24. Galería

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Amaba escuchar lo que otras personas tenían para decir. Darle un vistazo directo a lo que había dando vueltas por su cabeza, por más tonto o profundo que pudiera ser. Al mismo tiempo, visualizaba el conjunto de todo lo que podía salir de ellos como un cuadro que era pintado con cada pequeña parte. Recuerdos, opiniones, pasatiempos, disgustos, inseguridades.

No le gustaba poner límites a su pintura, pues creía que era pretencioso sugerir conocer por completo a una persona, y conforme pasaba el tiempo, colores eran cubiertos por otros así como las opiniones podían cambiar cuando se descubría algo nuevo y llegaba la duda de qué era lo correcto.

Matices, figuras, paisajes, personas, siluetas incompletas. Todo eso dentro de un solo cuadro. De una sola persona. Y era satisfactorio observar de lejos lo bonita que aquella imagen podía tornarse.

Cuando conoció a Yeosang pudo darse cuenta de que era un tipo de lienzo distinto al resto. Uno sin límite, con muchísimo a lo que poner color, pero que estaba previamente pintado de negro. Se ocultaba de él, y solo le regaló un recuadro blanco perfectamente delimitado al centro como espacio para expresarse. A él no le gustaba esa sensación de sentirse restringido, así que una vez que el blanco desapareció, se atrevió a cruzar la línea.

No eran colores vividos, apenas podías distinguirlos, pero existían, y se conformó con eso por mucho tiempo. Se adaptó a sus respuestas inconclusas, mirada extrañas e incertidumbre, porque le apreciaba. Hasta llegó a creer que había pintado suficiente, y se olvidó del negro que envolvía a Yeosang.

Por eso se sentía tan miserable al saber que ni siquiera aquello que creía conocer de su mejor amigo había sido una verdad completa.

— Mereces una explicación.

Después de que ambos chicos huyeran a la tienda de conveniencia con la excusa de comprar bocadillos para ver una película, Wooyoung y Seoyeon se quedaron en la cocina limpiando lo que habían usado.

— No creo que sea correcto entrometerme. — Su tono de voz era suave, igual al de la mujer, como si estuvieran teniendo cuidado de ser escuchados por alguien más.

— ¿Por qué lo dices?

— Le he preguntado a Yeosang sobre este tipo de temas antes, pero no parece especialmente cómodo hablando de ello. — Observó a la mujer colocar la comida sobrante en contenedores. — Pedirle a usted que me cuente podría ser cruzar la línea.

La conversación murió después de sus palabras, y Wooyoung no supo interpretar si había dicho algo incorrecto. Quería preguntar, pues el rostro de Seoyeon estaba apagado, pero apretó sus labios para no dejar pasar nada y solo se dedicó a lavar los platos. 

Un par de minutos después, cuando ya estaba perdido en sus pensamientos, Seoyeon se acercó a su lado para cerrar el grifo del agua, y ambos se miraron. Wooyoung estaba confundido por su expresión ilegible, intentando distinguir lo que le susurró.

— ¿Y si te pido que me escuches? 

Abrió los ojos de par en par.

Un nuevo lienzo, que creyó solo podría observar de lejos, se había plantado frente a él.

Wooyoung asintió: — Eso cambiaría las cosas.

— Creo que he estado guardando esto por mucho tiempo. — Seoyeon soltó un suspiro, tomando lugar a su lado. — San y Yeosang... Esos dos ya se han dado cuenta de que la fachada fuerte y positiva que intento mantener en pie no es más que una farsa.

Wooyoung se sacó los guantes que le había prestado Seoyeon cuando sugirió ayudarla, y se recargó en la encimera mirando a la nada.

— Ha sido difícil lidiar con las críticas de los demás. Con las miradas que te juzgan cuando estás paseando a tus hijos o estás haciendo las compras. Dejarlos en el colegio y escuchar a los otros padres murmurando "¿No tienen la misma edad?", "No se parecen en nada, deben ser de padres diferentes", "Es muy joven, ¿cómo puede tener dos hijos?". — Se llevó una mano al rostro, pasándola por su frente. — Intenté fingir que todo estaba bien para protegerlos, pero conforme crecieron, no pude seguir pintando el mundo de rosa para ellos.

U CAN DO IT   -   woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora