle desarmar algo y se dejó caer sobre su torso, dándole un abrazo torpe.

— ¿Sucede algo? — Aunque no le desagradaba el contacto, San estaba un poco confundido.

— Solo quería abrazarte.

Intentó regresar a su sitio, pero cuando escuchó las llaves de la puerta principal abrir la cerradura se puso de pie por instinto. Sin decir nada, tomó la mano de San para levantarlo y arrastrarlo fuera de la habitación.

U CAN DO IT   -   woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora