Capítulo 5

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Habían pasado ya tres días desde Nochebuena, Violeta le había mandado un mensaje para invitarla a tomar algo al final de su turno hoy. Obviamente Chiara le había dicho que sí. No podía negar que verla con su nueva novia había despertado fantasmas del pasado, pero le había estado dando vueltas a la situación y había decidido que tenía que darle una segunda oportunidad a su amistad. Violeta cuidó de su padre pese a estar enfadadas, se merecía que Chiara hiciera el esfuerzo.

Se miró al espejo de su habitación en la suite del hotel. Se había quedado allí con su padre, que en esos momentos estaba en el pequeño salón de al lado. Ese día había decidido trabajar desde casa.

- Buenos días, papá –dijo Chiara saliendo de la habitación. Se fijó en su padre, que parecía cansado-. ¿Estás bien? No tienes muy buena cara.

- Buenos días. Sí estoy bien, sólo es que no he pasado muy buena noche. ¿No te quedas a comer?

- No, es que he quedado para comer en casa de Carolina, y luego voy a pasar la tarde con Violeta.

- Qué bien hija, como me alegro de que hayas arreglado las cosas con Violeta. Es muy buena chica. –Kiki asintió con la cabeza. Se acercó a su padre para darle un beso en la cabeza como despedida-. Por cierto, ¿has pensado cuanto tiempo vas a quedarte?

- Pues... la verdad es que quería quedarme una temporada. Aún no sé cuánto tiempo, pero... -no sabía que iba a pensar su padre de esa decisión.

- Me alegro mucho, hija. –Interrumpió Fernando-. Nos podemos quedar aquí los dos el tiempo que haga falta. Además, cuando tengas un poco de tiempo quiero que hablemos sobre varias cosas...

- ¿De qué quieres hablar? –preguntó extrañada.

- Hoy da igual, otro día, en serio. No te preocupes.

Chiara salió de la habitación. Mientras iba hacia la casa de Carol fue pensando en que podría ser lo que su padre le quería contar. Pero al llegar al portal de su amiga se le olvidó. Tenía tantas ganas de verla. Habían mantenido el contacto durante el tiempo que Chiara había pasado en Manchester, pero no era lo mismo. Tocó el timbre del portal y se subió al ascensor. En cuanto la puerta se empezó a abrir Carol se le tiró encima.

- ¡Iglesias! ¡Qué me ahogas! –dijo riendo Kiki.

- ¡Guiri, qué feliz soy de que estés aquí! -siempre la llamaba así en referencia a la nacionalidad británica de su madre.

Siguieron abrazadas en el pasillo, enfrente de la puerta del piso de Carol, hasta que un carraspeo las interrumpió.

- Pero bueno, Carol, cómo eres tan maleducada. ¡Preséntame coño! –la que hablaba era una chica de impresionante melena castaña y piel bronceada. Era guapísima, para que engañarnos.

- Qué entrometida. –Dijo Carolina, y las dos se rieron.

- No te pongas exquisita, que no eres tú muy fina precisamente.

Ahora la que se rio fue Chiara. En sólo 30 segundos la chica ya le había caído bien.

- Que venenosa... -Dijo Carol con su mejor cara de rencor. - Julia, esta es Chiara, Kiki o guiri para las amigas. Y Kiki esta es Julia Medina... sí, como la del Internado. Venga, ya estáis presentadas.

- Qué capulla... -Volvió a decir la castaña-. Eres la famosa Chiara, ¿no? –la chica se acercó a darle dos besos-. Por favor no hagas broma con lo del Internado, que eso ya está pasadísimo de moda. Soy la compañera de piso de este desastre de señora.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora