51. Enfrentamiento

39 5 0
                                    

Sentía una extraña satisfacción al ver un rostro expresando sus más puros sentimientos. Como cuando Seojun dejaba caer su fachada amistosa para revelar una molestia contenida, o cuando Sunoo abrió la puerta y su alegría desapareció, dejando un rastro de confusión.

— ¿Quién eres?

Con el plan trazado sobre la mesa para él, Hoseok y Yeosang (quién había insistido en saber todos sus movimientos una vez que le compartió su pequeño problema con el joven castaño), fue a visitar a San a los dormitorios. Le encontró en la cafetería a punto de dormir una siesta sobre su desayuno.

Lo que habían hecho el día anterior le tenía algo inquieto, aunque no descontento. Se habían esforzado en cuidar del otro y conocer esa parte de cada uno. Wooyoung sabía que no habían hecho nada malo, pero se sentía algo culpable de no haberse prevenido y haber terminado teniendo sexo en su sala.

"Lo siento, mamá".

— San. — Saludó corto, dejando un beso en la mejilla de Choi. El castaño le sonrió de vuelta, aún adormilado.

— Wooyoung. — Correspondió, tomando un bocadillo de kimchi en sus palillos. El menor alcanzó sus otros utensilios, ofreciéndole a San un poco de arroz de su plato que aceptó sin queja.

— ¿Por qué pareces tan cansado? — Se atrevió a preguntar, buscando algo más con lo que alimentarlo.

— No sé que mosco le picó anoche, pero Hoseok no me dejó dormir en lo absoluto. — Soltó un bostezo, ocultando su rostro entre sus manos ahora desocupadas.

"Lo siento, cariño. Eso fue mi culpa", el menor le observó con pena en su expresión. El pelirrojo se volvió su cómplice para ese día, y, cumpliendo con su segunda parte del plan, le vio entrar a la cafetería pocos segundos después.

Se dirigió a ellos sosteniendo su hombro izquierdo como si fuera a caerse en cualquier momento.

— ¡San! — Exageró su expresión lastimera, y Wooyoung aprovechó la distracción para tomar el celular de su novio por debajo de la mesa. — El entrenador me pidió guardar el equipo que usamos hoy, pero estoy muy cansado, ¿ayudarías a tu viejo hyung?

Desbloqueó el aparato con su huella, y empezó a buscar entre los chats recientes.

— ¿Viejo? Pero me llevas un año.

— ¡Viejo! ¡Muy viejo y cansado! — Le interrumpió el pelirrojo, apretando su expresión y aferrándose al brazo del castaño. Estaba evitando que regresara su mirada a Wooyoung. — Por favor. — Canturreó, haciendo a San suspirar.

— Está bien. — Aceptó a regañadientes. Miró a Wooyoung antes de levantarse, dejando un beso en su frente. — Vuelvo en un momento, ¿sí?

Wooyoung asintió inocente y le vio partir junto al pelirrojo, mismo que le lanzó unas llaves a espaldas de un somnoliento Choi.

"¿Ibas a dejar tus cosas aquí? Me arriesgué por nada" se quejó internamente, guardando las cosas de su novio en sus bolsillos. Corrió en dirección al elevador. Una vez dentro de la caja metálica, el celular de San se encendió por una notificación.

Sunoo le había respondido que estaba encantado de ir a su habitación.

Wooyoung le había contactado fingiendo ser San para tener la disponibilidad, el tiempo y el lugar para hablar correctamente. Borró ambos mensajes, evitando dejar cualquier rastro de su pequeña conversación, y bloqueó el número: era vergonzoso ver que su conversación fluía de forma tan unilateral.

Observó su reflejo antes de que las puertas se abrieran en el quinto piso, y se dirigió a la habitación de ambos chicos. Definitivamente no encajaba con todos esos chicos atléticos, pero se veía lo suficientemente decente, y si caminaba seguro de sí mismo, nadie sospecharía. Acomodó el mechón que caía por su frente y que entraba a su ojo cuando se descuidaba, anotando mentalmente que era hora de un corte.

U CAN DO IT   -   woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora