Capítulo 27

7.9K 361 37
                                    

Chiara sostuvo a Violeta entre sus brazos. No se atrevía a apretarla más fuerte contra su cuerpo, pero tampoco quería soltarla.

-          ¡Pero mira lo que nos trajo la marea!

Puta Carol. De verdad que capacidad tenía para interrumpir. Violeta se soltó del abrazo, aunque no se separó totalmente sino que mantuvo una mano en la espalda de la castaña.

-          Carolina Iglesias, mi nueva empleada. –Dijo Violeta sonriendo.

-          De eso nada, yo solo estoy aquí ejerciendo un poco de Pepito Grillo, pero vamos que no entro en plantilla. Tengo un cache alto, no te lo podrías permitir, bonita.

-          Mira que es engreída, eh. –Violeta miró a Kiki mientras lo decía.

La castaña contestó con una sonrisa. Estaba demasiado impresionada como para decir nada.

-          ¿Has venido a liberarme de esta tortura?

-          No vuelvas a llamar a mi bar tortura, avisada quedas. Pero sí, he venido a hacerme cargo de mi negocio. Ya sabes, todo ese rollo de que trabajo dignifica.

-          Estoy segura de que eso lo dijo algún jefe con los bolsillos llenos de dinero mientras sus empleados hacían horas extra. –Contestó Carol mientras caminaba hacia la barra.

-          Touché. –Violeta caminó detrás de Carol, arrastrando a Kiki con ella-. Tenemos que hablar. –Le susurró casi al oído.

Chiara se limitó a asentir mientras veía como la andaluza entraba en el almacén de su bar. Carol desde el otro lado de la barra le dirigió una mirada interrogante.

-          ¿Qué te ha dicho? ¿Qué hace aquí? –preguntó Carolina en voz baja cuando Chiara estuvo lo suficientemente cerca.

-          Pues está aquí porque es su bar, me parece bastante lógico. –Su amiga le dirigió la clásica mirada de "No me jodas"-. No sabía que yo estaba aquí, se ha quedado tan sorprendida como nosotras.

-          Pero estabais abrazadas.

-          Sí, me ha abrazado ella. Y ahora me ha dicho que tenemos que hablar.

Carol suspiró dramáticamente y empezó a buscar algo en los bolsillos de su pantalón. Sacó unas llaves y se las dio a Chiara. Que las sostuvo en su mano sin entender nada.

-          Las llaves de mi casa. Dile a Violeta que podéis ir a hablar allí.

-          Pero...

-          Ir a casa de Vio está feo, también era la casa de Yuls. Y cuando invitas a alguien a un hotel suele ser para follar, no queremos que se sienta violenta. Yo me quedo en el bar.

-          ¿Queremos?

-          Sí, queremos. Yo estoy personalmente muy afectada por toda esta situación que habéis montado a mi alrededor. Los bollodramas son más divertidos en las series de televisión... siempre y cuando no maten a una de las protas, que es algo que por otra pasa mucho más de lo aconsejable.

-          Tienes razón, eres la que más está sufriendo con todo esto.

-          Voy a ignorar el tono sarcástico.

-          Carol, no le puedo decir eso a Violeta...

-          ¿Qué es lo que no me puedes decir? –preguntó Vio acercándose a donde estaban las otras dos.

No la habían escuchado salir del almacén. Chiara miró a Carol buscando ayuda, no sabía que contestar.

-          Vamos a hablar claro. –"Puta Carolina", volvió a pensar Kiki.- Vosotras dos tenéis que hablar, y cuanto antes mejor. Así que os dejo las llaves de mi casa para que tengáis un sitio tranquilo.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora