16. Abrazo

56 5 0
                                    

Tener unos brazos a los que correr para dejarte envolver era una sensación de la que no todos podían disfrutar. Para algunos, esos brazos pertenecían a un amigo. Para otros se trataba de su madre, o su pareja. Todos eran especiales, y en conjunto una bendición. Cálidos y revitalizantes. 

Algunas veces no se daba desde el primer momento y tenían que aprender a encajar sus piezas, pero siempre valdría la pena. Con eso en mente, San le dejó con cuidado en el suelo, sin finalizar el contacto. Esperó pacientemente a que sus emociones se apaciguaran, disfrutando de dejar caricias en su piel cubierta.

— ¿Woo? — Murmuró San. Sacó su rostro del espacio entre su cuello y hombro, fijándose en el gran grupo de gente que había a su alrededor.

— ¿Sí?

Al no recibir respuesta inmediata, el pelinegro alzó una de sus cejas y se alejó de Choi lo suficiente para ver su expresión.

San estaba haciendo puchero.

"¿Está haciendo puchero? Está haciendo puchero. Voy a morir de un ataque al corazón, joder".

— ¿Qué ocurre?

— ¿Cómo no pude notar tu cambio de look por la mañana? — Murmuró con sus labios abultados. La tentación de presionarlos con los propios invadió a Wooyoung, pero se aguantó. — Me enteré al mismo tiempo que todos.

Soltó una risa. Su primer instinto fue el de sacudir el cabello castaño de San en un intento de desprenderse del sentimiento de ternura que sentía, al igual que hacías con un perro, pero solo descubrió lo satisfactorio que era pasar su mano por entre los mechones.

— A la próxima, me encargaré de que seas el primero en saberlo, ¿está bien? — San asintió, mostrándole una sonrisa. — Aunque probablemente los profesores me obliguen a sacarme el rubio en un par de días.

— Eso debería ser un pecado. Te queda muy bien. — Dijo San. Una idea pareció cruzar por su mente, y se acercó a la oreja del pelinegro, retador. — Ahora que recuerdo, tú me habías acusado de ser alguien que llevaba a otros a pecar, pero ¿tienes el derecho de decir eso después de hacer una presentación así, Jung Wooyoung?

Un escalofrío le recorrió al notar que el tono de voz de San se había agravado.

— Si continúas por ese camino, vamos a terminar rompiendo la promesa antes de tiempo. — Soltó una risa nerviosa, evitando la mirada de San al tomar su mano y volver a buscar a su grupo de amigos.

Todos los que habían participado llevaban su ropa para el escenario aun, así que fueron camino a los baños para vestirse. Cuando Wooyoung cargó su mochila y notó que estaba tan vacía como siempre, un pequeño nerviosismo se implantó en él.

— ¿Yeosang?

— ¿Qué sucede? — El de la marca de corazón le miró, notando como rebuscaba en su mochila. Suspiró. — ¿Olvidaste tu ropa en el salón?

— Si.

— Vayamos, tal vez aún no han cerrado. — Tras esas palabras, Yeosang le tomó del brazo y lo encaminó en dirección al gimnasio.

San miró a sus costados, sintiéndose como un niño abandonado por sus padres en un supermercado. Estaba inseguro porque era la primera vez en todo ese tiempo que se quedaba a solas con esos chicos, pero decidió tomar aire y adentrarse en la conversación.

— Todas las presentaciones del club de música fueron buenas, pero definitivamente la suya fue la mejor, chicos. — Escuchó a Yunho, quién miraba con una sonrisa a Jongho. 

— Gracias. — Respondió el chico, tomando sus pertenencias de una de las esquinas. 

Hongjoong y Seonghwa se había alejado de ellos para buscar la mochila del rubio, así que San creyó que sería una buena oportunidad. Se acercó al chico vestido por completo de blanco.

U CAN DO IT   -   woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora