— Tienes un rostro único, muchacho.
Le ofreció una sonrisa a la señora que preparando una mezcla amarilla detrás del puesto. Hizo una reverencia, murmurando un «Gracias» por el halago, antes de terminar con su bungeoppang de un gran mordisco. La mujer se despidió sacudiendo su mano, y él correspondió el gesto antes de alejarse, alegre por su trato gentil.
Después de dos bocadillos se sentía satisfecho, así que deambuló buscando el lugar donde se encontraba Wooyoung y Yeosang, queriendo pasar el tiempo junto a ellos. Al menos fue así hasta que el aura cerca de uno de los puestos llamó su atención.
Jongho y Hongjoong esperaban por un par de sándwiches de huevo, intentando ignorar la mirada de otro chico. Era un estudiante de otro instituto, lo pudo saber al ver su uniforme, y tenía las puntas de su cabello negro pintadas de rojo. Su burlesca sonrisa era llamativa, y los comentarios no tardaron en llegar.
— Mierda, imagina ser tan alto como una chica. — El par de chicos que iban con él rieron ante su mala broma. Una clara burla a Hongjoong, que le daba la espalda. — ¿Por qué alguien se pintaría el pelo de un rubio tan feo? Parece un muñeco ken barato.
Probablemente solo quería llamar la atención, o mostrarse superior ante la bolita de idiotas que lo segundaban, pero Hongjoong lo maldijo internamente por hacerlo su objetivo. ¿Por qué debía ser él, de entre todas esas personas? Ni siquiera quería crear un escándalo, pero pensar en que estaba metiéndose con algo tan bajo como su apariencia le hirvió la sangre en segundos. Sin detenerse en la mirada de advertencia de Jongho, el mayor se dio la vuelta y enfrentó al chico que prácticamente estaba gritando en su dirección.
— ¿Puedes hablar menos fuerte? Creo que todos en la calle te escuchamos. — Fue su primer intento, queriendo mantenerse civilizado.
— Oh, ¿te sentiste ofendido por lo que dije, rubia?
— Nunca dije eso. — Segundo intento. Su voz se empezaba a tensar, junto a los músculos alrededor de su mandíbula. — Solo te pedí que hablaras más bajo. Hay gente aquí a la que no le interesa tu basura.
— Lo siento, enanito, desde aquí no puedo escucharte.
A la mierda lo civilizado.
— ¿Tienes algún puto problema conmigo, idiota?
— Y si lo tengo, ¿qué? — El desconocido, que ya había conseguido lo que quería al ver la piel de Hongjoong enrojecer, acercó su rostro al de Kim intentando intimidarlo por su ligera pero notoria diferencia de altura. — ¿Qué harás? ¿Golpearme con tus puños de bebé?
Hongjoong quiso responder, pero el ardor en su mano izquierda solo le permitió gritar de dolor. El pelinegro, sin ningún tipo de vergüenza, había tomado la mano del rubio para colocarla sobre la parrilla del puesto de comida. Kim logró sacar su mano del calor lo más rápido que el otro le dejó, pero estaba roja y escocia como el infierno.
Insatisfecho con eso, el alto empujó al pequeño chico contra el carrito, ocasionando que toda la estructura se moviera para atrás. En ese momento en que nadie sabía cómo reaccionar, San se coló por la espalda del desconocido. Pasó su brazo derecho por debajo de su axila, llevando la mano a su nuca como ancla, y abrazó su hombro izquierdo como un gancho. Aprensarlo fue la única forma pacífica de detener su agresión contra Hongjoong.
En aquella posición era imposible moverse, únicamente zarandearse con la esperanza de ser soltado. Y por la forma en que San le había inclinado ejerciendo presión en su cuello, solo le quedaba mirar al suelo con humillación.
— ¡Mierda! ¡Suéltame! ¿¡Quién carajo eres!? — Se sacudió sin éxito. San tampoco respondió. Le levantó como si fuera un niño haciendo un berrinche y lo arrastró a un sitio aparte.
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U CAN DO IT - woosan
FanfictionEl tan esperado inicio de la primavera. La nieve que ocultaba sus problemas se derrite, las discusiones florecen en las grietas de una amistad basada en silencios, y un amorío se desarrolla a espaldas de lo que se suponía que sería su último año de...
