Capítulo 36

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-       Vio... Violeta por Dios, apaga el despertador. –Kiki sentía que la cabeza le iba a explotar si el su novia no apagaba el móvil de una vez.

-       Buff....

Al final Chiara se estiró por encima de Violeta para apagar esa máquina maligna.

-       Cariño... Eres tú la que te tienes que levantar. –Kiki beso la cabeza de la pelirroja mientras se volvía  a esconder entre las sábanas.

-       No quiero.

-       Me encanta cuando eres tan madura. –Dijo riendo Chiara.

Violeta no contestó, y KIki se dio cuenta que en esta ocasión el problema no era la pereza. Así que acercándose a ella la arropo entre sus brazos.

-       Si fuera para ir a trabajar me daría igual madrugar, ¿sabes? –Habló por fin Vio.

-       Lo sé cariño, pero esto no es definitivo, Amaia y Alfred van a volver.

-       Es mi mejor amiga. –Vio se incorporó en la cama y apoyó su espalda contra el cabecero-. La voy a echar muchísimo de menos, pero es que encima me da miedo que no esté haciendo lo mejor para ella. No me gusta estar madrugando para llevarla al aeropuerto.

-       ¿Por qué lo piensas? Al final arreglaron las cosas con Julia, ¿no?

-       Si bueno... Juli le dijo que se fueran a vivir esa aventura y que los esperaría, pero no me convence. Y no veo a Amaia contenta, creo que ella tampoco confía totalmente en que las cosas con Julia vayan a ser tan sencillas.

-       Bueno, cielo, Amaia ha tomado una decisión, no puedes elegir por ella. Y no va a dejar de ser tu mejor amiga porque no esté aquí físicamente.

-       Ya lo sé...

Violeta finalmente salió de la cama. Después de una ducha y de desayunar volvió a la habitación, donde Kiki seguía durmiendo. Ya vestida se acercó para dejarle un beso, y la castaña se despertó.

-       ¿Ya te vas?

-       Sí, Julia me ha mandado un mensaje, ya me están esperando abajo. No te quedes mucho en la cama, acuérdate de que comemos con tu padre, Ruslana y Omar.

La castaña bufó pero asintió. Habían quedado a comer con los demás para celebrar que finalmente Violeta había aceptado el dinero de Fernando y era la propietaria del bar. En condiciones normales, Vio estaría feliz con su nueva situación, pero la marcha de Amaia le cambiaba todo.

Por eso cuando por fin entró en el coche donde sus amigos la esperaban no puedo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Sentadas en los asientos traseros se abrazó a Amaia, que también estaba emocionándose.

-       ¿Empezáis tan pronto? –preguntó Alfred, queriendo con humor quitarle intensidad a ese momento. El chico iba de copiloto y Julia conducía.

-       Ya sabes como soy. –Contestó Violeta.

Sin embargo, eso fue prácticamente lo único que hablaron en todo el trayecto. Violeta pudo notar que entre sus amigos había algo más que tristeza, sobre el coche pesaba una tensión que la granadina no lograba entender.

Por eso cuando se bajaron del coche, mientras cogían las maletas, Vio aprovechó para acercarse a Amaia y hablar a solas con ella.

-       ¿Os pasa algo? Aparte de lo obvio...

-       Pues no sé. Anoche estuvimos genial, puedes imaginarte... buah, que va, no puedes imaginártelo, pero luego...

-       Joder, Amaia, anécdotas sexuales ahora mismo no.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora