50. Avalancha

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Wooyoung podía ser un rebelde, pero cuando Yeosang le pedía algo, él iba y lo cumplía. Lo había hecho antes al mantener sus límites con San, y lo hacía ahora citando al castaño en su casa para poder charlar acerca de sus celos.

Además, no debía olvidar que Yeosang era el hermano mayor de San, y su respeto por él creció cuando mezcló su papel de mejor amigo con el de cuñado.

Escuchó el timbre del departamento. Wooyoung se levantó del sofá para correr hasta la puerta y abrirla de par en par, asustando al castaño que le esperaba del otro lado.

— ¿Hola?

— Hola. — Jung le sonrió, tomando su mano para jalarlo dentro del departamento.

Aferró sus brazos alrededor del cuello del castaño y pegó sus mejillas, buscando el mayor contacto posible. San le abrazó por la cintura, uniendo el resto de sus cuerpos.

Ambos sintieron algo recorrer sus cuerpos y llenarlos de energía, agradecidos de volver a verse después de tantos días separados. Los mensajes o llamadas eran buenas para estar al pendiente de lo que hacían en su día a día, pero el contacto físico era una cosa completamente distinta. Tocarse, sentirse, olerse. Tenían la necesidad de comprobar que el otro existía, y que lo que habían pasado era tan real como el olor a menta en el cabello de Wooyoung, o la colonia a cítricos de San.

— Te extrañé. — Susurró sobre la piel de su cuello, abriendo sus ojos de a poco. El espacio entre los brazos de su novio era el lugar perfecto dónde caer dormido en cualquier momento.

— Yo a ti, cariño. Es agotador solo verte en sueños. — Respondió San, dejando caricias allá por dónde sus manos llegaran.

Wooyoung dejó un beso en su mandíbula antes de alejarse lo suficiente para verle a los ojos, encantado con la expresión de enamorado de San.

— Hay algo que necesito hablar contigo.

— ¿Mhm?

El mayor se acercó para frotar la punta de sus narices de forma cariñosa, y Wooyoung soltó una risita por las cosquillas.

— Hablo en serio, Sannie.

— Te escucho. — Tomó su distancia, mostrando sus mejillas ligeramente rosas.

Esperó a que San se quitara sus botas y fueron juntos a la sala de estar, tomando asiento en el mismo sofá. Wooyoung se giró hacía él, tomando su mano y jugando con sus labios en lo que encontraba una forma de iniciar la conversación.

— ¿Cómo te has sentido en los dormitorios?

— Es raro aún, pero me siento cómodo. Los entrenamientos son intensos, y la comida es muy rica y nutritiva. ¡Hasta podemos usar la piscina del equipo de natación para relajarnos! — Exclamó, abultando sus labios al hablar. Se giró en dirección al menor, colocando su diestra en el espacio entre ellos. — Hay muchas cosas para hacer todos los días, y un montón de gente.

— Suenas realmente feliz. — Sonrió, viendo a San asentir efusivamente. — ¿Has hecho amigos?

— Hoseok me acompaña todo el tiempo, es un hyung muy responsable. Pero no sé si somos amigos o solo compañeros. — Inclinó su cabeza a un lado, y Wooyoung llevó una mano a su cabello para acariciarlo. — He hablado poco con otros compañeros, no hay mucho tiempo para interactuar entre equipos.

— ¿Es así? ¿Y qué hay de... Sunoo?

— ¿Sunoo?

La expresión tierna que había colocado San por sus mimos se deshizo al escuchar el nombre. Su confusión era clara, y parecía haber desbloqueado un recuerdo desagradable para él. Wooyoung intentó no asustarse en consecuencia.

U CAN DO IT   -   woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora