59. Posesivo

36 4 0
                                    

Era posesivo.

A la edad de quince años, San tuvo que aceptar que aquello era parte de él y que por más que intentara manejarlo, le costaba pensar en compartir. Yeosang lo aprendió cuando eran niños: más de una vez trató de tomar alguno de sus juguetes durante sus horas de juego, y recibió varios golpes como respuesta. Le castigaron mucho por eso.

La historia fue similar con sus padres. Hyunsu estaba listo para empezar una nueva relación, pero San mostró los dientes contra Seoyeon. Creía que ella podría llevarse a su papá como una vez un hombre se "llevó" a su mamá, así que era obvio que no quería compartirlo. Curiosamente, eso evolucionaría a que San se mostrara territorial con su madrasta, exceptuando a Yeosang y Hyunsu, cuando alguien se le acercaba demasiado. 

Sumado a todo eso, era difícil que San olvidara algo: una vez que sentía posesión, no tenía forma aliviarla. 

Esa era la razón principal por la que se había absuelto toda su vida de buscar una pareja. Al menos hasta que llegó Wooyoung, que pareciera que ni le pidió permiso para meterse en su cabeza y tomar su corazón a una sola mano. En consecuencia, los hermanos intentaron advertirle en lo que se estaba metiendo. San fue claro al afirmar que no podría escapar de él una vez empezaran su trato de "no besos".

Y lo decía totalmente en serio.

Los padres de Wooyoung le habían pedido saltarse las clases de ese día por su propia seguridad, y el pelinegro aceptó gustoso. ¿Y cómo no? Se despertó a las tantas y recién se dignaba a buscar algo para merendar porque la hora del almuerzo ya había pasado.

Abrió la puerta del frigorífico, y paseó su mirada por todos los toppers que había dejado su padre en los últimos días. La mayoría se trataban de los mismos platillos que vendía en el restaurante, porque lo que menos quería hacer después de pasar todo el día encerrado en una cocina, era cocinar. Tomó uno de ellos, que parecía ser carne de res asada, y reunió los ingredientes necesarios para hacer un estofado. Sabía lo mucho que le gustaba la carne, así que se decidió por preparar un plato extra para San.

Con Summer de Kenya Vaun de fondo, se meció por el departamento realizando movimientos suaves de cadera y hombros. Se sentía cómodo, relajado y seguro en la cocina de su hogar. Cocinar era la segunda cosa que más le gustaba en el mundo, justo después de bailar.

El timbre sonó.

— ¡Ah! 

Sacó la cabeza del refrigerador con ambas manos sosteniéndole. El repentino ruido le había asustado y terminó estrellando sus parietales en el techo del aparato.

— Eso dolió. — Se quejó en voz baja. 

Hizo un puchero con los ojos llorosos, y le dio un vistazo a la hora en su celular. No pasaban de las dos de la tarde. San no debía llegar hasta después de las cinco, y sus padres no tendrían la necesidad de tocar teniendo sus propias llaves. Tal vez era un repartidor, o algún vecino.

Detalló su ropa: un short negro junto una camiseta oversize con el estampado de una hello kitty musculosa que su mamá odiaba y amaba al mismo tiempo. Se alzó de hombros, creyendo que se veía lo suficientemente presentable, y fue a la puerta.

Por lo que alcanzaba a ver desde la mirilla, el pasillo estaba vacío. Abrió desconfiado, buscando una caja en el suelo, pero no hubo rastro de ningún paquete. Cuando intentó cerrar la puerta de nuevo, una mano grande se interpuso y le obligó a abrirla de par en par.

Seojun apareció desde el costado.

— Jung Wooyoung.

— Yoo Seojun. — Respondió, ocultando su sorpresa. — ¿Cómo supiste dónde vivo?

U CAN DO IT   -   woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora