La adrenalina se drenó de su cuerpo y sus sentidos regresaron a la realidad.
— ¡Ay! — Gimoteó de dolor. Alzó sus manos, analizando detenidamente sus heridas.
"Eres un bruto. Un salvaje" se regañó, sacudiendo la sangre que escurría por sus dedos. ¿Ahora qué hacía? No podía regresar a los dormitorios y fingir que nada había pasado. Necesitaba ayuda médica urgente, pero tenía miedo de no saber responder las preguntas que le harían sobre cómo había terminado así. ¿Y qué pasaría con sus entrenamientos?
Caminó a la boca del callejón para recoger sus cosas soltando un suspiro de frustración. Había vuelto a actuar impulsivamente, y ahora retrasaría su avance en el equipo por al menos un mes. Esperaba que las cicatrices no fueran demasiado obvias, pero que principalmente no acabaran involucrando su movilidad. También podían empezar a correr rumores especulando la razón por la que había peleado fuera de los dormitorios, arruinando la poca reputación que tenía. Tomó la bolsa de plástico del suelo.
Se asomó de vuelta cuando un sonido de esfuerzo le hizo dudar de que alguno de esos tres hubiera despertado.
— Vamos, hyung... — Murmuró el castaño al que había ayudado y que movía con dificultad el cuerpo de su delgado amigo. — Te llevaré a un hospital esta vez, ¿sí? Despierta, por favor.
Parecía que iba a llorar.
Fue la primera oportunidad que tuvo para examinar su rostro con tranquilidad, y tuvo que morderse la lengua para no maldecir. Era Jungkook, un chico de la clase de Mingi y Yunho. ¿Por qué el mundo era tan pequeño? Ahora también debía preocuparse por los rumores que surgirían en el instituto si ese chico decidía hablar sobre lo que había ocurrido. Y la realidad era que no le apetecía volver a pasar por alguien violento y problemático.
Le contempló intentando colocar el cuerpo de su amigo a sus espaldas, pero era demasiado para alguien que estuvo al borde de desmayarse por la falta de oxígeno.
San, con la oportunidad perfecta para irse, volvió a dudar.
Aterrado de que su amigo pudiera estar gravemente herido por lo débil que era su cuerpo, Jungkook sollozo. No sabía qué hacer o cómo hacerlo. Una bolsa blanca con líneas rojas se posó frente a él, y alzó su mirada a quien se la tendía, encontrándose con San.
— Tómala.
El chico obedeció, aunque dudoso. San se acercó al pelinegro y lo subió a su espalda sin aparentar esfuerzo, pese a que sus manos dolían como el infierno.
— Recoge las pertenencias que les hayan quitado y sígueme.
No necesitó repetírselo dos veces. Recuperó sus celulares y carteras, omitiendo la bolsa con una sustancia de la que desconocía su nombre pero que sabía que pertenecía a Yoongi, y le siguió de cerca hasta la clínica a pocos metros del dormitorio. Nada más pasar las puertas recibieron atención de todos los lados.
Sus oídos se volvieron sordos a todo lo que el personal médico les decía. Dejó al pelinegro en una camilla cercana, y San fue empujado por un enfermero para que tomara asiento en la siguiente a esa. Los tres fueron atendidos en el mismo cubículo. A Jungkook le inspeccionaron, curando la herida en su hombro y colocando ungüento en las marcas de dedos de su cuello. Yoongi despertó poco después de que comenzaran a hacerle pruebas.
Con quién se demoraron más fue con San. Con lo profundas que eran las heridas del castaño fue pura suerte que no cortara ningún tendón, pero ahora tenían que vacunarlo y hacerle puntos. Agradeció que dejaron de hacer preguntas cuando los enfermeros entendieron que ninguno tenía ganas de hablar de lo sucedido.
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U CAN DO IT - woosan
FanfictionEl tan esperado inicio de la primavera. La nieve que ocultaba sus problemas se derrite, las discusiones florecen en las grietas de una amistad basada en silencios, y un amorío se desarrolla a espaldas de lo que se suponía que sería su último año de...