Necesitaba tener la mente ocupada si no quería estar pensando en el rubio teñido todo el día, así que decidió aprovechar su tiempo libre y ganar dinero. Mucho dinero.
Al menos esa era la intención antes de terminar trabajando como dependiente en la tienda de comestibles de su tía, acompañado de uno de sus primos, por un salario ofensivo.
Terminó de recoger la basura alrededor de la tienda en su camino hasta la puerta trasera, salió directo al callejón y lanzó la bolsa junto a las otras en el contenedor. Era repetitivo y no olía precisamente a rosas, pero al menos podía tomarse un momento para descansar cada vez que salía.
Apoyó su espalda en la pared, suspirando y pasando sus manos por su cabello. ¿Realmente era necesario quedarse solo para olvidarse de Hongjoong? Porque sentía que el efecto era exactamente el contrario. No podía sacarlo de su cabeza: tenía su hermosa sonrisa grabada a fuego y la veía cada vez que cerraba los ojos.
Se sentía culpable por saber que ese recuerdo era suficiente para traer algo de calma a su corazón.
— ¿Park Seonghwa?
El pelinegro miró a la boca del callejón, desde donde le habían llamado. Sumado a su tono de voz irritante y soberbio, reconoció sus rasgos toscos y su silueta alta. Oh Haejin.
— Sabía que eras tú. — Le sonrió, acercándose a él con ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Seonghwa maldijo internamente por su actitud despreocupada. — Has cambiado bastante. Ahora eres más alto y guapo.
— Gracias, supongo. — Murmuró rendido. Sabía que una vez lo reconocía ya no podría escapar de él y sus tontas charlas.
— ¿Qué haces por aquí? ¿Estás trabajando en esta tienda? — El castaño observó su ropa, y miró la puerta gris del establecimiento. — Que patético.
— ¿No vives en este vecindario? Hipócrita. — Escupió, y Haejin sonrió con descaro.
— Parece que aprendiste a ladrar... Antes solo te quedabas callado y gemías cuando te follaba. — Le susurró, pero el rostro del pelinegro no se inmutó. No se dejaría intimidar por ese idiota. — Si, vivo por aquí. Es exactamente por eso qué no esperaba verte a ti, alguien con un futuro taaan prometedor, por la zona.
— ¿Sabes lo que es un trabajo de verano?
De verdad no quería charlar con él, y empezó a buscar todas las formas en que podría terminar la conversación ahí. A final de cuentas, Haejin no era el tipo que estaba realmente interesado en los demás, solo buscaba molestar a otros para reírse un poco y burlarse junto a los imbéciles que tenía de amigos.
Como el idiota que hirió a Hongjoong.
Haejin se alzó de hombros, sacando una cajetilla de algún sitio y tomando dos cigarrillos entre sus dedos. Llevó uno a sus labios y le ofreció el otro, pero Seonghwa negó.
— Ya no fumo. — Eso era verdad, pero era parte de su plan para irse.
— ¿No? — Le miró sorprendido. — ¿Hace cuánto?
— Casi un año.
— ¿Cuándo te confesaste a ese rubito y te rechazaron? — Se burló, guardando el tubo de nicotina de vuelta en su lugar y encendiendo el suyo.
— ¿Tú qué mierda sabes de eso?
— Todos lo sabíamos. — Haejin saltó el humo de su primer calada. — Eras conocido en nuestra comunidad por ser alguien sexy y a quién le gustaba follar sin compromisos: el compañero sexual perfecto. Pero luego te enganchaste a un rubio teñido que te terminó rechazando, y al que seguías como perro faldero todos los días, ¿no? — El pelinegro se quedó callado, porque sus palabras no estaban del todo equivocadas.
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U CAN DO IT - woosan
FanfictionEl tan esperado inicio de la primavera. La nieve que ocultaba sus problemas se derrite, las discusiones florecen en las grietas de una amistad basada en silencios, y un amorío se desarrolla a espaldas de lo que se suponía que sería su último año de...
