Treinta y dos

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JADEN

Mía parecía haberse quedado congelada mirándome, solo sonreía de una manera muy dulce y sus ojos brillaban más de lo normal ante la luz de la luna que estaba apareciendo.

-Fui un estúpido al no darme cuenta antes.-dije casi en susurro acercando mi rostro más al suyo.

-¿Estas seguro de lo que dices?.-dijo Mía tragando saliva con dificultad ante la cercanía de nuestros rostros.

Asentí con mi cabeza casi idiotizado mirándola fijamente. Moví mi cuerpo aún más cerca para quedar a centímetros de cercanía. Observaba su rostro como si se tratase de la escultura más linda que he visto. Ella lamió sus labios levemente y yo fije mi mirada en ellos, como si estos estuvieran tentándome para volver a tocarlos.

Me acerqué aún más, tanto que podía sentir nuestras reparaciones chocando y nuestras narices rosándose.
Con una de mis manos tomé la mejilla de Mía para acariciarla levemente y con esta misma maniobra la acerque más a mi, ella en ningún momento se tensó ni se negó, lo cual inconscientemente me hizo escapar una sonrisa que termino rosando sus labios.

-Ya bésame, Jaden.-dijo porfin Mía.-Me estás matando.

Escuchar esas palabras fue el mejor impulso que podría haber recibido, para juntar mis labios con los de ella.
Nuestros labios se unieron en perfecta sintonía en un largo beso, y yo inmediatamente sentí que mi corazón danzaba dentro de mi pecho, mis manos sudaban y mi estomago era un vuelco de emociones.
Sus labios eran delicados y suaves, y tenían un toque dulce debido al gloss que traía, que me volvía loco.
Nos separamos unos segundos producto de la falta de aire, pero no nos detuvimos, seguimos besándonos por largos minutos.

Sinceramente, sentía que podría estar todo el día besándola y no me cansaría, era como si nuestros labios tuviesen un imán que lograban que estos encajaran perfectamente, haciéndome sentir que era el mejor beso de mi puta vida.

Mía lograba hacer que su lengua jugara con la mía en aquel beso, volviéndome completamente loco.

Me separé un poco de ella para tomar su cuerpo y posicionarla entre mis piernas para tener su cuerpo más cerca del mío.

Ella me miró con una media sonrisa, sin despegar su vista de la mía.

-Eres tan hermosa.-dije casi en susurro, acariciando su cabello.

-No es cierto.-ella rodó levemente los ojos con una mini sonrisa.

-Claro que si es cierto, eres preciosa Mía.-me acerqué para darle un beso corto.-Me encantas.

-Me cuesta creer que esto es real, Jaden.-Mía suspiró viéndome.

-¿Por que?.-fruncí mis cejas sin dejar de acariciarla.

-No lo sé, estuve tanto tiempo ocultando lo que sentía por ti, que esto es como un sueño.-ella se encogió de hombros.-¿Que pasará con nosotros? ¿Que hay de Zoe?

-Espero que todo mejore entre nosotros, espero que nunca nos alejemos, espero poder besarte, abrazarte y tenerte conmigo todos los días.-sonreí levemente al ver su sonrisa también.-Y con Zoe, desde el momento en que me di cuenta que sentía cosas por ti, conversé con ella, tanto ella como yo sabíamos que lo nuestro nunca funcionó, y tampoco iba a funcionar, eso ya terminó.

-Entiendo.-Mía asintió.

-Quiero estar contigo Mía.-suspiré sintiendo infinitas ganas de volver a besarla una y otra vez.

-¿Como novios?.-Mía abrió un poco sus ojos y yo asentí con mi cabeza.

-Pero no tengo prisa.-dije.-Quiero que salgamos, que tengamos citas y todo lo que conlleva este lindo proceso.-sonreí.

Ella sonrió acercándose a mi para abrazarme, yo la envolví en mis brazos y podría jurar que sentía el corazón de Mía chocando en mi pecho.

De pronto, sentí mi teléfono comenzar a vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Mía se separó de mi y yo saqué el teléfono.

"Videollamada entrante de Luke"

Estos días había conversado mucho con Luke acerca de lo que haría, y cuando Mía aceptó que conversáramos hoy, lo llamé emocionado, a lo cuál el me dijo que le avisara como me iba.

Mía al ver lo que decía la pantalla abrió su boca completamente formando una "o" perfectamente.

Yo reí y contesté la llamada, dejándome ver automáticamente al rubio tras la pantalla.

-No quiero sonar impaciente, pero en mi defensa, dijiste que me avisarías como te había ido y no me haz dicho absolutamente nada.-dijo Luke.

-¿Luke?.-Mía sonreía sorprendida asomándose en la cámara de mi teléfono para lograr verse.

-Uh, hola.-el sonrió de manera inocente y ella rió.

-¿Que es todo esto?.-dijo Mía mirando tanto el teléfono como a mí y yo solo reía de su cara de confusión.

-Luke es mi cómplice.-dije finalmente y escuché la risa de Luke a través del teléfono.

-No lo puedo creer.-Mía negó con su cabeza mientras sonreía.-Luke, tu y yo vamos a hablar.-volvió a mirar el teléfono.

-Ey, no lo regañes, deberías darle un premio por ser tan buen amigo.-dije yo entre risas.

-¿Ya oíste Mía?.-dijo Luke.

-Todo salió bien.-sonreí al teléfono.

-Si ya lo veo, es notorio con tu sonrisa de bobo que traes.-dijo Luke y Mía rió.

-Muy chistoso.-entrecerré mis ojos.

-Bueno, eso quería saber, puedo descansar en paz ahora.-dijo Luke.-Los dejo tranquilos a los tortolitos.

-Adiós.-dije sonriente y Mía se acercó a la pantalla.

-Adiós, te amo.-dijo ella con una gran sonrisa y Luke lanzó un beso para cortar la llamada.

-Luke es genial.-admití dejando mi celular de lado.

-Lo sé.-ella asintió con su cabeza.-Es el mejor.

Nos quedamos conversando hasta que anocheció completamente, mientras comíamos algunas de las cosas que compré para este picnic improvisado, sin contar las miles de veces que abrazaba y besaba a Mía, me sentía tan feliz.

Desde que Mía llego a mi vida, todo ha sido diferente, me ha echo sentir como nunca nadie me había echo sentir, juraría que nunca me había sentido así, tan pérdida y locamente enamorado por alguien.

Ahí es cuándo me di cuenta que Mía me tenía comiendo de la palma de su mano, y en verdad, no me quejo.

Cuándo se nos hizo tarde, nos fuimos a casa, invité a Mía a dormir, aunque se negó muchas veces, terminó aceptando.

-¿Quieres que te preste algo para dormir?.-pregunté viendo mi closet cuando ya estábamos en mi casa.

-Claro.-ella asintió desde la cama.

Le presté una camiseta y unos pantalones de buzo.

Ella se fue al baño para cambiarse y al cabo de unos minutos llegó a la cama nuevamente.

-¿Tus papás no se molestan si duermo contigo?.-ella me miró dudosa.

-Para nada, ya les dejé un mensaje avisándoles, solo me dijeron que mañana debía ir si o si a la escuela.-sonreí.-Ellos son relajados en ese sentido.

Mía sonrió y se metió a la cama completamente, yo ya estaba acostado, por ende la tapé con las mantas de mi cama y abrí mi brazo para que se acurrucara en mí. Ella no lo dudo y posicionó su cabeza en mi pecho mientras me abrazaba el torso con uno de sus brazos.

-Te quiero.-dije casi por impulso y ella me miró algo asombrada.

-Y yo a ti.-ella sonrió y dejo un corto beso en mis labios.-Buenas noches.

-Serán más que buenas si estás a mi lado.-besé su frente y ambos nos acomodamos para dormir.

𝐿𝒶 𝓉𝑒𝑜𝓇í𝒶 𝒹𝑒𝓁 𝒶𝓂𝑜𝓇 ~ [𝒥𝒶𝒹𝑒𝓃 𝒲𝒶𝓁𝓉𝑜𝓃]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora