52. Sueños 🔇

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No recordaba como habían terminado en esa situación, pero estaba disfrutando de ella al cien por ciento. Para cuando salió de su trance tenía a Seonghwa frente a él, completamente desnudo y mostrándole el trasero con descaro. Su cuerpo actuó por sí solo, e introdujo su erección dentro de él.

La sensación ardía. No solo en su entrepierna, sino que en todo su cuerpo. Se sentía derretir desde el cerebro hasta la piel, oscilando hacia delante y atrás, entrando y saliendo de su mejor amigo a su antojo. Escuchó sus gemidos al deshacerse del placer. Parecía haber estado esperando por el momento en que se unieran por mucho tiempo.

Sus dedos se clavaron a la altura de su cadera, y el mayor soltó un quejido por el dolor. Intentó alcanzar las manos de Hongjoong para quitarlas de ahí, desatando una provocación para el rubio. El menor cambió su agarre a sus muñecas, yendo a buscar la faltante, para usar sus brazos estirados como punto de apoyo. El pecho de Seonghwa se elevó, evitando que su rostro se hundiera entre las sábanas. Su velocidad aumentó considerablemente, al igual que el volumen de los gemidos del pelinegro, quién, sin ningún tipo de movilidad, se limitó a recibir a Hongjoong.

El rubio se inclinó hacia atrás con la intención de verle a detalle. Con su pequeña cintura y grandes hombros, o su redondo trasero rebotando y su blanca piel enrojeciéndose, Hongjoong podría jurar que estaba en el cielo. Podría correrse solo de verlo.

— ¡Hongjoong! — Gritó fuerte, causándole pánico a Kim. Observó a su alrededor para buscar dónde se encontraban y dictaminar cuánto ruido podían hacer.

La habitación se veía borrosa, con esas ondulaciones que modificaban la imagen y eran provocadas por un calor extremo. Identificó el lugar como su habitación bañada en la luz del amanecer. Supo que a esa hora debían estar solos en casa, y que tenían la libertad para hacer todo el ruido que quisieran.

Como respuesta a que haya parado de moverse, Seonghwa se dio la vuelta por su cuenta y rodeó su cadera con sus piernas. Le atrajo de vuelta a él, alcanzando su rostro para inclinarle y besarlo. Hongjoong le correspondió gustoso, ahogando los gemidos de Seonghwa en su boca conforme volvía a colocarse en una posición cómoda para embestirle.

Le acarició de arriba a abajo. Trazó un camino desde su cuello hasta sus brazos, regresando por sus hombros para llegar a su pecho. Ahí se detuvo un momento, rozando sus pezones hasta dejarlos rojos, y continuó por su cintura magullada por sus propios dedos. Terminó en sus muslos, apretando sus delgadas piernas y rompiendo el agarre que tenían en su cadera para elevarlas a sus hombros. Mordió su pantorrilla, succionando su piel y dejando un rastro de saliva.

A pesar de sus jugueteos, seguía embistiendo dentro de su amigo, abusando del lugar que encontró y que parecía gustarle a Seonghwa por la forma en que se retorcía.

Encontró sus manos y las atrajo a su rostro, soltando el agarre en sus piernas. Besuqueo la palma, bajando por su muñeca y antebrazo hasta llegar de vuelta a su pecho. Rozó sus dientes con sus ya sensibles botones y tiró de ellos sin cuidado, provocando que Seonghwa se alterara y lo golpeara.

— ¡Suelta eso! — Gritó, pero Kim no paró. Llevó una de sus manos hasta su miembro y empezó a masturbarle, haciendo que todo él se estimulara. Las corrientes eléctricas lo invadieron. — ¡Hongjoong!

El agarre alrededor de su pene se afianzó conforme Seonghwa se corría, dejando salir con libertad tanto fluidos como jadeos y quejidos. Park se aferró al menor con fuerza, apretando sus piernas alrededor de sus costillas y sosteniendo sus hombros. Hongjoong se quedó quieto en su sitio, demasiado aprisionado para seguir moviéndose.

Salió de él cuando se cuerpo se relajó por fin, pensando en que tendría que buscar una forma de provocar su propio clímax, pero Seonghwa se le adelantó.

U CAN DO IT   -   woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora